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» Diario Cordoba
Fecha: 05/09/2025 10:10
Se agradece la claridad de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Córdoba en lo que respecta a la Ronda Norte. Digan lo que digan los informes, afeitados de sus más lógicas prescripciones de conservación, el proyecto no se va a tocar. Investigar siquiera si se puede mover el trazado no está en la agenda incluso si ello sirviese para salvar un yacimiento arqueológico de entidad. Un pequeño testigo de esa Historia que tanto nos da de comer va a ser nuevamente sepultado, quién sabe si destruido, porque lo que no se nombra, no existe. A nadie se le ocurre que no se puedan hacer avenidas, parques (a cualquier cosa le llaman parque ahora, la verdad), viviendas. Claro que son necesarios y, en algunos casos, urgentes. Pero ya tenemos tecnología, conocimientos y capital humano con preparación y capacidad para que esto que va a pasar no ocurra o haga el menor daño posible. Se podría, en condicional, haber actuado de otra manera, pero eso nunca lo va a reconocer nadie. Hasta la Iglesia -que, cuando quiere, demuestra su influencia- ha guardado un discreto silencio, lo que, imaginamos, ha de interpretarse como un síntoma de cómo están las cosas. Existen serias dudas de que vayamos a ver alguna vez la Ronda Norte funcionando, razón por la que nunca se incluyó en el PGOU. Se podrán hacer partes inconexas, pero el proyecto completo implica mucho dinero y una infraestructura viaria de cierta capacidad en una zona poblada. Mala combinación esa, que debería aclararse antes de que no sea posible parar. ¿Alguien está en condiciones de asegurar que habrá una vía de comunicación funcional que una el Este y el Oeste de la ciudad en el medio o largo plazo? Pues la realidad es que no. El camino emprendido acaba en Cercadilla, como ya podemos imaginarnos, ampliando el listado de mártires. En la desaparición de lo que podría conocerse e integrarse, un hecho consustancial a una ciudad histórica como dice ser esta cuando se pone estupenda. Tantas veces se ha repetido que aquello no se volvería a repetir, que no hay que ser un lince para advertir sobre lo que viene. La historia repetida como farsa o tragedia, como si hubiese alguna diferencia. Probablemente tengamos algún manifiesto, airadas sobreactuaciones e incluso diligencias previas de las que se tienen que cuidar mucho quienes tienen que firmar o tomar decisiones. Pero esto que va a pasar llevaba escrito en el guion muchos meses por intereses políticos estratégicos. Ite, missa est. Es lo que se decía cuando acababan los latinajos del rito romano. De ahí viene que llamemos «misa» a la eucaristía y a algunos mítines políticos. Es simplemente un imperativo, seguido de un participio conjugado con sum. Puede traducirse de forma libre: circulen, que aquí ya está todo visto. Así debería grabarse en piedra. *Periodista Suscríbete para seguir leyendo
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