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  • “Re-dibujar el equilibrio”

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 08/09/2025 07:32

    Por Andrés E. Peretti (*) Durante el cursado de la Diplomatura Judicial en Género organizado por la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (OM CSJN) y la Asociación de Mujeres Juezas de Argentina (AMJA) que inició el pasado mes de agosto, los/as alumnos/s pudimos acceder al video “Inspirando al futuro sin estereotipos” (link: https://www.youtube.com/watch?v=pJvJo1mxVAE). En el video, filmado en el colegio Whitstable Junior (Kent, Reino Unido) en 2016, la docente inicia la actividad informando a los/as niños/as -de entre cinco y siete años de edad- que dibujarán a personas haciendo diferentes trabajos: bombero, cirujano y piloto de combate. Mientras los/as alumnos/as trazan líneas y usan colores, las docentes preguntan cómo imaginan a esos trabajos, a lo que responden: bombero “Gary”; “Stud”; “Sam”; cirujano “Jim Bob”. Además, los/as niños/as refieren a “él” cuando representan las profesiones y oficios que ejercen. Finalizado el trabajo, la docente deja ingresar a las personas reales. Para sorpresa de los/as alumnos/as, al aula entran una cirujana, una bombera y una pilota de avión, es decir, tres mujeres vestidas conforme sus profesiones y oficios. El video termina con una estadística: 61 dibujos representaron a varones y sólo cinco a mujeres. La experiencia fue replicada en Dinamarca, China, Canadá y Sudáfrica, y los resultados fueron similares: las labores de capitán de barco e ingeniero fueron representadas mayoritariamente por varones -54 vs. 9-; cirujano y piloto de carreras -39 vs. 6-; policía, constructora y remera -46 vs. 11- (link: https://www.inspiringthefuture.org/campaigns/inspiring-women/redraw-the-balance/). La campaña que inspiró los videos en cuestión concluye que los estereotipos de género se definen entre los cinco y los siete años de edad, y es aquí donde como jJuez de Violencia Familiar/Doméstica y de Género –pero antes, como papá– sentí curiosidad y dudas sobre la educación que brindamos a los/as niños/as. Por ello, repliqué el experimento con mi hija de ocho años, pero antes, creí conveniente hacer algunas adaptaciones. Consciente del desafío que plantea el idioma, evité usar las palabras “bombero” –firefighter-, “cirujano” –surgeon– y “piloto de combate” y le dije a mi hija que dibuje una persona que apaga fuego, otra que opera a gente enferma y finalmente, alguien que maneja aviones. Si bien el resultado generó orgullo y felicidad, sentí la necesidad de escribir estas líneas para pensar y re-pensar sobre los estereotipos de género, la clasificación –la mayoría de las veces, inconsciente, en especial, en niños y niñas– de determinados oficios y/o profesiones como trabajos de hombres o de mujeres, así como también la necesidad de educar o re-educar en igualdad y género como herramienta para promover una sociedad más respetuosa de las diferencias y que acepte e incluya a todos/as como sujetos de pleno derecho en ejercicio de su rol de ciudadanos/as. La educación en igualdad, parte del histórico voto del Dr. Petracchi en el precedente “Colegio Monserrat” de la CSJN (Fallos: 323:2659), parte de la premisa de que esa garantía irrenunciable no es una fórmula rígida e inmutable, ni menos aún, definible. Por el contrario, el significado y alcance de la igualdad debe ajustarse a los cambios de los tiempos, a las transformaciones de los puntos de vista y de las circunstancias exteriores. En el caso concreto de la educación, es necesario avanzar con el andamiaje externo, es decir, diseñar, planificar e implementar políticas públicas para prevenir y erradicar las causas profundas de la violencia de género y promover una cultura de igualdad y respeto hacia las mujeres y niñas. Además de las campañas de difusión y prevención, el desafío actual y permanente sigue siendo el mismo de los últimos 15 años: la educación sexual integral (ESI) conforme a la capacidad progresiva de niños, niñas y adolescentes, asignatura pendiente y objeto de permanente resistencia por ciertos sectores de la sociedad. Asimismo, más allá del complemento propio de la ESI, es necesario avanzar en la capacitación en género, tanto en establecimientos educativos como en nuestros hogares, en especial, con la irrupción de la tecnología y sus efectos en la creación, perpetuación y profundización de sesgos y estereotipos. En síntesis, educar o re-educar a los niños y niñas sobre cuestiones de género no sólo promueve el respeto, la tolerancia y la eliminación de estereotipos, sino que además, puede representar un instrumento más para ampliar sus aspiraciones e intereses sobre trabajos, oficios y carreras profesionales. (*) Juez de Niñez, Adolescencia, Violencia Familiar y de Género y Penal Juvenil de San Francisco, Provincia de Córdoba. Integrante de AMJA

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