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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 10/09/2025 12:55
Araceli González y su madre, Rosa Juan Monteferrario, fallecida en septiembre de 2018. El tiempo no apaga las huellas que deja una madre. Este miércoles 10 de septiembre se cumplen siete años de la muerte de Rosa Monteferrario, la mujer que, en palabras de Araceli González, la acurrucó y le permitió desplegar sus alas. En esta fecha, la actriz se sumergió en recuerdos y le rindió tributo a su madre de la manera más sincera: compartiendo imágenes de su infancia y palabras colmadas de amor y gratitud. Así fue como la actriz se encontró con una caja de fotos que creía olvidadas, un hallazgo que movilizó sus sentimientos más profundos. “Y un día aparecieron estas fotos que creí perdidas. Tocan la fibra al máximo... Delfina, mi abuela y mi Mamá... ¿qué bellas no?”, expresa en una de sus publicaciones. Recorrió esas imágenes en las que la vida pareció detenerse: una niña sostenida por miradas cálidas, la abuela Delfina en segundo plano, la sonrisa de Rosa, la seguridad de un abrazo necesario. Araceli González y su mamá, Rosita Monteferrario, fallecida en 2018 tras luchar contra las consecuencias del Lupus La actriz abrió su álbum familiar y compartió su orgullo por formar parte de una tradición de mujeres fuertes: “Yo sé de dónde vengo. Sé quién me acurrucó y eso hace que vuelva a desplegar alas de seguridad, de pasión”, afirmó desde la honestidad que solo habilita la memoria. Describió a su madre, su abuela y su tía como mujeres trabajadoras, resilientes, siempre presentes; ellas transmitieron una fortaleza que todavía la acompaña. En las fotos, la infancia de Araceli se reconoce entre gestos cotidianos, abrazos, rondas familiares y la sensación de pertenecer a una historia que la sostiene y le da sentido. Con un carrete de fotos en blanco y negro, Araceli González recordó a su madre en el aniversario de su fallecimiento (Instagram) La partida de Rosa marcó un antes y un después. Para Araceli, la ausencia de su madre fue un golpe que removió su historia y la impulsó a buscar respuestas. Un deseo profundo de conocer su origen la llevó, años atrás, a viajar a Italia con sus hijos, Florencia y Tomás. Allí quiso reconstruir la historia del bisabuelo que, a fines del siglo XIX, cruzó el océano y se instaló en Santa Fe. “Quería conocer ese lugar porque sentía la necesidad de saber de dónde vengo”, declaraba entonces. Pero el regreso a sus raíces no es solo un acto simbólico: es una forma de reconstruirse, de dar sentido al recorrido, de dar valor a los recuerdos y a la propia identidad. Con las mujeres de su familia, Araceli González de bebé (Instagram) El último tramo de la vida de Rosa Monteferrario estuvo marcado por la lucha contra el lupus, una enfermedad crónica que afecta a menos del siete por ciento de la población y que golpea especialmente a las mujeres. Durante cuatro años, la madre de Araceli atravesó tratamientos y recaídas. Dos semanas antes del desenlace, su salud se agravó y tuvo que ser internada. En esos días, la actriz acompañó a su madre de cerca y volcó en redes sociales su dolor y esperanza. En uno de los mensajes, escribió junto a una foto: “¡Ella, la más bella! Mamita linda. ¡La está peleando de nuevo! ¡Por favor, seguí siendo esa guerrera! Estamos todos acá juntitos para vos, esperando que te despiertes”. El lunes 10 de septiembre de 2018, la noticia de la muerte de Rosa llegó a través de allegados y se viralizó por la voz de colegas como Ángel de Brito. Pocos minutos después, Araceli compartió en Instagram una imagen y un texto donde el amor y la admiración se mezclan con el dolor. “¡Luchadora, guerrera, madraza! ¡Cómo te voy a extrañar! ¡Tanto! ¡Sentimientos encontrados! Sonrío recordando nuestras carcajadas y emociones de vida, y te lloro porque no escucharte será muy doloroso”, reconoció. Con palabras firmes, celebró el coraje y la fuerza materna: “¡Tu alma está dentro mío! ¡Lo siento! Gracias por hacerme tan feliz. Gracias por entregarte tanto como madre. Nadie pudo ser más madre que vos. ¡Despertaré pensándote! Y que se cuide el mundo que yo me quedo con tu fuerza. Con tu valentía, con tu dignidad. Me quedo con tu sonrisa. Ella… ¡La más bella!”. La batalla de Rosa contra el lupus dejó marcas profundas en la vida familiar. Araceli acompañó a su madre en la enfermedad y compartió en la intimidad de las redes cada instante de esperanza, angustia y amor. Esas publicaciones de septiembre, las fotos perdidas, las palabras que parecen abrazar, construyen un refugio ante la ausencia y una declaración de pertenencia. “Los recuerdos abrazan”, escribe, colocando esas imágenes en el centro de su homenaje. Y en cada aniversario, su historia familiar se narra desde la memoria, la resiliencia, la pasión y la gratitud por todo lo recibido.
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