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Gualeguaychu » Reporte2820
Fecha: 18/08/2025 00:30
Tratando de darle continuidad (discontinua, por cierto) a lo que inspira nuestro idioma, propongo retomar este espacio que, como su título lo indica, propone diversión. Ojalá cumpla el cometido. (Parte 2) El idioma propone, uno dispone Hay tantas cosas para hablar de nuestro idioma, como tantas relacionadas a nuestras expresiones que, naturalmente, surgen del propio castellano. Y en nuestro país la diversidad de dichos, formas y estilos de manifestarse verbalmente o a través de la escritura, son infinitas. Y ni hablemos de las tonadas. A quien no le ha pasado estar en algún lugar del país que no sea nuestra provincia y que te digan “vos sos entrerriano”. ¿Cómo te diste cuenta? “Te comés las s”, responden. Y así podemos escribir miles de páginas. Pero arranquemos con algo, tratando de hacerle honor a la riqueza de nuestro idioma, aguardando no incomodar a la colega Estela Gigena, quizás la periodista más incisiva en esto de cuidar la ortografía hasta el mínimo detalle. Como esto va con onda, ella disimulará algo fuera de lugar, como el resto de los lectores, sabiendo, sobre todo, que el que firma este artículo sabe más de mañas de la escritura que creerse un erudito en la cuestión. Una lista interminable Y ustedes dirán: quédate tranquilo o “al pelo”, como dándome vía libre. Es decir “ser apropiado al asunto del que se habla”. -“Al pelo”. Si uno lo busca en diccionarios o en el señor google, se explica como “sin sombrero u otra protección para la cabeza. Por extensión, sin ropa alguna, sin protección o ayuda de ninguna clase”, incluso acotando lo que tiene que ver con las relaciones sexuales. Pero como no queremos “derrapar”, solo acotemos que el diccionario de la Real Academia Española explica: “según o hacia el lado a que se inclina el pelo; como en las pieles, en los paños, etcétera.”. Un amigo me dijo “estoy saliendo con chicas a mansalva”, sin aclararme que hacía con ellas, pero no hizo falta. (A buen entendedor, pocas palabras). Y con esa pinta, le respondí, todo lo vas a tener “en gran cantidad o en abundancia”, como sería el significado de “a mansalva”. También puede referirse a “sin peligro, sobre seguro” y en el ámbito militar o de conflicto, puede implicar “a traición, con ventaja sobre el adversario”. “A mansalva” tiene sus orígenes en la expresión “a mano salva”, es decir disparar con seguridad y sin peligro para el tirador. Con el tiempo, la frase evolucionó para adquirir el significado “en gran cantidad” o “abundancia". Ahora cada vez que me cruzo con mi amigo lo saludo: ¡Hola mansalva! Y como me sonaba el “salva”, acá puede haber algo más pensé. Surgieron las balas o municiones de salva que son ni más ni menos que balas de fogueo, es decir las que se utilizan para disparar, no para matar. ¿Tendrá que ver? Capaz… pero ya lo escribí. Y me quedé pensando en mi amigo el “Don Juan” si no corría el riesgo que se arme algún “tole tole” con sus “amigas”. El Diccionario de la Academia incluye la voz tole en los significados de “confusión y gritería popular” y “murmuración o rumor de desaprobación que va cundiendo entre las gentes”. No incluye la expresión popular “Armarse un toletole”, que significa levantarse un gran alboroto o confusión, y también suscitarse cierto rumor o runrún. Existe el “Gran Diccionario de Refranes”, de José María Sbarbi y Osuna, que dice que la frase “armarse un tole tole” hace alusión a las palabras tolle-tolle con que “en medio de gran algazara y griterío pidieron los judíos a Pilatos que les quitara de la vista a Barrabás y decretara la muerte de Jesús”. ¿Verdad o mentira? Que se yo. Sabemos que hoy hay cosas que no tienen sentido. No tienen “goyete”. Y “goyete” precisamente es algo sin sentido o que no es razonable. Siendo una expresión típica del Lunfardo rioplatense. En este caso al referirse “al gollete, que es el cuello estrecho de una botella o vasija”. Quizás R2820 pueda crear un espacio “sin goyete”… ¡hay tantas! Pero veamos una expresión más nuestra, incluso improvisada más que inventada y desde hace bastante tiempo. En mi caso la recuerdo de la adolescencia y primeros años de juventud (en la gran ciudad de Larroque obviamente) como “tremenda joda” cuando alguien te decía “nos vemos” y uno contestaba “a las nueve” o “a las neve”. Viéndolo así suena bastante pavo, ¿no? Pero en ese momento era como joder a la otra persona que por ahí hasta le agregaba “nos vemos a las 3” y uno contestaba “si a las nueve” y alargando la primera e con tono socarrón. En fin. Y más adentrándonos a la década del 80 con la figura de Diego Armando Maradona en la cúspide de su carrera, cuando alguien se hacía el canchero o agrandado siempre se le contestaba “¿Y vos que te crees Maradona?”. Suma a este espacio. En ese tiempo también solía tener un perro en casa y si venía un conocido le gritaba al can “cáchelo, cáchelo”. Supongo que para que lo “ataque”, que lo “cache” o agarre. Sería algo así como “chumbar” al perro, una expresión típica en nuestro país y en Uruguay. Acoto aquí también la frase que solemos utilizar cuando hablamos del “perro que torea”. Me pregunté: ¿torear o ladrar? Quizás lo usemos como sinónimos para describir la acción de un perro. Pero “ladrar” es el sonido que emite el perro y “torear” hace referencia a la forma en que el perro ladra que, según los entendidos varía según las circunstancias para el animal. Es decir, ante un ataque, señal de alarma o solo para joder. Igual queda más lindo –y sobre todo bien entrerriano- pedirle al perro “¡cáchelo, cáchelo!”. -Alguien a esta altura dirá: “este se fue al carajo”. Quizás. Por eso pensé en esa frase. “Te fuiste al carajo”. Una expresión coloquial en español que significa “algo o alguien ha empeorado mucho, se ha arruinado, o ha tomado un camino equivocado. También puede usarse para indicar que algo ha llegado a un extremo negativo o que se ha perdido el control de la situación”. Con raíces en la jerga marinera “Carajo” era “el nombre de la cesta o plataforma ubicada en lo más alto del mástil de los barcos antiguos, donde se ubicaba el vigía”. Ese lugar era considerado un sitio incómodo y peligroso, por lo que se utilizaba para castigar a los marineros que cometían alguna falta. Muchas y repetidas veces me han mandado “al carajo” (a quien no), pero no sabía adónde quedaba. Ahora entiendo... sobre todo, cuando en lugar de mandarme al “carajo” me mandaban a la mier… pero ahí no ya no quise preguntar adonde es (porque lo imagino). Bien. Por el momento “paremos las rotativas”, como decían en los ámbitos de impresión de los diarios. Primero para no aburrir y segundo porque quedan millones (si millones) de frases, palabras y/o expresiones para seguir “hurgueteando”, jugando, recordando y, fundamentalmente, divirtiéndonos juntos. Hasta aquí “cómo los dioses”. Luis Evaristo Alem Periodista
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