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  • Gary Vila Ortiz, el poeta de Rosario que desafió la tradición

    » El Ciudadano

    Fecha: 22/08/2025 02:16

    Paulo Menotti/Especial para El Ciudadano La ciudad de Rosario es conocida por ser “Cuna de la Bandera” de nuestro país. También, por ser “cuna” del rock nacional cuando una camada importante de músicos rosarinos se hizo oír a principios de los años 80. Sumado a esto, la urbe pegada al río Paraná también vio nacer a destacadas y destacados escritores, poetas y periodistas. Gary Vila Ortiz fue uno de ellos. Nacido en tiempos de la llamada “Chicago argentina” durante los años 30, y con cierta estirpe, Gary eligió el rumbo de la bohemia de las letras desoyendo el mandato familiar para ingresar en el diario La Capital a fines de los años 50. En ese medio de prensa realizó una notoria carrera, pero, desde la sección de Cultura y desde la Jefatura de redacción supo renovar al Decano de la prensa argentina y al periodismo rosarino. Fabián Bazán, en su libro Gary Vila Ortiz. Apuntes para una biografía imposible, recrea gran parte de su vida y brinda espacio para que muchos amigos de Vila Ortiz, también destacados periodistas rosarinos, lo recuerden. Antes de su presentación, el miércoles 27 de agosto, a las 18.30, en el Foyer del Teatro El Círculo (Laprida 1223), el autor se entrevistó con El Ciudadano y contó de qué manera se compuso su libro. —¿Cómo surgió la idea de este libro? El libro es una idea de Perico Pérez, titular de la librería y editorial Homo Sapiens que, para celebrar los 45 años de esa casa de libros, quiso hacer una especie de homenaje a varios referentes de la cultura rosarina como Angélica Gorodischer, Rafael Ielpi, Rubén Naranjo y Gary. Cuando me contó la idea le dije que yo era medio devoto de Gary desde el primer reportaje que le hice, allá por 1981, cuando él era Director de Cultura y nosotros un grupo de pibes que estaban haciendo su primera revista. Me acuerdo que todos salimos de esa entrevista flasheados con ese tipo que sabía de todo, que tenía una cultura envidiable y que, encima, tenía un carisma inmenso y era súper seductor. Así que, a partir de ese momento, comencé a recortar y guardar todas las notas y todos los poemas que publicaba en La Capital, y que todavía tengo todo ese material ordenado cronológicamente, a comprar sus libros y a seguirlo en la tele y en la radio. Así que cuando le conté esto, Perico me ungió como el encargado de hacer el libro, cosa que para mí ha sido un hermoso regalo. Yo venía de hacer un libro sobre un caso policial de pornografía y menores, medio bajón, y con Gary me reencontré con la poesía. —¿Cómo armaste la biografía? La mitad del libro es una especie de bio-cronología muy al estilo Gary, medio desordenada, inabarcable y desmesurada. Es más, te podría decir que también es una especie de autobiografía, porque él era tremendamente autorreferencial en todos sus escritos y leyendo todo lo que escribió podías hacer un seguimiento de su vida. Así que fui ordenando todo cronológicamente, y le fui agregando datos duros de información, es decir fechas, nombres, y esas cosas, y los aportes de sus hijos, de sus nietas. También de Florencia, su segunda esposa, de compañeros, amigos, etc. Pero como yo no era amigo de Gary, sino que apenas lo vi algunas veces en distintos reportajes que le hice, me pareció que estaba bueno pedirle a quienes sí fueron sus amigos, poetas y compañeros del diario, que escribieran ellos también. Ahí aparecieron Sebastián Riestra, Reynaldo Sietecase, Eduardo D’Anna, Horacio Vargas, Jorge Cánepa, Marcelo Scalona y un par de sus hijos. Y a eso le sumé una ínfima parte de sus escritos inéditos. Digo ínfima porque literalmente tiene miles y miles de textos inéditos, además de los miles que publicó. También hay un reportaje a Jorge Luis Borges que nunca se publicó porque, a pesar de que fue la persona que más veces lo entrevistó en Rosario, y no sé si hay muchos más en el país, nunca publicó esos reportajes en forma de pregunta y respuesta. Porque, como no usaba grabador, él hacía crónicas del reportaje pero no publicaba el reportaje en sí. Lo cual no es ni mejor ni peor, simplemente es otra forma de publicar una entrevista. En un momento, su nieta Lucía, armó un documental sobre Gary, que se puede ver en el libro a través de un código QR. Ella también encontró en un DVD un reportaje que le hizo unos días después del triunfo a Raúl Alfonsín en 1983, que te puedo asegurar que es imperdible. Y me tomé el atrevimiento de publicarlo. Salvando las distancias, obviamente, es un poco lo que hizo Max Brod con la obra de su amigo Kafka, quien le pidió que a su muerte la quemara y Brod la publicó. Tanto Gary como Borges estaban de acuerdo con “la traición” de Brod al pedido de su amigo, así que supongo que también me perdonarán a mí. —¿Por qué un libro sobre Gary Vila Ortiz? Porque Gary amaba a esta ciudad de una manera casi desmesurada. Porque fue un personaje entrañablemente rosarino, de los pocos que no necesitaba apellido, como Cachilo, como el Che, como Fito, como el Negro. Porque fue un poeta inmenso que nunca buscó reconocimiento fuera de Rosario y al que creo que hay que rescatar. Porque el diario La Capital tuvo, en sus 160 años de vida, dos hechos disruptivos: la jefatura de Nora Lagos, que era peronista, entre 1953 y 1955, y la designación de Gary como Jefe de Redacción en 1991. Gary dio vuelta el diario como una media provocando lo que Nacho Suriani llamaba la mayor revolución cultural de la ciudad. Él era un liberal y gorila pero hizo ingresar a ese diario a una camada de pibes jóvenes, estudiantes y recién recibidos, que venían del peronismo, del socialismo, del PC, del sindicalismo, y que transformaron un viejo diario conservador en un medio moderno que hasta se animaba a hablar de derechos humanos y otros temas que hasta ese momento estaban vedados en calle Sarmiento. Incluso, llegó a poner en tapa la noticia de la muerte de Miles Davis a tres columnas y con foto enorme, cosa que le hizo volar la peluca a más de un lector tradicional. Porque no conozco otra persona que haya difundido tanto la cultura de la ciudad como Gary. Desde cualquier lugar que ocupaba, tanto en el diario como en la radio o en la televisión o en la función pública, le abrió las puertas a todos los que se relacionaban de uno u otro modo con la cultura sin preguntarles nada e intentó rescatar del olvido a poetas, pintores, escritores, músicos, actores o lo que fuera. Y porque este mes de agosto hubiera cumplido 90 años, por lo que nos pareció muy atinado hacerle un homenaje y hacer la presentación en un lugar que tanto quería y del que siempre recordaba que su tío abuelo, Rubén Vila Ortiz, había sido uno de los fundadores del teatro El Círculo.

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