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» Clarin
Fecha: 11/08/2025 10:46
La microbiota es vista por los especialistas como una necesidad cotidiana en materia de salud, dado que se encarga de mantener una digestión sana, modular el metabolismo e incluso impacta en el sistema inmunológico. Y controlando algunos aspectos d e la alimentación, no solo que se mejora la digestión sino que se fortalecen las defensas. Cuidar la microbiota va más allá de evitar molestias estomacales: es cuidar tu humor, tu descanso, tus defensas y tu vitalidad. Una digestión fluida no es solo un alivio físico, sino un síntoma de equilibrio interno. Llevar adelante el cuidado de la microbiota tampoco es que requiere de llevar adelante grandes sacrificios en el día a día. Los especialistas en este aspecto plantean que es fundamental tomar decisiones inteligentes en distintos aspectos de la rutina. Cuidar la microbiota va más allá de evitar molestias estomacales. Foto: Freepik Esto se puede lograr con apenas algunos cambios de hábitos en la vida diaria como son la inclusión de algunos alimentos particulares y llegar a que haya una diversidad en tu plato. De esta manera, se puede mejorar la digestión, fortalecer el sistema inmunológico y mejorar el bienestar general de la persona. Recordá que una digestión eficiente es señal de salud interna, pero también de defensas robustas y un estado emocional equilibrado. La microbiota es una aliada invisible que espera que la cuides. Sin embargo, más allá de tener que elegir los alimentos correctos para llevar adelante este cuidado de la microbiota, hay un elemento clave que puede intensificar todos estos beneficios. Qué cambios podés implementar hoy para cuidar tu microbiota y mejorar la digestión La microbiota puede optimizarse con simples ajustes en la dieta y el estilo de vida. Para empezar a cuidarla, hay tres reglas de oro para potenciar este ecosistema vital y favorecer una mejor digestión: Elegir los alimentos adecuados: este primer paso implica integrar almidones resistentes (como plátano verde, legumbres, cereales integrales), betaglucanos (avena, cebada), fructanos (espárragos, achicoria, melón), fibra (col rizada, higos, almendras) y polifenoles (té, cacao, dátiles, especias) en la dieta diaria. Estos nutrientes tienen como principal función la de lograr una microbiota diversa y activa, lo que favorece la digestión y refuerza las defensas. Consumir alimentos crudos o cocinados a baja temperatura: esta segunda medida va a generar que se conserven nutrientes clave (como fibras y prebióticos) que nutren la microbiota y promueven una mejor digestión. Alimentos como los frutos secos, las semillas, las verduras en forma de batidos, las sopas frías o los jugos son ejemplos recomendados. Incorporar probióticos: integrar microorganismos vivos presentes en alimentos fermentados como yogur, kéfir, kimchi o chucrut. Aunque su efectividad puede variar de acuerdo al perfil individual que tenga cada microbiota, estos alimentos aportan bacterias beneficiosas que pueden mejorar la digestión y modular las defensas. Cuál es el gesto que multiplica los beneficios en la microbiota
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