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  • Un científico ugandés conoció a la familia australiana que lo apadrinó cuando era niño y el encuentro emocionó en las redes

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 03/09/2025 08:43

    El apoyo de la familia Anschau permitió a Kankaka acceder a educación, salud y alimentación durante su niñez (ABC News) Un emotivo reencuentro en Newcastle puso rostro y abrazo a una historia de solidaridad que comenzó hace casi tres décadas. Edward Kankaka, científico ugandés especializado en la investigación del VIH, se reunió el viernes con la familia australiana Anschau, quienes lo apadrinaron durante su infancia a través de un programa de patrocinio infantil. El encuentro, cubierto por ABC News, marcó el primer cara a cara entre quienes, durante años, forjaron un vínculo familiar a través de cartas y apoyo a distancia. La llegada de Kankaka al aeropuerto de Newcastle estuvo cargada de emoción. Bruce Anschau, acompañado de una carpeta repleta de fotografías y cartas intercambiadas desde 1995, aguardaba junto a su esposa Margaret y sus hijos. “Es como conocer a una familia que nunca habías visto”, expresó Kankaka a ABC News, al describir la experiencia de abrazar por fin a quienes consideró su padre, madre, hermana y hermanos australianos. El científico, de 36 años, aprovechó una visita a Melbourne por motivos profesionales para viajar a Newcastle y concretar el esperado encuentro. La historia de este lazo comenzó cuando los Anschau, padres de cuatro hijos, decidieron que por cada uno de sus niños apadrinarían a otro a través de Compassion Australia, una organización cristiana de desarrollo infantil con sede en Newcastle. Heather Foord, hija del matrimonio, relató a ABC News que, pese a las dificultades económicas, sus padres siempre priorizaron la ayuda a los demás. El menor de los hermanos, Tim, eligió a Edward porque compartían cumpleaños y, sobre todo, por la sonrisa que destacaba en la fotografía del niño ugandés. “Lo que nos atrajo de él fue su sonrisa. Tiene una sonrisa increíble y enorme, que aún conserva”, recordó Heather. En aquel entonces, Edward había perdido a su padre y vivía bajo el cuidado de su abuela. “Yo era vulnerable”, reconoció el propio Kankaka. La llegada del patrocinio de los Anschau, gestionado por Compassion Australia, supuso un cambio radical: cada mes, la familia enviaba fondos que permitían a Edward acceder a educación, controles médicos y alimentación en los centros de desarrollo infantil de la organización. El vínculo entre ambas familias se fortaleció a través de un constante intercambio de cartas. Los niños compartían anécdotas cotidianas, desde las travesuras de sus hermanos hasta sus juguetes favoritos y aprendizajes escolares. Heather subrayó a ABC News la universalidad de la infancia: “Hay algo realmente hermoso en saber que donde quiera que estés en el mundo, los niños siguen siendo niños”. Durante el reencuentro, Edward pudo hojear nuevamente aquellas cartas, entre risas al recordar cómo una de ellas le presentó por primera vez a Santa Claus. Con el tiempo, la relación epistolar se tornó más cercana. “Un día [Heather] me escribió y se dirigió a mí como hermano. Desde ese día comencé a decirle a la gente que tengo una hermana, un hermano, una madre y un papá en Australia”, relató Kankaka. El reencuentro en Newcastle emocionó a las redes y mostró el impacto duradero de la ayuda solidaria (Captura video) Aunque el patrocinio formal suele concluir cuando el niño cumple 18 años, los Anschau continuaron apoyando a Edward durante su etapa universitaria. Gracias a ese respaldo, Kankaka pudo estudiar en la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, y desarrollar una carrera en la investigación del VIH, motivado por el impacto de la enfermedad en su comunidad de origen. “Ha habido un progreso notable. En algún momento de nuestra vida, esperamos que llegue una cura”, afirmó el científico. Kankaka atribuyó a la compasión y al apoyo recibido la base de su éxito profesional. “La compasión es el motor que me impulsó a despegar y me puso en el camino para alcanzar mi potencial. Sin compasión no estaría haciendo lo que hago”, reflexionó. Por su parte, Bruce Anschau manifestó su deseo de compartir tiempo de calidad con Edward durante su estancia, planeando visitas a la playa, un entorno poco habitual para el visitante ugandés. La familia Anschau, que aún mantiene el patrocinio de otro niño, considera que el lazo con Edward trasciende el paso del tiempo. Para ellos, la presencia de Kankaka es motivo de alegría y una muestra del impacto duradero que puede tener la solidaridad.

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