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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/08/2025 12:33
Un estudio realizado por investigadores de 23 universidades españolas y de la Escuela de Salud Chan de Harvard, identificaron tres acciones que en conjunto ayudan a prevenir la diabetes (Imagen Ilustrativa Infobae) La diabetes avanza año tras año como una de las enfermedades crónicas que más crece en todo el mundo. Más de 800 millones de adultos viven hoy con la enfermedad, cifra que se cuadriplicó desde 1990, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En América, el 13% de la población adulta vive con diabetes y la tendencia se acentúa en regiones de menos recursos, donde la falta de acceso a la prevención y al tratamiento agrava el riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares, insuficiencia renal o pérdida de visión. Cómo prevenir la diabetes tipo 2 La evidencia científica muestra que los cambios en la rutina diaria pueden marcar la diferencia en la prevención de la diabetes tipo 2. Un gran ensayo clínico europeo sobre nutrición y estilo de vida demostró tres acciones en conjunto son muy efectivas para prevenir la enfermedad. Los científicos mostraron que seguir una dieta mediterránea, en combinación con restricción calórica, actividad física moderada y apoyo profesional para la pérdida de peso, reduce 31% el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en personas con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico. "Nos enfrentamos a una epidemia mundial de diabetes”, dijeron los investigadores en su análisis La diabetes es una enfermedad crónica que ocurre cuando el organismo no utiliza la insulina de manera adecuada o no la produce en cantidad suficiente. Existen dos tipos principales: la diabetes tipo 1, que es la menos frecuente, y la tipo 2, que representa más del 85% de los casos. La diabetes tipo 2 suele no presentar síntomas en sus primeras etapas y muchas personas desconocen su diagnóstico hasta que se detectan complicaciones. El estudio PREDIMED-Plus, publicado hoy en la revista Annals of Internal Medicine, incluyó a 4.746 adultos de entre 55 y 75 años con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico, sin diagnóstico previo de diabetes tipo 2 ni enfermedad cardiovascular. Durante 6 años, los participantes fueron seguidos por 23 centros de investigación en España y la colaboración de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard y 23 universidades españolas. El ensayo fue aleatorizado, simple ciego y controlado. “En términos prácticos, añadir control calórico y actividad física a la dieta mediterránea evitó que alrededor de tres de cada 100 personas desarrollaran diabetes, un beneficio claro y medible para la salud pública”, afirmó el coautor Miguel Martínez-González, profesor de la Universidad de Navarra, España, y profesor adjunto de nutrición en la Harvard Chan School. Ante la consulta de Infobae, el médico endocrinólogo y ex presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes, León Litwak, remarcó: “Se suele decir que la sociedad occidental actual es obesogénica y diabetogénica, porque la mayoría de las personas lleva un estilo de vida marcado por el sedentarismo y malos hábitos alimentarios”. El especialista consideró además que “gran parte de la población sabe que un plan alimentario saludable y la actividad física previenen la diabetes, pero en la práctica no lo implementan”. La tríada contra la diabetes Los resultados proceden de PREDIMED-Plus, el mayor ensayo clínico sobre nutrición y estilo de vida realizado jamás en Europa (Imagen Ilustrativa Infobae) De acuerdo con los resultados, el grupo de intervención –que siguió una dieta mediterránea con reducción de 600 kilocalorías diarias, actividad física moderada y apoyo profesional para perder peso– presentó un 31% menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 tras seis años de seguimiento, en comparación con el grupo control que solo realizó la dieta mediterránea estándar (sin restricción calórica ni guía sobre ejercicio). El riesgo absoluto de desarrollar diabetes fue del 12% (349 casos) en el grupo que siguió solo la dieta mediterránea, frente al 9,5% (280 casos) en aquellos asignados a la intervención intensiva. Además, los participantes que mostraron una mayor adhesión a la dieta, mayor nivel de actividad física, más pérdida de peso, presentaron una necesidad menor de medicamentos para controlar la glucosa una vez diagnosticada la diabetes. Frank Hu, director del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard y uno de los coautores del estudio, resaltó: “Nos enfrentamos a una epidemia mundial de diabetes, nuestro estudio demuestra que cambios moderados y sostenidos en la dieta y el estilo de vida podrían prevenir millones de casos de esta enfermedad en todo el mundo”. La dieta sola no alcanza Aunque la diabetes tipo 2 es más común en personas mayores de 30 años, su prevalencia ha aumentado considerablemente en personas más jóvenes debido a los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo (Freepik) La dieta mediterránea, reconocida a nivel global como uno de los mejores planes de alimentación para la prevención de enfermedad cardiovascular, se basa en alto consumo de frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables, con ingesta moderada de lácteos y proteínas magras y limitada de carne roja, ya se asociaba a menor riesgo de diabetes tipo 2. El nuevo estudio aporta evidencia concreta sobre el impacto de la restricción calórica, actividad física y acompañamiento profesional como reductores del riesgo de desarrollar la enfermedad si se implementan en conjunto. Litwak puntualizó: “Para reducir la aparición de la diabetes hay dos ejes fundamentales. Primero, un plan alimentario adecuado: recomiendo que el 50% de la dieta esté compuesto por verduras y frutas, un 25% por proteínas y otro 25% por carbohidratos. Si además se reducen las calorías, se alcanza una pérdida de peso más efectiva”. De 1990 a 2022, las tasas mundiales de diabetes se duplicaron tanto en hombres como en mujeres (Imagen Ilustrativa Infobae) El médico enfatizó que la dieta, por sí sola, solo reduce un 12% el riesgo de diabetes, por eso el papel del ejercicio es clave. La dieta mediterránea, si no se acompaña de actividad física, pierde su efecto positivo porque se reduce la masa muscular, según explicó. En ese sentido, Litwak sostuvo como segundo pilar para la prevención la actividad física regular: “Si no hay reducción de peso, el riesgo sigue siendo alto, aunque la persona haga una dieta. No hay que confundirse: para que el plan sea efectivo, es necesario disminuir calorías y peso”. En cuanto a recomendaciones concretas para incorporar actividad física, Litwak sugirió: “Caminar cuatro veces por semana al menos 4 kilómetros en 40 minutos. A esto se le puede sumar ejercicios de fuerza con pesas o bandas elásticas dos veces por semana, o también correr, trotar o practicar deportes como tenis. Otro objetivo razonable es caminar 30 minutos todos los días a un ritmo de 4 a 6 kilómetros por hora”. Sin el tratamiento adecuado, la diabetes aumenta el riesgo de ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular (Imagen Ilustrativa Infobae) Destacó que la mejor estrategia es “un plan alimentario hipocalórico, mejor aún si es de tipo mediterráneo, junto a actividad física sostenida”. Según los autores, la investigación fue financiada por el Consejo Europeo de Investigación, el Instituto Nacional de Salud de España, el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) y el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos. La publicación de los resultados está prevista para el 25 de agosto de 2025 en la revista Annals of Internal Medicine. Litwak concluyó: “Las tres pilares esenciales en la prevención y el control de la diabetes son: alimentación, actividad física y, cuando corresponde, tratamiento farmacológico”. Los hallazgos del estudio sobre diabetes, dieta y actividad física La diabetes de tipo 2 afecta a la forma en que el cuerpo usa el azúcar (glucosa) para obtener energía, impidiendo que utilice adecuadamente la insulina(Imagen Ilustrativa Infobae) Participaron 4.746 adultos de entre 55 y 75 años con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico, sin diagnóstico previo de diabetes ni enfermedad cardiovascular. El grupo de intervención llevó una dieta mediterránea hipocalórica (con reducción planificada de 600 kilocalorías diarias), realizó más actividad física y contó con apoyo profesional. El grupo control solo siguió la dieta mediterránea tradicional, sin reducción calórica y sin recomendaciones específicas de ejercicio. Tras seis años de seguimiento, los participantes en la intervención intensiva lograron un 31% menos de casos nuevos de diabetes tipo 2 frente al grupo control. El riesgo absoluto de desarrollar diabetes fue del 12% (349 casos) en el grupo control, comparado con el 9,5% (280 casos) en la intervención intensiva. El grupo de intervención perdió en promedio 3,3 kilogramos y redujo 3,6 centímetros de circunferencia de cintura, frente a solo 0,6 kilogramos y 0,3 centímetros en el grupo control. El estudio fue coordinado por el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), con apoyo de instituciones españolas y la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard. La diabetes en números La mejor manera de prevenir o retrasar eficazmente la aparición de la diabetes de tipo 2 es cambiar de hábitos vinculados a la dieta y ejercicio físico Más del 14% de la población mundial adulta —alrededor de 828 millones de personas— convive actualmente con diabetes, lo que duplica la tasa registrada en 1990. El 95% de los casos corresponde a diabetes tipo 2, que constituye el principal motor del crecimiento global de la enfermedad. Solo la mitad de los adultos con diabetes en países con menores recursos recibe tratamiento, lo que significa que unos 445 millones de personas no controlan sus niveles de azúcar en sangre de forma adecuada. El último análisis publicado en la revista The Lancet sobre el impacto de la diabetes en el mundo mostró que el crecimiento de la enfermedad es exponencial: en 1990 había 198 millones de adultos con diabetes en el mundo; en 2022, la cifra ascendió a 828 millones. Entre los principales factores detrás del aumento de casos a nivel global se encuentra el incremento de la obesidad y la mala alimentación . Las consecuencias de la falta de tratamiento pueden incluir complicaciones graves como enfermedad cardíaca, daños renales, pérdida de visión e incluso muerte prematura, especialmente en los países de bajos ingresos. La importancia del diagnóstico temprano La diabetes es una enfermedad que, sin un diagnóstico temprano, puede desencadenar complicaciones graves que afectan órganos vitales y la calidad de vida. La información y la prevención resultan fundamentales frente a este enemigo silencioso que suma millones de casos en todo el mundo. El médico cardiólogo Alejandro Meretta, en su columna de Infobae en Vivo, señaló que, en Argentina, una de cada diez personas convive con diabetes, aunque la mitad desconoce su condición. “La diabetes representa un desafío logístico y de recursos, principalmente porque muchas personas no son conscientes de que la padecen”, planteó el cardiólogo. Meretta remarcó la utilidad de los análisis de laboratorio regulares, dado que con frecuencia la detección ocurre recién cuando aparecen síntomas avanzados. Aunque la diabetes tipo 2 se puede prevenir, subrayó la importancia de mantener el peso bajo control y seguir una alimentación adecuada para reducir el riesgo de aparición de la enfermedad.
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