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» Voxpopuli
Fecha: 18/08/2025 08:45
La situación es una cruel ironía. El gobierno de ultraderecha de Milei, bajo la bandera de «la libertad», ha facilitado la importación de electrodomésticos para uso personal, lo que permite que la gente traiga productos de países como Brasil o Chile a precios hasta un 50% más barato. Mientras tanto, la industria nacional, con sus elevados costos de producción e impuestos, se ve obligada a competir en condiciones de absoluta desventaja. «Es una absoluta competencia desleal», lamenta un empresario, ya que las cadenas locales pagan IVA y otros tributos que no se aplican a los productos importados. El ajuste fiscal pulverizó el poder de compra Este desolador escenario se da en un contexto de colapso del consumo. El ajuste fiscal del gobierno de Milei ha pulverizado el poder adquisitivo de los salarios, que se han estancado mientras los precios de los servicios y los combustibles se han disparado. Por ejemplo, una garrafa de gas cuesta 300% más que en diciembre de 2023. Con estos aumentos en los gastos básicos, a las familias no les queda dinero para comprar una heladera o un lavarropas, sin importar cuántos planes de financiamiento se ofrezcan. El sector, que confiaba en un gobierno que «no los molestaría más», se encuentra en un estado de «incertidumbre preocupante». Las ventas de los últimos meses han sido peores que las de un receso estival, una señal inequívoca de que la crisis es profunda y estructural. Los comerciantes ya advierten que se ven forzados a no comprarle más a ciertas marcas nacionales para poder ser competitivos, lo que amenaza con un efecto dominó que podría llevar a la industria nacional a la ruina. El relato del gobierno libertario se desmorona ante la realidad de un mercado sin consumidores. La apertura de importaciones sin un plan de apoyo para la industria local, combinada con un brutal ajuste que pulverizó la demanda, ha creado una tormenta perfecta. Quienes apostaron por este cambio radical ven ahora cómo el gobierno que les prometió la libertad económica los ha dejado a merced de la competencia extranjera y sin un mercado donde vender. La dura realidad demuestra que la promesa anarco-capitalista ha terminado por asfixiar al mismo sector que esperaba ser liberado.
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