25/08/2025 01:08
25/08/2025 01:06
25/08/2025 01:05
25/08/2025 01:05
25/08/2025 01:04
25/08/2025 01:02
25/08/2025 01:02
25/08/2025 01:00
25/08/2025 01:00
25/08/2025 01:00
» Diario Cordoba
Fecha: 24/08/2025 13:16
Las ruinas hablaron más alto que las llamas. En un pueblo de la campiña de Córdoba, en julio de 1936, una de sus iglesias principales quedó reducida a escombros tras ser incendiada. Solo resistieron los pórticos, los muros esenciales, las criptas subterráneas y una torre barroca que aún se alza majestuosa, con sus dos cuerpos superiores evocando al campanario de la Mezquita-Catedral de Córdoba. Tumbas en el subsuelo El templo destruido fue fundado en 1530 como convento franciscano. Era un espacio pensado para el sermón, la vida espiritual de cofradías y la memoria de los pudientes que descansaban bajo sus losas. El subsuelo aún conserva un entramado de galerías abovedadas con decenas de enterramientos, mantenidos durante siglos por los frailes. En la capilla de la Concepción se mostraba el cuerpo de Fray Andrés de Robles, franciscano local fallecido en 1608, cuya figura atrajo durante siglos la devoción popular. La iglesia de San Francisco, con su majestuosa torre. / Córdoba Fueron los propios particulares quienes ayudaron a financiar su construcción, así como el cabildo. Se emplearon mármoles de sepulcros romanos y ladrillos tardo-romanos y visigados. La torre, sin embargo, llegó más tarde. Comenzó a construirse a principios del siglo XVII. La iglesia de San Francisco de Bujalance, escenario de la Arquitectura del Sol. / ESCAMILLA El renacimiento de la iglesia Tras la exclaustración del siglo XIX, el convento se perdió. Luego vino el fuego. Pero en 1952, la iglesia volvió a abrir sus puertas como heredera legítima de su historia. Conserva la planta, los volúmenes esenciales, la torre, el aljibe y parte del subsuelo. Panorámica de Bujalance, con sus dos torres al atardecer. / José Escamilla Este lugar, donde el pasado se levanta sobre sus propias cenizas, está en Bujalance. Se trata de la iglesia de San Francisco, cuya torre, considerada joya del barroco, se alza a 33 metros de altura, dando forma, junto a la otra gran torre del pueblo, al skyline de la localidad
Ver noticia original