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  • Así viven y trabajan las docentes rurales que recorren cientos de kilómetros cada semana: ¿Alcanzan las compensaciones por traslado?

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 28/08/2025 11:58

    En los vastos campos y rutas rurales de Entre Ríos, donde el verde de los cultivos se mezcla con la lejanía de los pueblos, las maestras rurales enfrentan un doble desafío cada día. La jornada que comienza en las aulas se anticipa al alba, cuando deben emprender largos viajes para llegar a las escuelas dispersas por la provincia. Muchas veces, sin transporte público, dependen de autos compartidos, vehículos propios o incluso hacer dedo para cumplir con su labor. La vocación y el compromiso con la educación se enfrentan a un escenario donde el esfuerzo físico y emocional es tan intenso como la enseñanza misma. Para conocer en detalle cómo se conforma el salario de estas docentes, desde Despertar Entrerriano nos comunicamos con el Consejo General de Educación (CGE) de Entre Ríos, que proporcionó información actualizada a 2025. Según los datos oficiales, el salario básico de una maestra de jornada simple sin antigüedad ronda los $506.000. A partir de este monto, se suman distintos rubros adicionales que incluyen antigüedad, zona en la que trabajan y compensaciones por traslado. En marzo de 2025, el CGE informó que los salarios docentes se ajustarán mensualmente según el índice de precios al consumidor (IPC) del mes anterior. Para las docentes con más de 10 años de antigüedad, se incorporó una suma fija remunerativa y bonificable de $25.000, mientras que el Fondo Provincial de Incentivo Docente (FOPID) y el Complemento de Conectividad aumentaron un 10,7 % desde marzo. El adicional por zona desfavorable es otro componente crucial. Las escuelas rurales calificadas como zonas desfavorables reciben un incremento del 40 % sobre el salario básico, según precisaron desde la vocalía del CGE. Esta medida busca compensar las dificultades que implica vivir y trabajar en localidades aisladas, aunque el esfuerzo físico y emocional del traslado diario sigue siendo una constante en la vida de estas docentes. Testimonios de maestras rurales Para entender cómo se traduce este salario en la vida cotidiana, hablamos con dos docentes rurales que recorren diariamente decenas de kilómetros para llegar a sus escuelas. Cristina, docente de Federación que viene desde más de 60 kilómetros a dar clases en una escuela rural de nuestra ciudad: “La mayoría de las veces hago dedo para llegar. No hay otra opción. El cansancio es mucho, pero el compromiso con los chicos me impulsa a seguir. El salario ayuda, pero no alcanza a cubrir todo: siempre intento colaborar con el combustible. El desgaste físico es enorme, pero creo que toda persona que lo vive desde dentro, sabe que lo hace y elige por pura vocación”, contó a nuestro medio. Con un compromiso que ya supera las dos décadas, Mónica viaja cada semana unos 200 kilómetros haciendo dedo para ejercer la enseñanza en la Escuela Nº 68 “María Elena Walsh”, un establecimiento de personal único con apenas seis estudiantes. Cada semana, realiza el extenso trayecto de unos 200 kilómetros desde Monte Caseros hasta Colonia Yeruá, combinando colectivos y tramos de ruta que recorre a dedo. “Cuando empecé llegaba a hacer seis viajes en la semana porque mi mamá, que es mayor, y mi hermana con discapacidad motriz me necesitaban. Ahora, muchas veces me quedo en la escuela toda la semana y regreso recién los viernes. En invierno suelo salir los domingos porque no hay luz en el acceso a Monte Caseros”, relató. La docente reconoce que a veces el viaje puede extenderse a 230 kilómetros si opta por el desvío por General Campos, aunque allí se le facilita conseguir transporte. “Me manejo siempre a dedo, tanto para venir a la escuela como para volver”, contó. «Hay veces que desde el acceso de Ruta 22 hasta el conocido Almacén de Sauer —que queda a 100 metros de la escuela— ingreso caminando y son 10 km de recorrido. Lo hago caminando porque algunos días no hay demasiado tráfico» señalo. Reconocimiento por traslado y kilómetros sin techo Una medida clave de 2025 es que la compensación por gastos de traslado docente ya no tiene tope de kilómetros, lo que significa que aquellas docentes que recorren largas distancias podrán cobrar la compensación siempre que mantengan actualizados sus datos en el sistema SAGE, con los códigos correspondientes. Sin embargo, muchas veces este beneficio no cubre los gastos reales, y el esfuerzo diario sigue siendo elevado. El cálculo del salario para una maestra con antigüedad, zona desfavorable, sumas fijas, FOPID y ajuste por inflación puede superar $1.091.348 de salario bruto. Pero los descuentos obligatorios, como los aportes jubilatorios (19 %) y la obra social (entre 4 % y 6 %), reducen significativamente el ingreso neto que finalmente perciben estas docentes. El impacto cotidiano y la realidad invisible Aunque el ítem por kilómetros ya no tiene límite, el desgaste físico, emocional y económico del viaje diario —sobre todo en condiciones adversas— no queda reflejado en el recibo de sueldo. Muchas maestras atraviesan rutas sin señal de celular, en medio de la lluvia, el frío o el calor extremo. El boleto docente con 50 % de subsidio por SUBE, aún en proceso de implementación, representa una esperanza para aliviar parcialmente estos costos. Las maestras rurales constituyen un pilar fundamental de la educación en Entre Ríos, asegurando que incluso los niños más alejados tengan acceso a la enseñanza. Sus salarios, aunque fortalecidos por aumentos y bonificaciones recientes, apenas reflejan la magnitud de su trabajo diario. La sociedad y las autoridades tienen un desafío pendiente: reconocer y acompañar la labor de quienes recorren kilómetros de caminos inhóspitos para garantizar que la educación llegue a todos los rincones de la provincia. Fuente: Despertar Entrerriano

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