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  • Tijuana, el paso fronterizo donde la espera se eterniza

    » Corrienteshoy

    Fecha: 07/09/2025 01:21

    Tijuana, el paso fronterizo donde la espera se eterniza En 2017, Tijuana era un punto de choque. Los parques y aceras cercanas a los albergues estaban llenos de inmigrantes recién llegados con mochilas gastadas y bolsas de plástico en la mano. Algunos esperaban un turno para pedir asilo; otros, un lugar en un refugio. Desde el sur llegaban caravanas centroamericanas y haitianas ; desde el norte, los deportados mexicanos. El flujo era constante, y la ciudad parecía un hervidero que no descansaba. Era el tiempo en que Donald Trump, en su primer mandato, endurecía las reglas y amenazaba con cerrar aún más la frontera, y la tensión se sentía en cada esquina.Ocho años después, con Trump de nuevo en la Casa Blanca, la escena es otra. Las calles donde se formaban largas filas están vacías. Los grandes campamentos improvisados han desaparecido. El silencio domina lugares que antes eran un mosaico de idiomas, acentos y urgencias. MÁS INFORMACIÓN noticia Si La nueva realidad en Tijuana, en imágenes«Esto ya cambió, compa. Aquí ya no ves el corredero de gente que había antes», dice César —nombre ficticio—, que durante años trabajó como uno de los ojos del cártel de Tijuana, vigilando calles y movimientos. Ahora, con el Cártel Jalisco Nueva Generación controlando gran parte de Baja California, prefiere mantenerse al margen y observar. « Respira más despacio la ciudad , pero el aire… el aire sigue pesado».Durante años, la ciudad fue un punto de llegada para inmigrantes y deportados que no lograron alcanzar su sueño americano. En 2017, las calles, albergues y plazas estaban llenos de personas en tránsito, esperando una oportunidad para cruzar o rehacer su vida tras ser expulsados de Estados Unidos ÁLVARO YBARRA ZAVALACésar recuerda con claridad aquel 2017. «Era un chingo de movimiento. Los polleros trabajaban como nunca, los albergues reventaban, y el cártel sacaba su tajada. Todo el día entraba y salía gente.» La presión era tal que cualquier espacio podía convertirse en zona de espera: banquetas, plazas públicas, las inmediaciones de los refugios. En esos meses, Tijuana recibió cerca de un millón de los tres millones de mexicanos deportados bajo el gobierno de Barack Obama. A esa cifra se sumaban miles de inmigrantes de otras nacionalidades que quedaban atrapados por cambios en las políticas migratorias de Estados Unidos. Los albergues trabajaban al límite, y la calle era extensión natural de su saturación.«La gente que llega es porque no tiene de otra, y se queda… aunque aquí también está bravo»Hoy, las cifras muestran un cambio radical. Las detenciones en la frontera se han desplomado un 88% respecto a 2024. La eliminación de la aplicación CBP One y las nuevas restricciones al asilo han reducido el paso a mínimos históricos. Incluso la peligrosa ruta del Darién, que en 2024 registraba miles de cruces hacia el norte, ahora ve flujos de retorno hacia el sur. «Se corrió la voz: no hay forma de pasar. La gente que llega es porque no tiene de otra, y se queda… aunque aquí también está bravo», comenta César.Claudia trabaja como artista callejera en uno de los semáforos de la ciudad, buscando ingresos en el espacio público. Durante años, Tijuana ha sido refugio y punto de paso para inmigrantes y deportados que no lograron alcanzar su sueño americano ÁLVARO YBARRA ZAVALATijuana ya no es tanto un punto de tránsito como un destino forzado. Entre enero y mayo de este año, 901 personas solicitaron asilo en Baja California, casi el doble que en el mismo periodo de 2024.Muchos proceden de Honduras, Cuba, Haití, El Salvador y Venezuela . La vida en la ciudad se ha adaptado a esta nueva realidad. «Antes veías filas para cruzar. Ahora ves negocios nuevos de haitianos, venezolanos vendiendo arepas, y mexicanos deportados manejando taxis o chambeando en la construcción. Pero no es fácil. Aquí nada es regalado», dice César.En Tijuana Un 60% de población asegura sentirse inseguraEn las calles del centro, la mezcla es visible: restaurantes con carteles en creol, puestos de comida latina, trabajadores en obras que hace años estaban vacías. La percepción de inseguridad sigue siendo alta -más del 60% de los residentes dice sentirse inseguro- y el trabajo informal es la puerta de entrada para la mayoría. Sin el negocio masivo del tráfico de personas, las organizaciones criminales han redirigido sus esfuerzos hacia la extorsión, el reclutamiento de jóvenes y el narcotráfico. «Cuando se cierra un negocio, se abre otro. Así funciona aquí», apunta César, sin dar más detalles.Un grupo de mujeres haitianas descansa en el albergue improvisado 'Juventud 2021'. En 2017, una oleada de inmigrantes procedentes de Haití llegó a la ciudad con la intención de cruzar a Estados Unidos. La mayoría fue rechazada y quedó atrapada en un limbo jurídico, dependiendo de la caridad para sobrevivir. ALVARO YBARRA ZAVALAMientras tanto, en el norte, la política migratoria de Estados Unidos se ha endurecido. En los primeros 200 días de su segundo mandato, Trump ha duplicado las detenciones respecto a 2024: 109.000 arrestos, 40.000 de ellos de mexicanos. Desde enero, México ha recibido más de 75.000 repatriados, y solo un 6,5% ha encontrado empleo formal. El resto sobrevive con apoyos limitados de programas oficiales y la ayuda de organizaciones civiles. «Caen con una bolsita y su carta de repatriación. Algunos no habían pisado México en décadas. La familia quedó del otro lado… y aquí no tienen a quién arrimarse», cuenta César.Un laberinto bucocráticoLa espera, que antes se vivía en la calle, hoy se da puertas adentro: meses para resolver solicitudes, para encontrar un empleo o para reunir lo suficiente para rentar un cuarto. En los barrios periféricos, donde se asientan muchos de los recién llegados, la convivencia no siempre es fácil. Los prejuicios conviven con la narrativa de que «quitan empleos» o «traen problemas». «Eso siempre se ha dicho -admite César-. La diferencia es que ahora se quedan. Buscan chamba y compiten por lo mismo que todos: un lugar seguro y un techo.»Los prejuicios conviven con la narrativa de que «quitan empleos» o «traen problemas»La violencia no ha cedido. Tijuana sigue siendo una de las ciudades más peligrosas del país, con la pugna entre el CJNG y los grupos locales manteniendo las cifras de homicidios en niveles altos. En algunos barrios, las balaceras son parte del paisaje sonoro , y los inmigrantes, aunque no sean el objetivo directo, viven expuestos al mismo riesgo que los locales.Caminar hasta la línea divisoria es hoy una experiencia distinta. No hay filas, ni vendedores ambulantes, ni grupos esperando su cita. El muro pintado recibe más turistas que migrantes. «Antes aquí veías de todo: africanos, chinos, centroamericanos. Ahora ves un muro solo… y eso da más miedo que cuando estaba lleno», dice César. Para él, la ciudad respira de forma distinta, pero no por ello más segura. El flujo masivo de personas era un desorden que traía problemas, sí, pero también visibilidad. Hoy, la calma aparente oculta tensiones que no siempre se ven.Vista del muro fronterizo que separa México y Estados Unidos desde el lado mexicano, en la ciudad de Tijuana. En 2017, este límite físico era un punto de encuentro para inmigrantes en tránsito, familias separadas y activistas, y concentraba gran parte de la tensión migratoria de la región ÁLVARO YBARRA ZAVALAAcadémicos y activistas coinciden en que Tijuana ha pasado de gestionar un flujo de tránsito a absorberlo. El reto es integrar a quienes se quedan en una ciudad que ya carga con violencia, precariedad laboral y falta de vivienda. En 2017, el futuro se medía en cuántos lograban cruzar; en 2025, se mide en cuántos logran quedarse y construir una vida aquí. No siempre lo consiguen. Algunos terminan moviéndose a otras ciudades mexicanas. Otros desaparecen del radar en la economía informal o en redes criminales.César lo resume con franqueza: «Antes mirabas al norte pensando cómo cruzar. Ahora lo ves y te preguntas si vale la pena. Y la neta… la respuesta está aquí, en las calles. No siempre es la que uno quisiera.» Fuente: https://www.abc.es/internacional/tijuana-paso-fronterizo-espera-eterniza-20250824135607-nt.html

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