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  • Álvaro Novo, el solista virtuoso en la orquesta desafinada

    » Diario Cordoba

    Fecha: 07/09/2025 07:36

    Escribió Baudelaire que «hay que ser sublime sin interrupción», pero fue precisamente la inversión de esa frase lo que terminó convirtiéndose en un célebre aserto. No, no puede uno instalarse en la excelencia perpetua. Ni es posible ni humano. Y, en cualquier caso, supone una carga de presión y responsabilidad para quien consigue en alguna actividad y en un momento concreto ofrecer la versión máxima. Del peso de las expectativas, de la autoexigencia y de la conversión de un profesional en una mercancía podría hablar Álvaro Novo Ramírez (Córdoba, 1978), uno de los mejores futbolistas nacidos en la provincia. Buen físico, visión de juego, capacidad de asociación desde el mediocentro o el extremo derecho… Con todo eso y con una buena dosis de honesta perseverancia –lo que llaman ahora resiliencia- a Novo le dio para cumplimentar un decenio como futbolista profesional. Una carrera corta, intensa, tan alocada como esa liga de transición entre dos siglos en la que estaba de moda entre los clubes vivir por encima de las posibilidades, inmersos en un ambiente de pelotazos económicos y operaciones desquiciadas. Álvaro Novo estuvo ahí, en el meollo. Lideró hacia un título a una entidad que jamás había ganado nada –el Mallorca- y probó en carne propia el lacerante día a día de entidades del calibre del Atlético de Madrid y la Real Sociedad cuando los planes se tuercen hasta lo impensable. Novo experimentó como pocos la noria del fútbol. Novo, ante Romero en un Deportivo de La Coruña-Atlético de Madrid. / GABRIEL TIZON ¿Qué hizo? Forjado en el colegio Salesianos –en el que estudió-, entró de manera natural en los equipos formativos del centro –el Don Bosco- al igual que sus hermanos. Del legendario campo de tierra del patio escolar pasó a ser reclutado por el Córdoba CF, donde llegó hasta los juveniles. Y al cumplir los 18… una historia repetida. El club blanquiverde, metido en la Segunda B, buscaba por la vía del talonario escapar de ese infierno y lo de mirar a los jóvenes no era un ejercicio habitual. Álvaro Novo no llegó a vestir la blanquiverde como profesional. Cogió las maletas y probó en el Carabanchel. Ahí se convenció de que podía vivir de esto. Ascendió en el primer curso, jugó 37 partidos y marcó 10 goles en Segunda B. Su equipo acabó descendiendo, pero su rendimiento le valió para que le llamara el Mallorca. Todo dio un vuelco. Se estrenó con el filial, por entonces en Segunda A, y quemó etapas a velocidad de vértigo. El 17 de enero del 2000 debuta en Primera jugando como titular ante el Real Madrid en el Bernabéu (2-1). En el ejercicio siguiente llega a la primera plantilla y se encuentra con Luis Aragonés, que le otorga su confianza. Entre 2000 y 2003 jugó 101 partidos de Liga, marcó 7 goles, disputó la Champions League y fue clave en la final de la Copa del Rey que dio al Mallorca el primer título de su historia en 2003. Al verano siguiente, Gregorio Manzano –ex del cuadro balear- llegó al Atlético de Madrid y pidió su fichaje, que también quiso el Girondins de Burdeos. El Calderón se lo tragó. A él y a muchos más. El club rojiblanco, añorando la época gloriosa del doblete del 96, no era capaz ni de meterse en competiciones europeas. Nada funcionaba. Aquello era una pasarela tragicómica. Novo desapareció de las alineaciones y pidió salir. El director deportivo de la Real Sociedad, Bakero, presenta a Álvaro Novo en 2005. / Javier Echezarreta Buscó la redención en la Real Sociedad y trató de sostener un barco que se iba irremisiblemente a pique. En su primer año jugó 33 partidos y los donostiarras se salvaron en la última jornada. En la siguiente echaron a su valedor, Bakero, y con Lotina apenas tuvo sitio en una Real que pegó un segundazo después de 40 años. Siguió allí, en la categoría de plata, sin contar para los técnicos y sin ninguna oferta que le interesara. Su estrella se consumió antes de la treintena. En 2008 salió libre al mercado. Hubo especulaciones –se habló del Lucena o de algún equipo de Polonia-, pero Álvaro Novo no volvió a vestirse de futbolista. La retirada fue un hecho consumado. Y después... El fútbol sigue formando parte de la vida de Álvaro Novo… como afición. Acude de vez en cuando a algún partido, hay medios de comunicación que le llaman cuando se producen efemérides –en Mallorca le idolatran-… Lo de ser entrenador o mantenerse vinculado en un puesto directivo lo descartó de inmediato. Tras colgar las botas, siendo aún joven, desvió esa necesidad de crear hacia otro escenario. Del césped a las bodegas. El cordobés, apasionado del vino, dirigió sus pasos hacia ese mundo y realizó estudios de sumiller. Álvaro Novo, a la derecha, con el personal del restaurante Arpiku en 2020. / Arpiku En el Arpiku, restaurante propiedad del cocinero Sergio Ortiz de Zárate ubicado en la calle Fernández del Campo, de Bilbao, Novo entró en 2020 como experto en vinos. El hombre que llevó el 10 de la Real Sociedad forma parte de un equipo hostelero en el que buscan la excelencia en las experiencias gastronómicas. Suscríbete para seguir leyendo

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