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» Clarin
Fecha: 10/08/2025 22:32
Ryan D. Fitzgerald y Barbara A. Keating son los nombres que le dan identidad desde hace algunas horas a dos nuevas víctimas de los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 por parte del grupo terrorista Al-Qaeda. Fueron identificados, junto a una tercer víctima cuyos datos se mantienen en privado, a casi 24 años de los atentados. La familia de Fitzgerald y la de Keating no se opusieron a que el mundo conociera sus historias. De este modo, la vida y los sueños que se truncaron cuando los agresores estrellaron dos aviones contra el World Trade Center en Manhattan, Nueva York, salen a la luz. Ryan Fitzgerald, un operador de divisas fanático del baseball y de una banda de rock Ryan Fitzgeral. Tenía 26 años, cachetes rosáceos y posaba sonriente para las fotos, según lo retrató el sitio Voices Center, que brinda información sobre las víctimas, los memoriales y otros asuntos relacionados. Era operador de divisas en Fiduciary Trust International, una firma que brinda "servicios de gestión de patrimonio privado para personas y familias con un alto patrimonio e instituciones sin fines de lucro". Había estudiado en los colegios Holy Cross en la secundaria y luego pasó por el King's College y el Dowling College. Era oriundo de Floral Park, una localidad ubicada en el condado de Nassau en el estado de Nueva York. En 2000 tenía una población de 16 mil habitantes. Uno de los tantos sitios que recuerdan a las víctimas del atentado que desató la segunda Guerra del Golfo contra Irak y la invasión de Estados Unidos a Afganistán, se lee: "Era el tipo de hombre que a la gente le gustaba tener cerca. Guapo, tranquilo, responsable. Tenía una forma especial de unir a la gente. De alguna manera, todos los desconocidos se hacían amigos cuando Ryan estaba involucrado". Ryan Fitzgeral tenía 26 años cuando perdió la vida en el atentado a las Torres Gemelas. Era fanático del baseball, deporte en el que "adoraba" a los Yankees de Nueva York y era seguidor de la Dave Matthews Band. En febrero de 2001 Fitzgerald se habría enterado de la salida de un nuevo álbum del grupo, "Everyday". Además, en el fútbol americano se inclinaba por los Jets El joven estudiaba para obtener una maestría en negocios, y hablaba sobre un futuro a largo plazo con su novia, según obituarios publicados en ese momento. Barbara Keating, entre el alivio de su hijo y su vida dedicada a la educación y la iglesia Barbara Keating tenía 72 años cuando viajaba en el avión de American Airlines que iba de Boston a Los Ángeles. Volvía de unas vacaciones en Cape Cod, Massachusetts, y se dirigía a Palm Springs, California. Dedicó su carrera a los servicios sociales, incluyendo un tiempo como directora ejecutiva de Big Brothers Big Sisters de South Middlesex, cerca de Boston. Se trata de una organización de "mentoría para jóvenes". "Big Brothers Big Sisters ayuda a los niños a alcanzar su potencial y construir su futuro. Criamos a los niños y fortalecemos las comunidades", dice su sitio oficial. Barbara Keating tenía 72 años y viajaba en uno de los aviones que se estrelló contra las torres. En su jubilación, estaba involucrada en su iglesia católica en Palm Springs. Había enviudado 20 años antes y, según su obituario sobrevivió a dos casos de cáncer de mama. Era madre de cinco hijos y recordada por la autoridad. "Era inteligente, firme, profesional y divertida", la recuerdan sus familiares, quienes se permitieron revelar una simpática característica sobre Bárbara. "Lo gracioso era que siempre encontraba un restaurante con un buen Martini", contaron. Ella lo tomaba seco, con dos aceitunas. Era autónoma y su nombre figura en una docena de lugares a lo largo de todo Estados Unidos donde las 3 mil víctimas son homenajeadas. Paul Keating, hijo de la mujer cuyos restos fueron identificados, dijo a los medios que estaba asombrado por el esfuerzo que se continua haciendo. "Es simplemente una hazaña increíble, un gesto", comentó al New York Post. Dijo que el material genético de parte del cepillo de su madre se comparó con muestras de ADN de familiares. Un fragmento de la tarjeta bancaria de su madre fue el único otro rastro de ella que se recuperó de los escombros, señaló. Parte de su rutina era planificar sus visitas anuales con sus 12 nietos, en Texas, Massachusetts y California.
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