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» Derf
Fecha: 15/08/2025 01:31
La forma en que te bañás puede influir en tu energía, tu piel y hasta tu descanso; conocé los efectos reales de cada opción Hay quienes disfrutan de un baño largo como un ritual relajante y quienes prefieren duchas rápidas que activan el cuerpo. Ambas opciones tienen beneficios y también límites. ¿Cuál te conviene más según el momento y tu necesidad? Baños largos: ¿relajación o exceso? Ventajas: – Relajan el sistema nervioso: el calor sostenido ayuda a bajar el nivel de alerta y favorece el descanso. – Aflojan músculos tensos: ideal después de un día físico o de estar muchas horas sentado. – Generan sensación de “pausa”: el tiempo en el agua caliente puede funcionar como un espacio mental de corte o autocuidado. Desventajas: – Resecan la piel si son muy frecuentes: el agua caliente por mucho tiempo altera la barrera lipídica natural. – No siempre activan: si los hacés por la mañana, podés salir con menos energía. – Pueden favorecer baja de presión: en personas sensibles, la vasodilatación prolongada puede generar mareo leve o fatiga. Duchas express: ¿eficientes o frías? Ventajas: – Activan el cuerpo rápido: ideales al empezar el día o después de entrenar. – Menor impacto sobre la piel: menos exposición al agua caliente = menos resequedad. – Ahorro de tiempo y agua: son prácticas y sostenibles. Desventajas: – No dan sensación de corte mental: si venís muy pasado de vueltas, puede que no te “desenchufen”. – Pueden dejar zonas mal lavadas: sobre todo si hay apuro o distracción. – No ayudan a relajar músculos tensos: si tu cuerpo necesita aflojar, no es lo ideal. ¿Cuál elegir según el momento? – Si necesitás activar: ducha rápida, ideal con agua tibia a fresca. – Si necesitás descansar o aflojar: baño largo con agua caliente (pero no hirviendo) y un cierre con crema o aceite. – Si tenés piel muy sensible o seca: preferí duchas breves y tibias, y humectá después. – Si estás con estrés mental: un baño largo puede servir como ritual de cambio de ritmo.
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