22/08/2025 04:23
22/08/2025 04:23
22/08/2025 04:23
22/08/2025 04:23
22/08/2025 04:22
22/08/2025 04:22
22/08/2025 04:22
22/08/2025 04:22
22/08/2025 04:22
22/08/2025 04:22
Parana » NSA
Fecha: 21/08/2025 23:19
La mañana del jueves en Avellaneda combina el ritmo de todos los días, pero tiene un tránsito que se repite, un ida vuelta constante por un circuito que forman las comisarías Primera, Tercera y Cuarta de ese Partido y los hospitales de la zona cercanos al estadio de Independiente. Son chilenos que buscan información sobre familiares y amigos en forma desdesperada: no volvieron de la cancha. Fueron a ver el partido de la Universidad de Chile contra el Rojo por Copa Sudamericana y quedaron detendidos o internados. Los buscan otros hinchas que sufrieron en primera persona el horror de una noche llena de violencia o familiares que cruzaron desesperados la cordillera para encontrar novedades de este lado. Hugo tiene la preocupación clavada en el rostro, pero se descubre en su semblante cierta tranquilidad. Está en la puerta del hospital Fiorito, la primera parada desde que se bajó en aeroparque y se tomó un taxi al hospital provincial: quería saber si su hijo era uno de los que están internados. No sabe nada de él desde el momento en que veía por telévisión la locura en la cancha de Independiente. «Viajó con sus amigos a ver el partido. Son universitarios, nada que ver con la barra. La barra es lo mismo en Chile y en la Argentina y ellos no son barras. Son personas que viajaron a ver un partido de fútbol. Las autoridades de los dos países tienen que hacer algo urgente y liberar a la gente que está en las comisarías», indicó en una conferencia de prensa improvisada en el Fiorito, antes de partir rumbo a las seccionales para intentar dar con su hijo. Uno de los detenidos en Avellaneda, trasladado de comisaría. Foto: Luciano Thieberger. En la puerta del hospital Juan Domingo Perón, en Sarandí, Mario B -prefiere dar su nombre- todavía tiene miedo y no ve la hora de regresar a Santiago de Chile. Su versión sobre lo sucedido no tiene nada que ver con el parte oficial que difundió la Policía, ni la construcción que se repite en los medios. Dice que después de lo que se vio en la TV en su bandeja, la Policía los desprotegió primero y los atacó después. «Cuando bajamos, había una reja abierta y no había ningún policía. Nos hicieron desalojar por ahí y ahí es cuando empezó la pelea con la hinchada de Independiente. Nos empezaron a tirar fierros y palos que arrancaron de los escalones. Se nos venían y no había por dónde salir… pensé que nos mataban. Pusimos hombres adelante y ayudamos a bajar a las mujeres primero. Abajo la policía nos estaba esperando. Así que peleábamos arriba con los barras y abajo con los policías», admite Mario B. Parte médico tras los incidentes en Independiente: un hincha sigue internado en terapia intensiva En la comisaría Primera hay dos chilenos que también prefieren omitir su identidad mientras buscan, vaya paradoja, su documentación. Ya fueron por otras seccionales: de la Tercera los mandaron a la Cuarta y de allí a la principal del casco céntrico. Ellos no terminaron presos ni en el hospital, pero les retuvieron los documentos y no pueden regresar a su país. «Nos metieron en los buses y nos llevaron al punto desde el que habíamos iniciado la caravana en Puerto Madero. No sé exactamente dónde, era un parque, y nos hicieron acostar sobre el pasto y nos tuvieron dos horas con las manos en la nuca y a medida que nos filmaban, nos quitaban los documentos: se fueron con todos los papeles», asegura uno de los chilenos. No solamente hubo gente lastimada. Ante la pasividad de la Policía y pese a que el presidente de Independiente, Néstor Grindetti libró de culpa y cargo a los espectadores locales, los barras de Independiente además de pegar, también humillaron y desnudaron a algunos hinchas de la U. Michael Clark, presidente de la U de Chile, se acercó al Hospital Fiorito a visitar a los heridos. Foto: Luciano Thieberger. Uno de ellos se llama Diego, un adolescente de 18 años que además de desnudo entró con golpes en la cabeza y apuñalado. Le robaron el teléfono y cuando su prima lo ubicó entre los internados y le consiguió ropa. Más que los facazos, le preocupan los golpes en la cabeza y que no tiene su medicación: es epiléptico. Los chilenos van y vienen, pero no tienen respuestas en ningún lado. Otro de los hinchas que habló con Clarín aseguró que hay hinchas desaparecidos. Algunos volvían en el mismo micro después del partido y pueden estar llegando a destino, no se sabe. Otros, tal vez internados sin ser identificados, 166 aprehendidos y un puñado del todavía que no se sabe nada. «Detenían a gente por que sí. Yo me fije que en el túnel del estadio había cámaras. Ellos pueden pedir las grabaciones y ahí está toda la verdad. Suspendieron el partido, nos desalojaron y nos echaron la culpa a nosotros cuando la realidad no fue así. Nosotros estabamos defendiendo a nuestra gente, a nuestros niños y nuestras mujeres», terminó de pintar el panorama otro de los hinchas consultados. El hincha chileno que cayó al vacío y fue atacado en el piso Cerca del mediodía, funcionarios del consulado chileno también recorrieron las comisarias y los hospitales para garantizar los derechos humanos de los ciudadanos e intentar que la Fiscalía acelere la liberación de los detenidos. «Tengo un primo de 17 años que está detenido. Soltaron a todos los menores de edad menos a él. No hizo nada. Iba saliendo conmigo con las mujeres y lo tomaron. A los chicos que están internadosno los conocía, pero son de la U, son mis camaradas. Solo quiero que esten bien», completó Mario B, uno de los tantos hinchas que todavía no se explica lo que sucede. Declaración de los hinchas que van llegando a nuestro país Mientras tanto, en Santiago de Chile los primeros hinchas de la U. que llegaban a su hogar daban cuenta de las difíciles horas que les tocó vivir en su visita a la Argentina. La angustia de ellos es la angustia de todos los hinchas del fútbol sudamericano.
Ver noticia original
Examedia © 2024
Desarrollado por