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» Clarin
Fecha: 19/08/2025 13:13
En Estados Unidos, el diagnóstico de hipertensión se hace con valores de 130/ 80 mmHg (es decir, 13 "de alta" y 8 "de mínima"). En Argentina, a partir de 140/ 90 mmHg (14/9). Más allá de la cifra, las medidas vinculadas al estilo de vida que ayudan a prevenir y tratar la presión arterial alta aplican a todos por igual, independientemente del hemisferio que uno habite. "Para todos los adultos, se recomienda fuertemente realizar cambios en el estilo de vida", escriben expertos de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) y el Colegio Estadounidense del Corazón en la guía 2025 para la prevención, detección, evaluación y tratamiento de la hipertensión arterial en adultos, publicada la semana pasada en las revistas Circulation, Hypertension y en JACC. Las nueva guía, que actualiza a la de 2017, nace de la revisión que un comité de expertos realizó de la evidencia acumulada en la última década. "Ofrece recomendaciones aplicables a pacientes con o en riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y, si bien se centran en la práctica médica en Estados Unidos, son relevantes para pacientes de todo el mundo", aclaran sus autores. Suscribite a Buena Vida Cada quince días, Florencia Cunzolo te cuenta lo último para cuidar tu salud y sentirte bien. Registrate acá. En sus mensajes clave, el documento destaca la importancia de estimar el riesgo de enfermedad cardiovascular de una persona para adaptar el tratamiento en función de ello, refuerza la importancia de adoptar hábitos saludables tanto en prevención como en el tratamiento, subraya la importancia de controlar y tratar la presión alta antes, durante y después de un embarazo y pone especial atención en el rol que juega en la protección del cerebro. Mejorar el control La hipertensión arterial es el factor de riesgo más frecuente y modificable para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares (incluidos el infarto de miocardio, la insuficiencia cardíaca, la fibrilación auricular, el ACV), así como enfermedad renal crónica, y de mortalidad por cualquier causa. En los últimos años, además, un número creciente de investigaciones confirmó el impacto que la presión arterial alta tiene en la salud cerebral, no solo porque constituye un factor de riesgo fundamental para el ataque cerebrovascular, sino porque favorece el deterioro cognitivo y la demencia. Se la considera un factor modificable porque con el adecuado diagnóstico y tratamiento efectivo (con hábitos saludables en todos los pacientes y medicamentos en la gran mayoría), los valores de presión arterial pueden ser controlados, lo que baja el riesgo para el corazón, los riñones, el cerebro, en particular, y para la salud en general. Sin embargo, pese al conocimiento y las herramientas disponibles, el control está muy lejos de ser el ideal. Los autores de la guía admiten que en Estados Unidos la mayoría no tiene controlada su presión arterial. En Argentina, ocurre algo similar: más de un tercio de los adultos son hipertensos, pero solo 2 de cada 10 tienen sus valores bajo control, ya sea porque desconoce su condición, o porque tiene diagnóstico pero no está tratado, o lo está pero no adecuadamente, según muestran diferentes estudios epidemiológicos. Hábitos para controlar la presión La guía recomienda iniciar una terapia con medicamentos para reducir la presión arterial además de intervenciones en el estilo de vida a partir de 140/90 mm Hg (lo que ellos consideran hipertensión en etapa 2). Y, en coincidencia con las guías argentinas, recomiendan iniciar una terapia farmacológica antihipertensiva con dos fármacos antihipertensivos a dosis fija en una sola píldora. En relación a los hábitos, enumeran: "Para todos los adultos, se recomienda fuertemente realizar cambios en el estilo de vida, como mantener o alcanzar un peso saludable, seguir un patrón de alimentación cardiosaludable (como DASH [Enfoques dietéticos para detener la hipertensión]), reducir la ingesta de sodio, aumentar la ingesta de potasio en la dieta, seguir un programa de actividad física moderada, controlar el estrés y reducir o eliminar el consumo de alcohol para prevenir o tratar la presión arterial elevada y la hipertensión". ¿Qué implica cada una de ellas? Veamos. Mantener o alcanzar un peso saludable Se recomienda la pérdida de peso con el objetivo de una reducción de al menos el 5% para prevenir o tratar la presión arterial elevada y la hipertensión en adultos con sobrepeso u obesidad. En general, se observa una reducción de la presión arterial de aproximadamente 1/1 mm Hg (sistólica/diastólica) por cada kilo bajado, precisa el documento y destaca que la pérdida de peso puede amplificar los efectos de la dieta DASH o la reducción de sodio en la presión arterial. Dieta cardiosaludable La dieta DASH es el patrón alimentario más efectivo para reducir la presión arterial, según los autores. Enfatiza el consumo de frutas, verduras, lácteos bajos en grasa o sin grasa, y granos integrales, lo que favorece un un alto consumo de potasio, magnesio, calcio y fibra. Reducir del consumo de sodio ¿Cuánto? a menos de 2300 mg/día, y acercándose a un límite ideal de menos de 1500 mg/día. En Argentina se aconseja no más de cinco gramos diarios (el equivalente a una cucharadita de café). La reducción del sodio ejerce un efecto adicional en la disminución de la presión cuando se combina con la dieta DASH y la pérdida de peso, postula la guía. El mayor aporte, no obstante, no viene de la sal agregada a las comidas, sino del sodio que viene "oculto" en panificados, galletitas, embutidos, quesos, sopas y caldos, aderezos y conservas. Recomiendan incrementar la ingesta de alimentos ricos en potasio. Foto Shutterstock. Aumentar la ingesta de potasio Idealmente a través de los alimentos, con un objetivo de 3500-5000 mg/día, excepto en caso de enfermedad renal crónica o uso de medicamentos que reducen la excreción de potasio. Se aconseja también el uso de sustitutos de la sal enriquecidas con potasio. Los alimentos ricos en potasio incluyen verduras (como papa, soja, espinaca y acelga), frutas (como la banana), frutos secos (las nueces), legumbres (como los porotos), productos lácteos (leche y yogur), pescado (como el salmón). Evitar o reducir la ingesta de alcohol Lo ideal es no consumir alcohol o, para quienes deciden beber, no consumir más de dos bebidas al día para los hombres y no más de una bebida al día para las mujeres. La ingesta de cualquier cantidad de alcohol se asocia con una presión arterial sistólica más alta, advierten los autores El entrenamiento de fuerza resistencia ayuda con el manejo de la hipertensión arterial. Foto Shutterstock. Aumentar la actividad física A través de la práctica de ejercicio moderado al menos 150 minutos por semana. Se recomienda que combine ejercicio aeróbico (como cardio) y entrenamiento de resistencia (levantamiento de pesas). Este último al menos dos veces por semana. Manejar el estrés Mediante técnicas como la meditación, control de la respiración o yoga puede ser razonable como complemento a las intervenciones de estilo de vida. Medir la presión correctamente Según los autores de la guía, el monitoreo domiciliario de la presión (la autotoma, por ejemplo) en combinación con interacciones frecuentes con miembros de equipos multidisciplinarios (médicos de diferentes especialidades, enfermeros, farmacéuticos) "es una herramienta integrada importante para mejorar el control de la presión arterial". No obstante, advierten que se debe evitar el uso de dispositivos sin manguito, incluidos los relojes inteligentes, para mediciones precisas de la presión arterial "hasta que estos dispositivos demuestren mayor precisión y fiabilidad". *** ¿Querés seguir leyendo sobre el tema? Te aconsejamos estas notas: Entre qué “bandas” debería flotar la presión y su impacto en el corazón, los riñones y el cerebro. Lo leés acá. La receta menos difundida contra la presión alta: poca sal, pero también más banana y brócoli. Leela acá. Qué tensiómetros recomiendan los médicos y cómo medir la presión en casa. Leela acá. El cambio en la guía de tratamiento que refuerza una recomendación que se cumple poco. Leela acá. ***
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