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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 11/09/2025 16:59
El director y dramaturgo falleció a los 76 años y dejó un vacío en el ámbito artístico (Facebook) El mundo del teatro argentino atraviesa un profundo luto tras la partida de Eduardo Lamoglia, una figura central y respetada de las artes escénicas, fallecido a los 76 años. La noticia, dada a conocer por la Asociación Argentina de Actores a través de su cuenta oficial de Facebook, impactó de inmediato en ámbito artístico, donde supo ser un modelo de trabajo, compromiso y generosidad hacia la comunidad artística. “Con profundo pesar despedimos a Eduardo Lamoglia, director, dramaturgo, docente y actor, cuya trayectoria es un ejemplo de compromiso con el teatro y la cultura. En las últimas décadas ,se destacó por su intensa labor en el Teatro El Tinglado. Nuestras sentidas condolencias a sus familiares y seres queridos, acompañándolos en este triste momento”, expresaron desde la entidad, reflejando el sentir de toda una generación. Lamoglia nació el 17 de febrero de 1952 y dedicó cada etapa de su vida al crecimiento y la difusión del teatro argentino. Su deceso se produjo el 11 de septiembre de 2025, dejando un legado inmenso en los escenarios y en la formación artística de decenas de actores y directores. Tras graduarse en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, no cesó de perfeccionarse junto a grandes maestros como Carlos Gandolfo, Julio Ordano, Omar Grasso, Saulo Benavente, Raúl Serrano y Augusto Fernández. Cada encuentro y cada aprendizaje marcaron los cimientos de una carrera cuya impronta aún se respira en las salas porteñas. Durante más de cuatro décadas, Lamoglia impulsó proyectos innovadores que marcaron a varias generaciones de actores y actrices En paralelo a su incansable labor artística, se destacó por una tarea pedagógica que atravesó generaciones. Fue el responsable de la Cátedra de Dirección de Actores, tanto en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales como en la Fundación Universidad del Cine. Extendió su vocación educativa a la Comedia Nacional de Luján, la Comedia Nacional de Bragado, la Municipalidad de General Belgrano, la Escuela de Arte dirigida por Cecilia Maresca, la Escuela Cyrano Arte en Formación y las Universidades Populares Argentinas. Allí, el futuro del teatro encontraba en él un guía cálido y exigente, capaz de abrir puertas a jóvenes talentos y profesionales en formación. Como actor supo imprimir su sello en trabajos memorables. Quienes pasaron por las butacas lo recuerdan en piezas como Cuando Belgrano perdió la inocencia, Hedda Gabler, Tres hombres de bien, Tres hermanos, Esperando a Godot, Hacela corta Beckett, La que besó y la que no besó, Detrás de esa puerta, entre otras. En cada rol, su profundidad interpretativa y su entrega revelaban la pasión por el oficio y el compromiso con la escena. Lamoglia fue referente de la formación artística en el Conservatorio Nacional y numerosas instituciones Pero su sello distintivo se consolidó en la dirección teatral. El artista adaptó y llevó a escena más de 40 obras, entre ellas Edipo, Joda tango, Jettatore, Mundo bicho, Una libra de carne, Esperando al Zurdo, La mueca, El señor Galíndez, Acá adentro, El conde de Luxemburgo, Víctor o los niños en el poder, El cruce sobre el Niágara, ?/11 Código para ciegos, Retazos y Pirandello por dos. Sus puestas se presentaron en destacadas salas no solo de la Argentina, sino también de Uruguay y Perú, ampliando fronteras y audiencias con una propuesta estética sólida y arriesgada. Uno de sus grandes aportes llegó a través del Proyecto de Teatro Histórico, idea de la que fue creador, autor y director. Obras como La revolución que no fue, Tiempo Argentino y Güemes, cronología de un héroe trascendieron la escena y fueron declaradas de interés cultural y educativo por la Cámara de Diputados de la Nación, la Legislatura porteña y la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación. Desde allí, integró los grandes relatos históricos del país con la poética y la emoción del teatro. Desde 2011, formó parte de la sociedad responsable de Teatro El Tinglado, asumiendo el rol de director artístico y convirtiendo el espacio en un verdadero faro del teatro independiente en la Ciudad de Buenos Aires. Allí, alentó propuestas diversas, abrió puertas a nuevos creadores y fortaleció el tejido cultural porteño. La imagen que compartió la Asociación Argentina de Actores para despedir al director y dramaturgo (Facebook) La propia entidad que reúne a los actores del país lo despidió con palabras de profundo agradecimiento: “Su generosidad hizo posible que nuestras afiliadas y afiliados accedan, desde hace años, semana a semana, y de manera gratuita, a la programación teatral de la sala El Tinglado”. El reconocimiento a su labor fraterna y a su vínculo con el sindicato deja claro que no solo se marchó un referente artístico, sino también un compañero imprescindible para la comunidad. Eduardo Lamoglia deja una marca indeleble en la memoria del teatro argentino. Sus alumnos, colegas y espectadores seguirán evocando su entrega y su amor incondicional por la escena, los textos y la verdad dramática. El aplauso se replica ahora en cada función, en cada sala y en cada nuevo sueño teatral que se inspire en su camino.
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