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» El Ciudadano
Fecha: 14/09/2025 10:17
Por Lara Rosales / Especial para El Ciudadano En el centro del pasillo de la galería Cassini, un maniquí lleno de brillos mira el paso de los caminantes. Es Margot, la modelo exclusiva de Cloe, el local que Claudia inauguró cuando ya estaba próxima a jubilarse. Margot tiene su mascota: un colibrí bordado en el bolsillo del blazer y una gorra llena de tachas que le tapa un poco la cara, mientras quienes buscan lucir como ella revuelven los percheros. Carteles de “todo por $2000” o “$3000” llaman a revisar los percheros de la galería. Las camisetas de Messi y camperas de jean están listas para que un nuevo dueño las encuentre. Hay algunas que llevan años a la espera: que al fin llegue el indicado para vestirlas o transformarlas en una nueva pieza. Allí habita todo tipo de ropa: pantalones de cuero, de jogging, vestidos de fiesta, ambos de trabajo, enteritos para bebés. El fondo de la galería es el territorio de Juana, la prima hippie de Margot. La dueña del local le puso el nombre en honor a su abuela. Es que con la ropa de ella empezó la aventura de la moda circular que hoy logró un espacio en la galería. Juana tiene una blusa roja explotada de colores al estilo hindú y tres collares, uno encima del otro. Ella también trata de ocultar su mirada para no molestar a los exploradores, por lo que luce unos lentes de sol similares a los de Tom Cruise en Top Gun. Amante de la moda, la dueña de Cloe cuenta que con la ropa vintage sucede algo único: a veces las prendas están por muchísimo tiempo expuestas o guardadas sin que nadie las toque hasta que llega la persona indicada. Es aquella que busca “eso” en particular o que simplemente decide probarse ese objeto porque ha llamado su atención y “le queda pintado”: es como si el destino de la prenda se hubiese cumplido al fin. La Galería Cassini, que a partir de 2022 se llenó de locales de segunda mano, se ha convertido en uno de los mayores espacios para buscar tesoros como prendas que hoy vuelven a estar de moda y objetos retro, como juguetes y vinilos. Cada una de las tiendas tiene una estética única y en conjunto funcionan como un museo cuyos pasillos están intervenidos por carritos explotados de ropa en oferta. Con propuestas diferentes, la mayoría de sus tiendas pertenecen a feriantes de Oroño y el río que comenzaron con ventas los sábados y domingos, para luego expandirse en la galería. Abuela fashionista, nieta hippie Marta es la dueña del local al final del pasillo donde está Juana, el maniquí hippie. Es enfermera, pero como el sueldo no le alcanza hace 22 años vende ropa usada. Comenzó con la que había heredado de su abuela y hoy se especializa en vestuarios para teatro y calzado para baile. Marta selecciona la ropa por su intuición: dice que ella se enamora de las prendas y se guía de acuerdo con ese criterio, sin tener en cuenta las marcas. Además, asegura ser capaz de reconocer las prendas que ella vendió no importa el tiempo que haya pasado. La mayoría de sus clientes son los jóvenes que van en busca de piezas únicas: es la abuela fashion a la que acuden en busca de prendas de estilo. Italy La venta de moda circular no es nueva en la ciudad. La primera tienda de ropa de segunda mano de Rosario fue Italy, fundada en 1986 por Graciela Baroni, quien comenzó en su casa por medio de avisos que publicaba en el diario. Con sus lentes de carey verdes y demás accesorios, que denotan que no solo es conocedora del mercado de la moda sino también usuaria, analiza que “el cliente de feria no compra nuevo”. Y define: “Cuando vos empezás a comprar ropa reciclada no volvés a lo nuevo”. Como recalca cada una de las vendedoras: comprar ropa usada permite encontrar piezas que no se consiguen o que nuevas están demasiado caras. Un cochecito de los años 60 se expone en la vitrina: no carga ningún bebé, pero sí una montaña de ropa sobre la que duerme un peluche de “la llama que llama”. Es este llamado a la nostalgia el que invita a quien mira desde afuera a imaginar la cantidad de joyitas vintage que se pueden encontrar en el local. Con la voz de Phil Collins de fondo, llena de percheros y canastos rebalsados de ropa que van desde camperas de cuero a boxers, Italy se convierte en un lugar ideal para los amantes de las búsquedas del tesoro. Los dos salones del local sumergen a los visitantes en un viaje al pasado: los estantes están llenos de televisores y juguetes antiguos, las perchas lucen jeans que muestran cómo la moda cambia en el tiempo: algunos son de tiro muy bajo como usaba Britney en los tempranos 2000 y otros tienen el estilo de Bowie en los 70, un tiro alto casi hasta la nuca. Su dueña explica que “la feria es una pasión porque vos venís acá y no sabés que vas a encontrar”. Muchas veces quienes compran de segunda mano no van en búsqueda de conseguir algo en concreto, ya que los vintage no funcionan así: son más bien locales para ir con tiempo y revolver hasta dar con “un tesoro escondido dentro de tantas prendas”. Esta manera de ir a comprar ropa ha adquirido el nombre de coolhunting en internet debido a que tiene cada vez más adeptos: una cacería de tendencias. Amor descartable La llegada de Shein al país y el furor del fast fashion con tiendas como Othilia y Pola Nola parecieran indicar que ahora la ropa es descartable: las prendas no aguantan más que un uso por su calidad y por la rapidez con la que se queman las modas. Sin embargo, en Rosario hay quienes aún optan por ser únicos en su vestimenta y encuentran su lugar en las tiendas vintage o de segunda mano. La emblemática feria Italy, de Mitre y San Juan, y la recientemente renovada Galería Cassini muestran que todavía quedan quienes buscan calidad, distinción y ser ecológicamente conscientes a la hora de vestirse: son en su abrumadora mayoría jóvenes. La compra de ropa usada se presenta como una alternativa frente al daño que ocasiona la industria de la moda al planeta: los procesos de teñido y acabado textiles producen el 20% de la contaminación global de agua limpia. Quienes promueven la moda circular argumentan que con tantas prendas que ya existen, no es necesario seguir derrochando agua, energía y produciendo emisiones. El revolver hasta encontrar piezas únicas es una pasión para los que optan por comprar en lugares como Italy y la Galería Cassini. Frente al aumento de la compra desmedida de ropa barata y de baja calidad online, las ferias vintage se presentan no solo como alternativa ecológica, sino como experiencia singular para el consumidor de moda.
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