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» Diario Cordoba
Fecha: 06/09/2025 16:07
La fisioterapeuta Rocío García de la Banda es desde hace 8 años vocal en Córdoba del Colegio de Fisioterapeutas de Andalucía, profesión de la que este lunes 8 de septiembre se celebra el día mundial. Esta cordobesa posee los títulos universitarios de Fisioterapia y Osteopatía y se encuentra realizando el doctorado en la Universidad de Jaén. Trabaja en la clínica Kinesia en Córdoba. Acaba de asumir la vocalía de Nuevas Tecnologías, Innovación y Desarrollo de la profesión, muy relacionada con la repercusión que los avances, como la inteligencia artificial (IA), vayan a poder tener en su profesión. ¿Con qué frecuencia se debería acudir al fisioterapeuta? Va a depender mucho de la condición física, edad, estado de salud, peso, entre otros factores relacionados con la actividad de la persona, pues no es lo mismo trabajar en una oficina sentado, que descargar muebles. Cuando se es joven la recuperación, con el respaldo de la fisioterapia, suele ser más rápida que cuando se es mayor. ¿Qué pacientes demandan más asistencia fisioterapéutica? Los fisios atendemos a pacientes de todas las edades. Sin embargo, debido a las situaciones estresantes relacionadas con el trabajo, el mayor grueso de pacientes que pide cita con el fisioterapeuta se concentra entre los 30 y 55 años, porque padecen problemas de tensión cervical y lumbar o bruxismo. Pero, al margen de este grupo más mayoritario, tratamos todas las patologías, desde bebés hasta personas de 95 años, a los que podemos atender, incluso a domicilio, para ayudarles a encontrarse mejor. Rocío García, fisioterapeuta y vocal en Córdoba del Colegio de fisioterapeutas de Andalucía. / Manuel Murillo ¿Está incorporando la sanidad pública andaluza más fisioterapeutas? ¿Son suficientes las plazas existentes? Las plazas existentes de fisioterapeutas en la sanidad pública no son suficientes, aunque hay que reconocer que este año ha habido la mayor oferta de empleo de la historia en la sanidad pública andaluza, 456 plazas, pendientes de resolución, de forma que el sistema público andaluz va a pasar de tener entre 900 y mil fisioterapeutas en su cartera a cerca de 1.500, incluyendo 69 efectivos en atención primaria asignados el pasado año. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que debe haber un fisioterapeuta por cada 1.000 personas y en Andalucía la cifra sigue siendo de uno por cada 7.000, por lo que debe seguir creciendo, ya que la fisioterapia no es un lujo, sino que debe estar alcance de toda la población. ¿Cómo pueden colaborar los pacientes que reciben fisioterapia en que sus tratamientos sean más efectivos? Los pacientes deben comprometerse a recibir las sesiones que les recomendamos y también a hacer los ejercicios que les pedimos que hagan luego en casa. Los fisioterapeutas no somos la Mano de Fátima. Por su parte, es muy importante que el paciente nos diga la verdad y si siente molestia en las sesiones. En el caso de lesiones y dolor causados por el trabajo y el estrés, deben tratar de corregir las posturas y movimientos que les causan problemas, realizar pausas activas y reducir esa ansiedad, que está detrás de un gran número de patologías que abordamos. ¿La práctica de deporte sin supervisión está ocasionando muchos problemas que deben abordar los fisioterapeutas? Cuando se empieza a practicar un deporte es importante aprender a hacerlo de forma progresiva, en función de la edad y condición física, porque no hacerlo bien y sin cabeza genera muchas lesiones. No se puede correr por cualquier tipo de terreno con la misma zancada o calzado, ni tampoco se puede estar toda la semana sin hacer nada de deporte y luego cuando llega el domingo jugar 5 horas al fútbol, por decir un ejemplo, porque una lesión músculo-esquelética es lo menos que te puede pasar, ya que también puede darte un infarto si tu corazón soporta un sobreesfuerzo. ¿Qué avances técnicos están permitiendo mejorar vuestra labor? Las nuevas tecnologías van de la mano de la terapia manual, la observación y el diagnóstico que presta el fisioterapeuta y están ayudando mucho a acelerar la recuperación y a reducir el dolor, de forma que estamos abordando patologías antes impensables. Una fractura que antes te obligaba a estar 4 semanas escayolado, ahora a lo mejor solo necesita dos semanas de tratamiento. La robótica y la IA van a poder ser de utilidad para personas con problemas neurológicos, como los ictus, para volver a mover la mano, por ejemplo. El problema es que la tecnología es muy costosa y no se puede tener todo. ¿Por qué decidió dedicarse a la Fisioterapia? En principio, pensé en estudiar Medicina, pues siempre tuve una fuerte vocación desde pequeña y tengo un hermano médico. Me quedé a dos décimas de poder entrar en esa carrera y viendo el temario de Fisioterapia comprobé que tenía muchos contenidos en común con Medicina. Llevo 17 años de profesión y hace 20 años no sabía muy bien en qué consistía la Fisioterapia, la relacionaba con deportistas famosos, enfermedades graves o a hospitales especializados como el de parapléjicos de Toledo. Una vez empecé a estudiar Fisioterapia me quedé encantada, así que después cursé otros seis años de Osteopatía. Posteriormente, hice un máster en investigación en Jaén y ahora estoy realizando el doctorado también en esta provincia vecina, habiendo estado vinculada a varias universidades como docente. ¿La mayoría de los fisioterapeutas están colegiados? La colegiación en las profesiones sanitarias que tratamos a pacientes es obligatoria y en nuestro ámbito estimo que rondará por lo menos el 98%. ¿Existe mucho intrusismo en su sector? Mucho. Siempre hemos tenido la guerra con los quiromasajistas y los osteópatas que no han estudiado Fisioterapia, porque solo un profesional sanitario titulado puede tratar una patología y a pacientes. Un masaje no es inocuo, puede ser perjudicial si no se sabe administrar y se conoce algún caso con negativas consecuencias. Los fisioterapeutas colegiados disponemos de un seguro de responsabilidad civil que cubre a los pacientes en caso de que pudiera ocurrir alguna circunstancia, algo de lo que carecen profesionales no titulados en esta materia, pero que ofertan algunos de nuestros servicios. Por ejemplo, las personas graduadas en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte no pueden tratar a pacientes con patologías, pues han desarrollado otra vía formativa, de ciencias sociales y no sanitaria. 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