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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 25/08/2025 08:36
El músculo sóleo, conocido como el “segundo corazón”, es clave para la salud cardiovascular y la postura (Freepik) El músculo sóleo, ubicado en la parte inferior de la pantorrilla, es conocido por la comunidad científica como el “segundo corazón” del cuerpo humano debido a su papel fundamental en la circulación sanguínea y en la postura. Aunque suele pasar desapercibido frente a otros músculos más visibles, su correcto funcionamiento es clave para la salud cardiovascular y la prevención de enfermedades graves, según investigaciones recogidas por la BBC y la Mayo Clinic, entre otras. El sóleo sostiene el cuerpo en posición vertical y facilita la locomoción, pero su importancia va mucho más allá del movimiento. Dentro de este músculo se encuentran venas de gran calibre que, al contraerse, impulsan la sangre de regreso al corazón. Esto ayuda a contrarrestar la gravedad, que tiende a acumular la sangre en las piernas y tobillos. Por este motivo, muchos especialistas lo consideran un auténtico “segundo corazón”, ya que complementa la función del bombeo cardíaco. Anatomía y función del sóleo Expertos como Carles Pedret, de la Universidad de Barcelona, explicaron a la BBC que el sóleo es esencial en cualquier actividad que implique estar de pie o caminar. Su estructura está compuesta mayormente por fibras de contracción lenta y una alta densidad de mitocondrias, lo que le permite generar energía de forma continua y resistir la fatiga durante largos periodos. En otras palabras, es un músculo preparado para el esfuerzo prolongado. Por su parte, Marc Hamilton, investigador de la Universidad de Houston, lo sintetiza así: “La sabia naturaleza puso estas venas dentro del sóleo para que se compriman cuando el músculo se contrae”. Con cada movimiento, este sistema optimiza el retorno venoso y evita la acumulación de sangre en pies y tobillos. Al contraerse, el músculo sóleo comprime las venas de la pantorrilla y favorece el retorno de la sangre hacia el corazón, funcionando como una “bomba venosa” que evita su acumulación en las piernas (Imagen Ilustrativa Infobae) Desde el punto de vista anatómico, el sóleo se encuentra debajo del gastrocnemio (el músculo más superficial de la pantorrilla) y, junto a este, forma parte del tríceps sural. Su origen está en la cabeza del peroné y la tibia, y se inserta en el calcáneo a través del tendón de Aquiles. Un estudio en Science Direct señala que este músculo puede presentar gran variabilidad en su forma, tamaño y disposición de fibras. Esas diferencias influyen en su función y también en su susceptibilidad a lesiones. A diferencia del gastrocnemio, que se activa en movimientos explosivos y rápidos, el sóleo actúa como un músculo más estable, especializado en generar fuerza continua. Es el principal responsable de la flexión plantar al caminar (cuando se empuja el pie hacia abajo) y un estabilizador clave de la postura. Su predominio en fibras de tipo I le permite contraerse durante mucho tiempo sin agotarse, lo que explica por qué es indispensable para tareas como permanecer de pie. Durante décadas, la ciencia prestó más atención al gastrocnemio, dejando al sóleo en un segundo plano. Sin embargo, la investigación actual advierte que comprender sus variantes anatómicas es esencial para mejorar diagnósticos, rehabilitación y cirugías. Disfunción: riesgos y consecuencias clínicas La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una de las enfermedades vasculares más comunes en la población adulta y está directamente relacionada con el mal funcionamiento de la bomba muscular de la pantorrilla, donde el sóleo cumple un papel protagónico. A nivel mundial, se calcula que entre el 30 y el 40% de los adultos presenta varices y hasta un 6% desarrolla úlceras venosas a lo largo de la vida. En América Latina, el programa internacional Vein Consult (2012–2015, publicado en 2018) reportó que la prevalencia de enfermedad venosa crónica alcanzaba al 68% de los adultos en la región, con un 32% en estadios avanzados (C3–C6). En paralelo, revisiones latinoamericanas publicadas entre 2017 y 2019 –como las difundidas en la Revista de la Sociedad Argentina de Flebología y Linfología y en la plataforma Medigraphic (México)– estimaban prevalencias cercanas al 20–30% de la población adulta con alguna forma de insuficiencia venosa. Aunque estos estudios se basaron en muestras más pequeñas y heterogéneas, reflejaban la magnitud del problema y advertían su fuerte vínculo con la edad avanzada, el género femenino y la permanencia prolongada de pie en el trabajo. Su función principal es impulsar la sangre de regreso al corazón y estabilizar la postura al estar de pie o caminar (Imagen Ilustrativa Infobae) Cuando el sóleo no funciona correctamente, las consecuencias pueden ser serias. Según la Mayo Clinic, la reducción de la fracción de eyección de la bomba muscular de la pantorrilla –con el sóleo como protagonista– se asocia con mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa. En un estudio con más de 5.900 pacientes, se observó que cada disminución del 10% en esta función muscular aumentaba significativamente la probabilidad de fallecimiento: la tasa de mortalidad a diez años pasó del 14,2% en personas con función normal a casi el 39% en quienes presentaban deterioro severo. La insuficiencia venosa crónica, que afecta a millones de adultos en el mundo, guarda una estrecha relación con la disfunción del sóleo. La revista Blood señala que cuando la bomba muscular de la pantorrilla se altera no solo aparecen síntomas como hinchazón o úlceras, sino que también aumenta el riesgo de trombosis venosa profunda (TVP) y embolia pulmonar. En estudios de largo seguimiento, los pacientes con disfunción bilateral del sóleo duplicaron el riesgo de TVP respecto a quienes mantenían la función normal. El ejercicio regular y la activación progresiva del sóleo son esenciales para la prevención y rehabilitación de problemas circulatorios (Imagen ilustrativa Infobae). Entre los factores que pueden provocar o empeorar esta disfunción se encuentran la inmovilidad, la obesidad, la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo. También influyen la edad avanzada y las neuropatías periféricas, que reducen la eficacia de esta “bomba muscular”. Prevención, rehabilitación y perspectivas La preservación del sóleo resulta indispensable para prevenir complicaciones cardiovasculares y mejorar la calidad de vida. Los especialistas consultados por la BBC coinciden en que el ejercicio regular, especialmente caminar o realizar actividades suaves y continuadas, es la mejor estrategia para mantenerlo activo. “La tendencia general es pensar que trabajando en exceso el sóleo se logrará más salud. Y lo cierto es que este músculo requiere actividad mantenida, sin sobrecargarlo demasiado”, adviertió Pedret a BBC. El sedentarismo y el reposo prolongado son especialmente dañinos, mientras que la sobrecarga excesiva también puede derivar en lesiones. Factores como la inmovilidad, la obesidad y la edad avanzada afectan negativamente la función del sóleo (Freepik) En rehabilitación, sobre todo tras lesiones del tendón de Aquiles o en pacientes con problemas de marcha y equilibrio, la activación progresiva del sóleo mediante ejercicios personalizados acelera la recuperación y disminuye el riesgo de recaídas. La investigación publicada en Science Direct subraya que la variabilidad anatómica de este músculo obliga a un enfoque individualizado en cirugías y programas de rehabilitación, ya que las diferencias en su inserción tendinosa y arquitectura pueden condicionar los resultados. La diversidad morfológica del sóleo plantea retos clínicos. Existen variantes como el sóleo accesorio, cabezas musculares adicionales o inserciones atípicas que pueden dificultar diagnósticos e incrementar el riesgo de lesiones en intervenciones quirúrgicas. Para evitar estos problemas, se recomienda el uso de técnicas avanzadas de imagen, como la resonancia magnética o la ecografía de alta resolución. Estudios muestran que la disfunción del sóleo aumenta el riesgo de trombosis venosa profunda y embolia pulmonar (Freepik) De cara al futuro, la investigación sugiere estandarizar clasificaciones anatómicas y emplear inteligencia artificial en el análisis de imágenes musculares. Estos avances permitirán valorar con mayor precisión la arquitectura del sóleo y diseñar programas de entrenamiento y rehabilitación más personalizados, tanto para la población general como para deportistas y pacientes con patologías específicas. Comprender la arquitectura y función única del sóleo abre el camino a intervenciones clínicas más eficaces y a estrategias de prevención mejoradas. Aunque se trata de un músculo poco visible y menos famoso que otros, su papel como “segundo corazón” lo convierte en un protagonista silencioso pero esencial para la salud y la movilidad humanas.
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