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  • La última esquina donde lo vieron y la casa en la que estuvo enterrado 41 años: las cinco cuadras clave en el caso del cadáver de Coghlan

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/08/2025 02:35

    Fernández Lima fue encontrado a pocas cuadras de la última vez donde lo vieron Pasaron 41 años desde la última vez que Diego Fernández Lima fue visto con vida. En ese entonces, el barrio porteño de Coghlan -donde el adolescente desapareció misteriosamente en 1984 y a plena luz del día- era otro: aunque su esencia aún sigue intacta, en este tiempo tuvo cambios en su fisionomía, arreglos y reestructuraciones que alteraron lo que ahora es, para la Justicia, una gran escena del crimen. La confirmación de que los restos hallados en el chalet de Congreso al 3700 pertenecen al joven, sumado a que estaban enterrados en la casa donde vivía un compañero suyo del secundario, supuso el comienzo de un importante desafío para los investigadores a cargo de la causa, que ahora tienen la misión de reconstruir una historia en un escenario diferente al original. Lo que se sabe a partir de los datos aportados por su familia es que la víctima desapareció un 26 de julio, día de semana, después de haber ido al colegio hasta el mediodía. Y acá la primera modificación que altera el caso: la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 36 a la que Fernández Lima asistía ya no está ubicada en el mismo lugar. Actualmente, la institución está en Galván al 3700, cerca de Parque Sarmiento, en Saavedra. Pero en ese entonces, el joven cursaba junto al principal sospechoso de su muerte, identificado como Cristian Graf, en las calles Ballivián y Donato Álvarez (ahora Combatientes de Malvinas). La escuela, la última esquina donde estuvo y el lugar donde estaban sus restos La correcta localización del establecimiento en el mapa es clave para que los investigadores puedan delinear uno de los caminos que Diego solía tomar diariamente y situarse así en la época. El día de su desaparición -el punto de inicio de este misterio- el joven asistió a clases a la mañana, almorzó en su casa con su mamá Irma y después pidió plata para ir a la casa de un amigo que vivía a pocas cuadras. Esa fue la última vez que su madre lo vio: a lo largo de estos 41 años, la mujer nunca dejó de buscarlo ni desconectó su teléfono de línea esperanzada con que su hijo, algún día, vuelva a llamar. Cuando se supo que Diego no aparecía, un conocido de la familia aportó un dato clave que hoy toma relevancia: esa misma tarde, poco después de que el adolescente se fuera de su casa rumbo a lo de un compañero, dijo que lo vio en la esquina de Monroe y Naón y le gritó. Ese es el último rastro que hay de él. El cuerpo de Fernández Lima apareció enterrado en mayo de este año, más de cuatro décadas después, a unos 800 metros de esa intersección donde el testigo dijo haberlo visto. Son unas cinco cuadras largas. Sus restos estaban enterrados en el jardín de un chalet ubicado en Congreso 3742, donde en ese momento vivía Cristian Graf, uno de los compañeros de clase de la víctima y hoy principal sospechoso de la muerte. Su familia aún habita ese domicilio. El último lugar donde vieron a Diego y el lugar donde lo hallaron Los análisis realizados a los huesos hallados casualmente por un grupo de albañiles que hacían una obra en la casa lindera -en la que vivió el músico Gustavo Cerati durante algunos años- determinaron que Diego sufrió una muerte violenta y que tenía signos de intento de descuartizamiento. “Se describe una lesión observada en la cuarta costilla derecha compatible con un objeto corto punzante y lesiones similares en algunas articulaciones“, señaló Mariella Fumagalli, la directora del EAAF que participó del proceso para identificar el cadáver. Sin embargo, aunque se pudiera establecer que Cristian Graf cometió el homicidio, no habría consecuencia penal alguna porque este caso está prescripto. Según la ley argentina, el crimen de Diego prescribió hace casi 20 años: el plazo que establece la ley para investigar el caso es de 25. No se trata de un hecho de lesa humanidad cometido por las fuerzas del Estado, el único crimen imprescriptible en el país. El responsable, o los responsables, de matar al joven y encubrir el crimen, no pagarán su culpa con cárcel. No obstante, esto no implica que no se haga una investigación judicial para tratar de establecer qué pasó. Por este motivo, la causa a cargo del fiscal Martín López Perrando continúa avanzando y las autoridades siguen llamando a gente del entorno familiar a fin de reconstruir lo que ocurrió. Entre ellos a todos los compañeros del secundario de Diego, quienes fueron citados a declarar entre este jueves y viernes, según confirmaron a Infobae.

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