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Colon » El Entre Rios
Fecha: 17/09/2025 06:30
La Asociación Civil Pastores Unidos de Concordia (APUC) publicó el lunes último una carta abierta en la que reflexionan sobre la situación social de la capital del citrus.En el documento los religiosos advierten que “nadie debería normalizar el padecimiento, mucho menos quienes tienen en sus manos las herramientas del estado, con las cuales sacar de la humillación, la postración, del hambre y la desesperanza a sus habitantes. No puede ser normal vivir sin dignidad”.El religioso describió una escena concreta para explicar qué significa “normalizar” los padecimientos. Dijo que frente a los tribunales de Concordia, en el microcentro de la ciudad, hay un volquete con basura, donde es frecuente que haya personas revolviendo para comer: “Pasan por esa vereda muchas personas de la política, de cualquier partido político le hablo, no de uno sino en general, de cualquier partido puede haber personas que cruzan hablando por teléfono y ven las personas allí buscando la basura y pasan como que si nada, como que no ven, como que si no existe. A eso me refiero cuando con normalizar esas situaciones. Pasan, miran, siguen. Ellos tienen la capacidad de gestionar, la capacidad de proyectar, la capacidad de cambiar esta realidad y lo que suelen hacer es pasar de largo”.Miño alertó que las iglesias evangélicas enclavadas en las barriadas de la periferia no dan abasto en el intento de socorrer a los más urgidos: “Necesidades básicas, necesidades de comida; muchas congregaciones ya no dan abasto de estar dando alimentos, que la gente va a pedir alimentos a las iglesias y con los recursos propios que tenemos son muy limitados, son escasos y ya no estamos dando abasto. Esa es una realidad, tanto en ropa, tanto en comida, tanto en asistencia espiritual, asistencia emocional”. usted pasa por acá por calle Mitre, hay un volquete ahí en tribunales y pasan por esa vereda muchas personas de la política, de cualquier partido político le hablo, no de uno sino en general, de cualquier partido puede haber personas que cruzan hablando por teléfono y ven las personas allí buscando la basura y pasan como que si nada, como que no ven, como que si no existe. A eso me refiero cuando con normalizar esas situaciones. Pasan, miran, siguen. Ellos tienen la capacidad de gestionar, la capacidad de proyectar, la capacidad de cambiar esta realidad y lo que suelen hacer es pasar de largo. Duele muchísimo ver que personas que tienen la capacidad de decidir, pasan de largo. “Es muy chocante para nosotros, cristianos, ver personas metidas en los contenedores de basura, revolviendo la basura, buscando, y algunos incluso comiendo ahí en el mismo tacho de la basura, de los desechos que otros tiran y ellos los emplean para comer, sin saber el estado sanitario de ese alimento, si está vencido, si no está vencido, si no está contaminado con alguna otra cosa”, describió.“Estamos muy preocupados y alarmados por esta situación que estamos viendo –insistió el Pastor Marcelo Miño-, más allá de los informes, más allá de los números, más allá de la tasa inflacionaria, más allá de todo lo económico que por ahí nosotros tampoco manejamos muy bien, porque no nos especializamos en la economía ni en esas cosas, pero sí, en el día a día, en el estar con las personas, ver las necesidades, y que no es cuento, que no es algo imaginario, algo que se agravó en estos últimos tiempos, de ver tanta gente necesitada”.-Sí, es más grave en los últimos años. Me hace recordar mucho a la época del 2001, salvando las distancias y salvando las diferentes situaciones, pero gente necesitada realmente. A veces, cuando hay necesidad, la gente como que le da vergüenza y espera y soporta y aguanta, pero cuando ya la necesidad es urgente, como que la vergüenza y esas cosas quedan de costado y se ven estas realidades de necesidad, de pedir. La pobreza siempre estuvo. La notamos más grave ahora; antes la gente pedía una limosna, pedía una moneda; ahora dicen ‘dame algo de comer, dame un alimento, dame un paquete de fideos’. Antes pedían una moneda, ahora te piden un paquete de fideos; entonces, uno se da cuenta de que la realidad es otra.El daño emocional y psicológico que se ejerce a través de esta situación en las familias es actualmente, diría yo, casi irreversible, porque es una marca en la psique que queda y en el alma que perdura por mucho tiempo.-Lazos familiares que se destruyen y personas con problemáticas de ataques de pánico, de angustia, de tristeza, de depresión. Y a veces esas situaciones no salen en las encuestas, no salen en los índices, pero sí las notamos nosotros. Mucha gente deprimida, bajoneada, mucha gente con ataques de pánico. Y creo, desde nuestra humilde opinión y posición, que tenemos que juntarnos entre todos, hablo de la ciudadanía, y empezar a ser un poco solidarios con aquellas personas que están en esa necesidad. Porque antes decíamos fuera de los bulevares. Pero ahora, caminas por el centro y vas a ver gente que está metida en los volquetes de basura revisando; o sea que la problemática de los barrios se ha trasladado también al centro de la ciudad.-La dignidad se pierde cuando ves a alguien revisar la basura. La dignidad se pierde cuando ves a un niño pidiendo algo para comer. La dignidad se pierde cuando ves a personas cuando hace frío con pantalones cortos. La dignidad se pierde cuando la gente no tiene un lugar para bañarse o para hacer sus necesidades fisiológicas. La dignidad se pierde cuando también vemos…Como no está bien, sigamos adelante.La realidad económica, macroeconómica, o como quiera llamarla, a veces pasa por números fríos que hablan de x cantidad de personas, como si fuera algún número y no, no, no lo aprecian en la realidad. En la realidad que vemos todos los días.-No, la única comunicación que hemos tenido ha sido con algunos hermanos de la fe, de otras provincias y de Paraná, solidarizándose con la carta abierta que hemos publicado. Pero de otros sectores no hemos recibido ninguna llamada ni nada por el estilo todavía. Estamos dispuestos al diálogo. Nosotros no queremos escrachar a nadie. No es esa nuestra intención. Sino que podamos visualizar la realidad en la que estamos viviendo y tratar de sacar medidas que puedan paliar o erradicar esta situación en nuestra querida ciudad de Concordia, principalmente.-Personas acampando por horas en las guardias de hospitales, ¿las han visto? Quienes asisten a nuestras congregaciones, ellos mismos nos cuentan y nos mandan a veces fotos o videítos. Cuatro de la mañana, tres de la mañana, haciendo cola para que le den un turno. A veces dan tres turnos, cuatro turnos, y hay veinte personas y quedan quince sin turno y se comió toda la madrugada sin dormir ahí, haciendo cola. La atención pública que antes era muy buena, hoy por hoy es horrible conseguir un turno. Las personas con discapacidad, las personas con algún problema neurológico y cualquier otra patología, tienen que hacer colas interminables y a veces hay que ir varias veces para conseguir un turno. Y lo que se puso de moda ahora es pagarle a alguien para que vaya, los famosos turneros. Eso también es perder la dignidad.
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