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» Diario Cordoba
Fecha: 02/09/2025 15:00
Un informe realizado para la valoración del yacimiento arqueológico descubierto en el trazado de la ronda Norte de Córdoba propone que la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía promueva la protección máxima permitida por la ley para el patrimonio histórico, la de Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Monumento. El documento forma parte de la información científica que se ha elaborado para la consideración de las autoridades y se fundamenta en el valor excepcional de lo hallado, “en su importancia capital para el conocimiento de la historia de la cultura mozárabe [la población cristiana que vivió en Al Ándalus], de nuestra ciudad y de su Iglesia, en particular”. Los valores singulares son los siguientes: “Se trata de la única basílica cristiana y monasterio dúplice [uno para monjes y otro para religiosas] conservado de la Córdoba omeya, con un enorme potencial aún para la investigación”. Se trata de uno de los documentos que se han elaborado en relación a este hallazgo arqueológico tras los trabajos realizados por la empresa Salsum Arquelogía y Turismo, contratada por Urbanismo. La empresa cuenta con otro informe, que está ya en manos de la Junta, en el que plantea continuar con las excavaciones, realizar nuevos sondeos y optar por dejar el trazado previsto soterrando los restos hallados siempre que se acredite previamente su conservación o estudiar otras alternativas al mismo para una futura puesta en valor. El dictamen que propone la protección BIC, al que ha tenido acceso Diario CÓRDOBA, ha sido elaborado por uno de los investigadores que han formado parte del equipo que ha analizado las excavaciones. Lo firma el catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba Ángel Ventura, de larga trayectoria investigadora y docente, experto en epigrafía. El catedrático Carlos Márquez ha participado en el expediente en el análisis de columnas y capiteles así como la arqueóloga María del Camino Fuertes, que se ha ocupado de los restos de cerámica. El director del proyecto es Manuel Cobo. La Comisión de Patrimonio tiene que dilucidar qué hace con sus conclusiones y cómo afecta al proyecto de construcción del sistema general viario, que la Junta de Andalucía adjudicó antes del parón de agosto por 29,6 millones a las empresas AZVI y ACSA. La zona se excavó con posterioridad a la fijación del trazado de la nueva avenida. Existe un compromiso político de mantener un trazado alejado de las viviendas más cercanas, que topa con la realidad histórica de Córdoba. Una basílica con tres naves Lo que se ha hallado es una basílica con ábside al Oeste dividida en tres naves. La principal mide 20 metros de este a oeste y 14 metros de norte a sur. Las naves laterales presentan tres metros de anchura por seis metros el espacio central. El complejo estaba delimitado por siete pilares por lado, columnas con basa, columna y capitel para los apoyos de los extremos. La traza del ábside es rectangular en el exterior y semicircular en el interior. No se han hallado, de momento, altares o tumbas aunque sí una estructura identificada como un pulpitum. Adosados a la basílica se han encontrado los restos de dos monasterios -o uno dúplice, según el profesor Ventura- que no estaban directamente comunicados con la basílica. Por las inscripciones se entiende que el de la zona norte estaba dedicado a hombres mientras que el del sur se reservaba a mujeres. Los monasterios fueron simétricos, con estancias adosadas a un patio central, pavimento de cal y gravilla pintado de almagra y realizados en una sola fase. Se conservan unos cincuenta centímetros de los muros y restos de la cubierta de tejas que un día coronó el complejo. Importancia de los restos Lo importante de Santa Eulalia, que es como se ha identificado de forma provisional, es su contexto religioso y político. Está fechado entre los siglos VIII y IX. Es decir, en las primeras fases de la dominación musulmana de Córdoba, el emirato. Pero en las excavaciones se han recogido multitud de elementos anteriores de época tardoantigua o visigoda. Es decir, lo que se ha hallado es el fruto de la reconstrucción y reciclaje de una iglesia que data del 483 d. C. en adelante. Es la época en la que se populariza el culto a Santa Eulalia, mártir de Mérida. Fue el año en que se restauraron las comunicaciones entre Corduba y la ciudad extremeña al restaurarse su puente. El complejo de culto existía antes de la llegada del poder musulmán que irrumpe en la Península a principios del siglo VIII. Abderramán I, el primer emir de Córdoba, llegado de Damasco tras una vida de película, propone a la comunidad cristiana un acuerdo para la obtención de la basílica sobre la que se edificaría la Mezquita Aljama, hoy Mezquita-Catedral. Entre 784 y 785, el emir permitió a los cristianos cordobeses de la época reedificar los templos de la periferia destruidos en el conflicto armado que abrió las puertas a esa nueva etapa religiosa y política. La tesis de la basílica de Santa Eulalia Las tesis que manejan los investigadores, por las epigrafías estudiadas, aseguran que Santa Eulalia es a día de hoy el candidato idóneo. Su disposición no es la canónica, lo que se corresponde con los templos martiriales. Hubo otros complejos similares, como San Cipriano, pero sus descripciones no concuerdan con lo hallado. El trabajo del catedrático de la UCO acumula hasta ocho argumentos de distinta naturaleza para identificar Santa Eulalia con lo hallado. Se basa, por ejemplo, en lo escrito por Eulogio, santo del siglo IX, que explica lo apartado del predio, la disposición de las construcciones, que estaba “prope Cordubam” (“cerca de Córdoba”, en latín) o que se encontraba “in vico Fragellas”. Es decir, en una zona conocida por ese nombre (Fragellas), etimológicamente ligado a rupturas del terreno. En El Brillante hubo canteras apenas a unos cientos de metros. También aparece en estos escritos que el centro de culto estuvo en un lugar llamado “casis Albas”. La Albaida está cerca y conserva un parecido asombroso en su toponimia. El uso de la figura de una paloma en un capitel se relaciona con el culto a Santa Eulalia . / Diario CÓRDOBA Además, se acumulan una serie de evidencias relacionadas con el programa iconográfico. Por ejemplo, el uso de la figura de una paloma en un capitel se relaciona con el culto a Santa Eulalia en los templos dedicados a esta figura de la Iglesia repartidos por varios países. Aparte, se han encontrado restos de coronas martiriales en la decoración de basas o restos de pintura roja para el suelo y blanca para las paredes, símbolos de sangre y pureza martirial. También, se han encontrado materiales que tienen su procedencia en la ciudad natal de Santa Eulalia, la actual Mérida. Basa doble de una corona martirial. / Diario CÓRDOBA Un argumento detectado en las epigrafías es que tienen unas fechas muy precisas, acabadas en años terminados en 3. Y eso tiene que ver con las decennalia o conmemoraciones del enterramiento de Santa Eulalia, que tuvo lugar en el 304 de nuestra era. En el décimo año en curso de un acto concreto, se procedía a un homenaje, en este caso, mediante el enterramiento de personas señaladas por su vida cristiana. En este caso, se cree que las enterradas fueron las santas Columba y Pomposa, ya en época mozárabe. Las excavaciones han arrojado numerosa iconografía cristiana como pavos reales, símbolo de fe que aún se pueden ver en la cátedra o silla desde que el obispo de Córdoba preside las principales ceremonias religiosas en la Mezquita-Catedral. Lauda funeraria en la que se puede ver un varón pavo real. / Diario CÓRDOBA Enterramientos El centro monástico de la ciudad, ahora bajo investigación, pudo ser, de hecho, el lugar de enterramiento de un personaje principal de las primeras comunidades cristianas de fuste, Santa Florentina. Los restos epigráficos analizados por el autor del informe explican que se ha hallado una referencia a un enterramiento de quien fue la hermana de los santos Isidoro y Leandro, quienes ocuparon los cargos principales de la archidiócesis de Sevilla. Florentina, explica el documento, pudo haber profesado y muerto en la Santa Eulalia de época visigoda. Y su cadáver trasladado. Un hecho de singular importancia que aparece en el informe es que Santa Eulalia está por descubrir. Se ha excavado o investigado una parte importante pero incompleta de su extensión. Por ejemplo, se cree tener una noción de dónde puede encontrarse la iglesia del complejo (la basílica es un edificio de uso más amplio) así como el baptisterio. Además, no han aparecido tumbas ocupadas (sí trazas de las mismas, en la zona del ábside) aunque se propone un análisis mucho más exhaustivo. Todo parece indicar que la comunidad de religiosos se tomó muchas molestias en trasladar y preservar los restos mortales de personas de alta significación para el cristianismo cordobés de la época. Se ha dicho que la reconstrucción mozárabe del complejo monástico fue un trato entre el emirato omeya de Córdoba y los cristianos que quedaron en la ciudad para rehacer templos fuera del núcleo urbano. Lo que es menos conocido es qué pasó para que los edificios desapareciesen. La tesis principal es que los tiempos cambiaron y la comunidad monástica optó por emigrar a lugares donde estuviesen más cómodos. En concreto, a San Miguel de Escalada (León) y a Oviedo. En torno al año 900, consta una emigración de monjes que se asentaron en León con el patrocinio de Alfonso III El Magno y el liderazgo del abad Alfonso. La tesis de la reconstrucción histórica es que pudieron ser estos mismos religiosos cordobeses quienes optaron por hacer las maletas y recoger lo valioso que tuvieran para asentarse en otras tierras. Portaban los restos de tres mártires del siglo IX: Acisclo (patrón de Córdoba), Cristóbal y Columba. Suscríbete para seguir leyendo
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