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Parana » Asdigitalnews
Fecha: 04/09/2025 05:41
La foto actual de la industria láctea argentina expone un escenario de crisis sin precedentes. SanCor, ARSA, Lácteos Verónica y La Suipachense, cuatro nombres históricos del sector, están sumidas en parálisis productiva, concursos de acreedores, cheques rechazados por miles de millones de pesos y conflictos sindicales sin resolución. En conjunto, reúnen más de 2.200 trabajadores directos, la mayoría con salarios atrasados, suspendidos o directamente sin tareas. El derrumbe no sólo amenaza la supervivencia de las empresas, sino también el entramado social y económico de las localidades donde están insertas. La caída dramática de estas compañías se terminó de precipitar este año. La combinación de consumo en baja, costos de producción en alza, tasas financieras prohibitivas y problemas de gestión generó un cóctel explosivo que aceleró el derrumbe. En paralelo, el mercado lácteo se está reacomodando: las segundas marcas ganan terreno no solo por el retroceso de estas grandes firmas, sino porque resultan más accesibles para consumidores golpeados por la pérdida del poder adquisitivo. SanCor: el desguace de un emblema La cooperativa SanCor, que supo ser la mayor láctea del país, continúa en concurso preventivo. Aunque se habían barajado proyectos de inversión o rescate en los últimos años, hoy las discusiones giran más en torno al desguace de activos que a la llegada de un socio estratégico. La producción es marginal: apenas entre 50.000 y 60.000 litros de leche procesados por día, muy por debajo de su capacidad histórica. En el último año perdió 500 puestos de trabajo y hoy cuenta con 850 empleados, luego de retiros voluntarios, jubilaciones y despidos.
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