05/09/2025 13:40
05/09/2025 13:40
05/09/2025 13:39
05/09/2025 13:35
05/09/2025 13:34
05/09/2025 13:34
05/09/2025 13:33
05/09/2025 13:33
05/09/2025 13:32
05/09/2025 13:32
Parana » AnalisisDigital
Fecha: 05/09/2025 11:23
En la recta final hacia la elección bonaerense el oficialismo nacional de la Libertad Avanza (LLA) y el oficialismo provincial de Fuerza Patria (FP) avanzan con tal incertidumbre que no pueden asegurar si están al borde de la cima o del abismo. “Hay un empate técnico”, dijo Javier Milei, anteayer, en el acto de cierre de la LLA. “Las diferencias están dentro del margen de error”, afirman en el entorno de Axel Kicillof. “Está muy polarizado”, agregan en ambos extremos. Son definiciones que repiten los encuestadores más confiables, aunque en todos los casos la escasa y para nada decisiva diferencia se da en favor del peronismo. Y en el cuánto está el todo. Cuatro son las causas por las cuales nadie arriesga un pronóstico, más allá de lo que arrojan los fríos números, que en algunos casos dan alguna diferencia a favor del peronismo, para superar ese supuesto “empate técnico” o estar por encima del “margen de error”, el cual en casi todos los sondeos se ubica en torno del 1,5% y el 2%. El ausentismo que, con poquísimas excepciones, se ha convertido en una pronunciada tendencia en las elecciones provinciales de este año, es la mayor duda que albergan los dirigentes políticos y los consultores de opinión pública. Todos dan por hecho que será récord también en estos comicios. “Entre los que responden las encuestas son demasiados los que dijeron que no tienen decidido aún si irán a votar. Como nunca”, se lamenta y previene un consultor con vasta experiencia en el territorio bonaerense, cuyo penúltimo sondeo (está cerrando hoy el último) le dio poco más de dos puntos de ventaja a FP. En las cercanías de Karina Milei y Sebastián Pareja, los armadores libertarios, y en el entorno de Kicillof y de varios de los principales intendentes peronistas de la primera y la tercera sección electoral (reúnen más del 70% del padrón provincial) coinciden casi palabra por palabra con esa advertencia. La segunda de la incógnitas se funda en los últimos tropiezos del Gobierno. Y en ese rubro, se destaca el escándalo de los audios atribuidos al examigo y exabogado de Milei, Diego Spagnuolo, que estaba a cargo de la Agencia de Discapacidad (Andis) y en los que acusa a Karina Milei y a su íntimo colaborador Eduardo “Lule” Menem de recibir supuestas coimas pagadas en la compra de medicamentos a la droguería Suizo Argentina. Como tercer interrogante, pero tanto o más importante, aparece el impacto que tendría la marcha de la economía, que entró en zona de turbulencias en el último mes. Luego del fuerte efecto positivo que tuvieron la pronunciada caída de la inflación y la estabilización de las variables, empezaron a registrarse algunos resultados negativos y complicaciones. La lista se compone de la caída de la actividad y el consumo, el empleo estancado y a la baja el retraso salarial en algunos sectores y los recientes aumentos en la cotización del dólar, a pesar de la sideral suba de las tasas de interés, que afecta al crédito. Todos estos ítems están subiendo puestos en el ránking de las preocupaciones de los argentinos. En cuarto lugar, para sostener la incertidumbre, aparece la bajísima tasa de respuesta a las preguntas de los encuestadores. Según todas las consultoras, solo responde uno de cada cien consultados lo que deja una demografía demasiado grande sin cubrir como para poder trazar un escenario confiable. ¿Una contraofensiva? En medio de este escenario complejo, se sumó en la última semana el grave intento de censura por parte del Gobierno para evitar la difusión de escuchas, presuntamente comprometedoras y captadas en forma ilegal, hechas a la hermana presidencial y secretaria presidencial. Sin embargo, la pretensión de silenciamiento habría tenido un efecto en cierto modo positivo para el Gobierno. Por un lado, tuvo menor impacto negativo que los audios atribuidos a Spagnuolo y, por otro y más importante, logró desalojar de la agenda por unos días el escándalo de las coimas en la Andis, que había tenido una notable penetración, superior al 80% de la población, y un mayoritario repudio por parte de la opinión pública. Esa consecuencia con saldo, a priori, beneficiosa para el Gobierno abre entre los informados otro interrogante: no solo si logró neutralizar el caso Spagnuolo, sino sobre la autoría de las grabaciones. La sospecha de que fue hecha por los propios en busca de ese efecto neutralizador ganó volumen ante lo inocuidad de los dichos hasta ahora conocidos de la hermanísima, así como por el maximalismo del planteo judicial. A nadie más o menos avisado escapaba que un pedido de censura y de allanamientos a domicilios de periodistas generaría la repercusión que tuvo. En tierra de sombras, todos son fantasmas. No obstante, la recuperación de la agenda por parte del Gobierno (aún por malos motivos) fue revertida ayer con la reposición del escándalo de las coimas en la Andis y la acusación de insensibilidad a Milei y los muy suyos con el tratamiento y rechazo del veto presidencial por parte del Senado a la ley de emergencia en discapacidad. La reinstauración de la norma que el Presidente había vetado mostró, por un lado, un importante apoyo en la calle, que compitió en número con el de los militantes mileístas presentes anteanoche en el cierre de la campaña libertaria en Moreno. Por otro lado, en el recinto de la Cámara alta el rechazo al voto logró la adhesión de 63 senadores, lo que significa el 87,5% del total del cuerpo, un porcentaje que adquiere mayor relevancia cuando se contabiliza que es la primera vez en 22 años que el Congreso rechaza un veto presidencial. La abrumadora derrota oficialista muestra la intención mayoritaria de los senadores de quedar a favor de una causa altamente sensible y en contra de una decisión de Milei que afectaba a uno de los sectores más vulnerables de la sociedad. Mucho más luego de que se conociera que al mismo tiempo que se le retaceaban recursos a personas con discapacidad y a sus familias se habrían hecho negocios ilícitos en la agencia encargada de atenderlos, en beneficio de algunas de las más altas figuras del oficialismo. Demasiado. El abrumador rechazo al veto ratificó, además, la creciente fragilidad legislativa del ya minoritario oficialismo y una preocupante tendencia para este en la superestructura política. Lo destacó con implacable lógica matemática el politólogo Andrés Malamud. “Desde que asumió, el Gobierno enfrentó 34 votaciones legislativas. Hasta marzo 2025 hubo 17, de las cuales ganó 14. Desde abril 2025 hubo 17 y perdió 16. La composición del Congreso no cambió, el daño es todo autoinfligido”, publicó en X hace una semana. Ayer la proporción negativa se amplió: en lo que va de este año el oficialismo fue derrotado en 17 de 18 votaciones. Ese “daño autoinfligido” que señala Malamud lleva un subtexto que dice que Milei ha sumado muchos más enemigos que amigos durante este año entre la dirigencia política con representación parlamentaria y con dominio territorial. Eso lo convierte en un objeto de estudio por inusual mala praxis: no hay antecedentes cercanos de un gobierno que, manteniendo alto niveles de apoyo social, pierde aliados y reduce, en vez de aumentar, el soporte parlamentario. Todavía el recuerdo del pasado y el logro de la baja de la inflación y el vacío o la debilidad de representación de sus opositores seguirían impidiendo, hasta ahora, que esa negativa relación de fuerzas (en aumento) se traslade proporcionalmente a las urnas en su contra. Pasado mañana enfrentará una prueba crucial. Según los estudios de opinión pública, esa fortaleza está siendo desafiada, de cara a las elecciones, por los supuestos escándalos de corrupción revelados, que emparentan al Gobierno con la casta a la que venía a terminar. Eso sin contar, por su menor repercusión, la presencia de conocidos barras bravas en los últimos dos actos proselitistas libertarios. Un hecho que el oficialismo no ha podido explicar y con el agravante de que cuenta en sus filas a dos autopromocionadas cruzadas contra los violentos de la tribuna, como la ministra de Seguridad y candidata Patricia Bullrich y la senadora provincial Florencia Arietto. Es la economía Sin embargo, más consecuencias prácticas tendrían los efectos negativos del programa económico. Pero, como se dijo, el cuánto impactarán en el voto de los bonaerenses es el gran misterio por develar. “El caso Spagnuolo pegó en parte de los votantes blandos de LLA, pero lo que más está impactando, como siempre, es la economía”, señala una encuestadora que prefiere no divulgar sus números y coincide con tres colegas suyos de buena reputación. Como dato adicional la consultora advierte que en la provincia de Buenos Aires ha registrado en su última medición una caída en la ponderación de Milei y su gobierno y, al mismo tiempo, una leve mejora en la imagen de Kicillof y hasta en la de Cristina Kirchner, respecto de mediciones cerradas hace dos semanas. Aunque parezca increíble. Lo que no se anima a augurar la consultora es si esa modificación tendrá correlación en el voto de los bonaerenses, que está altamente polarizado, según todos coinciden. No obstante, se percibieron en los últimos días ciertos movimientos en los márgenes (muy en los márgenes), que podrían beneficiar levemente a las opciones de izquierda y a las ofertas de candidatos de espacios moderados, como los excambiemitas y los peronistas no kirchneristas. Al respecto otros dos encuestadores señalan que esas opciones moderadas podrían reducir, en las secciones segunda y cuarta, la ventaja que en el interior de la provincia necesita sacar la lista libertaria para disputar el total. Advierten que en las últimas semanas se consolidó el diferencial a favor del peronismo en la tercera sección (sur del conurbano) y se habría reducido la ventaja que tenía el mileísmo en la primera sección (norte del Gran Buenos Aires). De verificarse esto, el Gobierno debería conformarse con hacer una buena elección, como dijo el propio Milei. Eso implicaría perder por menos de cuatro puntos para sostener la ilusión de un triunfo en las elecciones nacionales del 26 de octubre, bajo la premisa de que el resultado de pasado mañana representaría el techo de Fuerza Patria y el piso de La Libertad Avanza. La distancia que medie entre uno y otro extremo no solo tendría consecuencias políticas. La interpretación del resultado que hagan los tomadores de decisiones es la mayor preocupación que existe en la Casa Rosada. Tal vez eso explique que el mileísmo haya optado en las últimas horas por privilegiar como mensaje el pronóstico de una sensible mejora en el número de diputados y senadores con el que contará después de estas elecciones. Un vaticinio imposible de refutar. El punto de partida está demasiado bajo y aún con una derrota sensible la representación parlamentaria crecerá. En cualquier caso seguirá estando en minoría. En el perokirchnerismo, en tanto, se llega a la recta final con “un ánimo más optimista respecto de hace dos semanas”, según un consultor del kicillofismo. Aunque a las dudas sobre la participación y a la magnitud del rechazo que sigue generando ese espacio se suman los efectos de la disputa interna no saldada. Todos se siguen recelando y muchos temen que los intendentes y líderes territoriales solo pongan todo su esfuerzo para sostener las listas de concejales y sean más renuentes en apoyar a los candidatos a senadores y diputados. Mileístas y peronistas intentan salir a flote en el mar de dudas que deben atravesar hasta pasado mañana, cuando se develará el misterio de estas cruciales elecciones. Es mucho cuando falta muy poco. (*) Publicado en La Nación
Ver noticia original