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  • Marcó más de 100 goles en Argentina, pero el fútbol nunca le gustó y jugó solo para cumplir su sueño: “Vivir feliz en campo”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 04/08/2025 04:35

    Josemir Lujambio en el campo, donde es feliz “Nunca tuve el sueño de ser futbolista. Lo mío fue de casualidad. Yo jugué al fútbol porque vi en el deporte un lugar donde podía cumplir mi sueño de tener campos”. A Josemir Lujambio nunca le gustó el futbol. Lo utilizó para poder cumplir su sueño de vivir en el campo. Estudió para ser Ingeniero Agrónomo, pero tuvo que abandonar la carrera porque no podía jugar y estudiar al mismo tiempo. Arrancó como arquero en las divisiones inferiores del club Champagnat de Durazno (Uruguay), donde debutó en el equipo principal de la segunda división de la ciudad. Pero a los 14 años lo pusieron como delantero y nunca más salió de ese lugar de la cancha. En 24 años de carrera, jugó en 19 clubes, entre amateurs y profesionales. Se consagró campeón con Defensor Sporting, además de pasar por Bella Vista, Sud América (logrando el ascenso a la máxima categoría), Peñarol y Porongos de su país. También, estuvo en Sport Marítimo de Venezuela, Rayo Vallecano de España, Querétaro y Celaya de México, donde se dio el gusto de atajar en un partido. En el fútbol argentino, marcó 102 tantos, repartidos entre Newell’s (6), Huracán de Corrientes (27), Banfield (33), Belgrano (17), Olimpo de Bahía Blanca (10), Instituto de Córdoba (10) y Atlético de Tucumán (5). Cuando Carlos Bilardo era el director técnico de Boca estaba buscando un delantero que hiciera goles. El Doctor le preguntó a Gloria, su esposa, que le respondió: “Traelo a Lujambio”. Pero finalmente no hubo acuerdo. El uruguayo, de 53 años, colgó tres veces los botines. La primera fue a los 24, cuando estaba en Banfield y fue transferido al fútbol mexicano. Pensó que era el mejor momento para el retiro. La segunda vez fue a los 31, cuando dijo basta después de dos temporadas repartidas entre Querétaro y Celaya. Cuando regresó de México, lo llamó Luis Garisto, que lo dirigió en el Taladro, para sacarlo del retiro y ficharlo para Instituto. Después, volvió a Banfield para jugar la Copa Libertadores y la Sudamericana con Julio Falcioni como DT. No obstante, siguió su carrera en Olimpo y volvió a anunciar el final de su carrera tras una temporada en el Decano en 2009. Dos años más tarde, lo volvieron a tentar de Defensor Sporting y dijo que sí. En la temporada siguiente, cambió de camiseta y se puso la de Porongos, donde colgó los botines para siempre. “Nunca más fui a una cancha. Y desde que me retiré hasta el día de hoy, que ya van 15 años, jugué un partido solo con mi hijo, porque me pidió que jugáramos un fulbito. Jugué 30 segundos y me desgarré”, relata el ex delantero en diálogo con Infobae desde Uruguay. Gritando un gol con la camiseta de Belgrano, una de las tantas que defendió en Argentina - ¿Qué es de tu vida, Josemir? - Todo tranquilo por acá, en el campo disfrutando de estos días de la parte de invierno que es la más linda en el campo, al menos es la que la que me gusta a mí, ¿viste? Pero tranqui, esta es una época de tranquilidad en el campo, después ya se vienen toda la parte de apariciones de los animales y ya empezás a trabajar mucho más. - ¿A qué se dedican? - En la estancia criamos ganado ovino y bovino. También, tenemos un complejo de cabañas para la pesca, pesca deportiva obviamente, ¿no? Tratamos de estar con el turismo natural, que es un turismo que después de la pandemia se abrió mucho acá en Uruguay. Antes no se conocía tanto, pero bueno, hoy está de moda y es un turismo muy lindo. Uruguay tiene unos lugares bastante lindos, y por suerte tenemos un lugar espectacular para ese tipo de turismo. Estamos en Tacuarembó, en la zona de Paso de los Toros, en el centro de Uruguay. –¿Cómo es tu día trabajo en el campo? –Me levanto y siempre hay cosas para hacer. Nos dedicamos a la ganadería ovina y bovina y tenemos un complejo de cabañas en un entorno natural, son bastante rústicas, para un turismo de pesca deportiva y conservación. Me levanto tranquilo, no hay con qué estresarse acá. El tiempo no pasa tan rápido como pasa en una ciudad, eso ni hablar. Y tenés de todo para hacer: un día sos carpintero, otro día sos soldador, otro día sos gaucho. Hay de todo para hacer, es un mundo totalmente diferente al fútbol: perdés el glamour, perdés un montón de cosas que te da el fútbol, que obviamente acá no lo tenés. - ¿Siempre tu principal pasión fue el campo? - Sí. Siempre soñé con trabajar en mis campos. Yo jugué al fútbol porque vi en el deporte un lugar donde podía cumplir mi sueño de tener campos. Nosotros obviamente éramos gente de clase media y seguramente se me iba a ser más difícil poder llegar a tener campos. - ¿O sea que nunca quisiste ser futbolista? - Nunca tuve el sueño de ser futbolista, como le pasa a la mayoría de los jugadores de fútbol. Ellos si sueñan con ser futbolistas, lo mío fue por casualidad. Pero bueno fue una carrera linda, una carrera que me gustó, a pesar de que no fuera un amante del fútbol. Traté de aprovechar las posibilidades que me dieron. - ¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol? - Yo jugaba en Deportivo Champagnat en Durazno, un equipo del colegio donde yo iba, de los hermanos maristas, que ahí en Argentina está muy relacionado con el Rugby. Nada que ver con el fútbol, pero bueno ahí empecé como arquero hasta los 14 años. Eso muy poca gente lo sabe. Un día, un técnico que teníamos me puso de delantero porque habían faltado unos chicos e hice unos goles ahí. Entonces, me dijeron tenés que ser delantero, no me gustaba, pero igual jugué. Luego seguí jugando en esa posición y ya no le di más bola al arco. Festejando en Banfield, donde dejó grandes recuerdos - ¿Te hubiera gustado estudiar una carrera universitaria más que jugar al fútbol? - Sí, sin lugar a dudas. Era buen alumno y me hubiese gustado aprender un oficio real con un título. Más allá de que hoy en día es medio difícil de llegar a hacer algo, a no ser que sea por afuera del fútbol, pero sí, me hubiese gustado estudiar. De hecho, estaba estudiando cuando empecé a jugar fútbol porque quería ser Ingeniero Agrónomo. - ¿Todo relacionado con el campo? - Claro, claro, sí, pero el fútbol llegó, se quedó y tuve que dejar los estudios porque te implican otras cosas que el fútbol a veces no te lo permite, ¿viste? Por lo menos, en aquellos años no te permitían estudiar y ser futbolista. Hoy es distinta la situación, ya que podés estudiar por internet. Pero en aquel entonces no, en aquel entonces era más bien estudiar o trabajar. - ¿Extrañás algo del fútbol o no? - ¿Sabés que no? Qué raro me siento hablando de esto porque para mí el fútbol como que fue, como que ya está. Hoy te digo la verdad, miro prácticamente nada de fútbol, nada. Mirá, lo único que miro es la selección argentina por Leo (Messi) porque me parece que más allá del jugador de fútbol, lo que es como persona es impresionante. Y rescato eso, rescato que todavía quede gente buena dentro del fútbol, porque yo considero que el fútbol se ha vuelto mucho en torno a la plata, a la política, hay muchos intereses creados, que no van con lo que yo quiero ser para mi vida. Obviamente que el jugador de fútbol deja de ser futbolista a una temprana edad para la vida y vos para para la vida sos joven cuando dejás de jugar al fútbol, pero para el fútbol sos viejo con 40 años. Y prácticamente tenés media vida más por delante. Entonces, yo qué sé, tenés que pensar antes. Soy de los que voy unos cuantos años adelantado analizando que va a ser de mi vida, qué voy a hacer, qué puede llegar a a pasar. Entonces, con ese pensamiento fui aprendiendo a dejar al fútbol antes que el fútbol me dejara a mí. - ¿Cómo fue ese proceso de colgar los botines? - Fue de un día para el otro. Yo en el último equipo profesional que jugué fue en Atlético Tucumán. Y luego pasé de Tucumán al campo, y al otro día estaba arriba de los caballos, con la gente trabajando, haciendo lo que me gustaba. Tampoco se me pasó por la cabeza en aquel momento pensar que había dejado de jugar al fútbol, era algo más en mi vida, ¿no? Para mí, era muy normal eso. Lujambio por estos días - ¿Seguís yendo a la cancha o jugando al fútbol? - No, nunca más fui a una cancha. Y desde que dejé el fútbol profesional hasta el día de hoy, que van más o menos 15 años, jugué solamente un partido con mi hijo porque me pidió que jugáramos un fulbito. Jugué 30 segundos y me desgarré (risas), tuve que ir al arco. Así que volví a terminar el fútbol donde lo empecé. - ¿En tu carrera de casi quince años dejaste el fútbol tres veces? - Sí, porque no me convencía. Otras de las cosas que le recriminaba al fútbol es que hay muchas cosas que no comparto, ¿viste? Hay mucha mala leche. Hay cosas que en lo que a mí me refiere, no me gustaban chicos que tenían condiciones y nunca llegaron porque había otro que tenía que llegar por contactos. Entonces, cuando se daba la oportunidad de dejarlo, de que alguien que no me quería más porque en el fútbol viste que hay técnicos que te quieren y otros que no, aprovechaba para colgar los botines. Tuvo un técnico que era un visionario. Yo había jugado profesionalmente cinco años y él me puso de lateral izquierdo. Fue un técnico uruguayo, en Bellavista. Pero la verdad que cuando te pasan esas cosas son señales de que no te quieren. Es como diciéndote no te queremos, entonces a buen entendedor pocas palabras. Pero luego volvía porque me lo pidieron dos o tres amigos míos. La última vez que volví fue cuando estuve en Instituto de Córdoba. Había venido desde México y Luis Garisto, hoy fallecido, me llamó para para que le diera una mano. Y bueno, volví y ahí me di cuenta de que estaba desperdiciando unos años más de fútbol, ¿viste? Podía hacer una platita más pensé y volví a jugar. Podía hacer una platita más, porque ya en esos años era mucho más lo que se pagaba que cuando arranqué. Hoy, los números son estratosféricos. Te acostás pobre y te levantas multimillonario. - ¿Pudiste hacer un buen colchón de dinero en tus quince años de carrera? - Mirá, yo no sé si pude hacer un colchón o no. Yo hice, y logré tener lo que yo anhelé toda mi vida. Hoy soy un afortunado de vivo de lo que hice ahí, vivo tranquilo, feliz con mi familia, tengo dos hijos, una nieta. Entonces, hoy estoy más feliz que nunca ¿no? Estoy en el lugar donde soñé estar toda mi vida, en el campo, porque obviamente que los números son otros. Los que te da el campo no son los mismos que me daba el fútbol (risas). Pero sí tengo la posibilidad de vivir tranquilo. - ¿Qué balance hacés de tu carrera? - Yo creo que el balance es sumamente positivo, ¿viste? Pero yo lo veo desde otro punto de vista, porque aprendí mucho, jugué al fútbol, tuve la posibilidad de jugar con grandes jugadores de fútbol, de aprender de la vida, de aprender otras culturas, de tener gente importante al lado mío mientras jugué, que me aconsejaban bien. También, hubo otros que me aconsejan mal. Pero ya tenía claro todo lo que quería y esas son las cosas que un jugador de fútbol tiene que valorar mientras esté jugando, porque después si no tenés la cabeza para hacerlo cuando estás jugando, después se te pasa el tiempo y no viene más, ¿no? - Sos de la época de Diego Maradona. ¿Con Pelusa te cruzaste alguna vez? - Con Diego jugué en contra. Él había regresado a Boca y yo estaba en Newell’s. Fue lindo poder estar ahí en la cancha con el monstruo, con esa clase que tenía ¿no? No pude jugar con él, pero si con otros jugadores también importantes. - ¿Cómo cuáles? - En Peñarol con Pablo Bengochea, en la selección de Uruguay con Enzo Francescoli. En Argentina jugué con Matute Morales. Son jugadores que te llenan el ojo, ¿viste? Porque si te digo Cristian el Laucha Lucchetti que no agarraba una (risas). El Laucha es mi hermano. Fue muy lindo jugar con Cristian Traverso en Querétaro de México. Con el Coco Capria también. Fueron un montón de jugadores con la calidad de persona de puta madre, muy buena gente. –¿Te hubiese gustado jugar más en la selección? –En el momento que estaba, no era lo que es hoy. Había muchos problemas con los dirigentes, había veces que nosotros nos teníamos que pagar el pasaje... Ese era otro mundo. Entonces vos me decís: “¿De qué equipo sos hincha?” Y yo no soy hincha de ninguno, pero dónde mejor la pasás, es de dónde te acordás más. Y en la selección no fueron gratos recuerdos: no le ganábamos a nadie, éramos un desastre. Entonces no es si hubiese querido jugar más o menos, jugué lo que tenía que jugar y listo. Y tampoco hago ese balance.

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