02/08/2025 02:44
02/08/2025 02:44
02/08/2025 02:43
02/08/2025 02:43
02/08/2025 02:43
02/08/2025 02:42
02/08/2025 02:42
02/08/2025 02:42
02/08/2025 02:42
02/08/2025 02:42
Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 01/08/2025 15:34
Cerrado desde 2021 por riesgo estructural, el Teatro Auditorium permanece hoy como un edificio clausurado en pleno centro de la ciudad. Pero para decenas de instituciones culturales, educativas y artísticas, ese lugar fue durante años mucho más que un espacio físico: fue un símbolo, un punto de encuentro, un escenario compartido. El abandono progresivo del teatro no solo refleja la falta de inversión pública, sino una desconexión con las memorias vivas de la comunidad que lo habitó. Allí se formaron artistas, se aplaudieron talentos emergentes, se celebraron fines de ciclo y se compartieron emociones colectivas imposibles de medir. Un lugar que construyó cultura Ubicado en calle Urquiza, a metros de la plaza principal 25 de mayo, el Auditorium fue durante décadas el teatro más importante de la ciudad. Con capacidad para más de 500 personas, buena acústica y un escenario de grandes dimensiones, se convirtió en sede de festivales escolares, funciones teatrales, recitales, conciertos sinfónicos, muestras de danza, cine debate y actividades municipales. Allí no solo se presentaban obras profesionales: era un teatro hecho y sentido por la comunidad. Desde alumnos de escuelas públicas que actuaban por primera vez, hasta músicos locales que ofrecían sus primeros recitales o bailarines que se subían al escenario en las galas de fin de año. Ecos del pasado: lo que se hacía en el Auditorium Desde Despertar Entrerriano hablamos con diferentes instituciones —escuelas de danza, grupos de teatro, conservatorios locales, escuelas e institutos de formación artística — se repiten los mismos relatos: el Auditorium fue, durante muchos años, la casa común de la cultura concordiense. “Llevábamos a nuestros alumnos a cerrar el año con un espectáculo ahí. Era emocionante. La familia venía, los chicos se preparaban durante meses. Hoy ya no tenemos dónde hacerlo con esa calidad”, destacaron a nuestro medio desde la vicerrectoría de la Escuela N° 65 “Guillermo Brown” Desde un instituto de danza, quienes usaron por años ese espacio, destacaron que “ensayábamos mucho tiempo para hacer presentaciones artísticas. Era un lugar donde nos veíamos reflejados y más para los pequeños que era una emoción enorme. Hoy ese reflejo no está y es culpa de las malas decisiones del Estado que jamás apostó a una cultura integral para todos los concordienses”. “Presentábamos nuestros trabajos de danza, bailes, coreografías hermosas y la gente nos miraba como si estuviéramos en el Colón. El teatro nos daba alegría. Hoy tenemos que pagar muy caro lugares como el Centro de Convenciones o elegir el Odeón, siendo hoy una de las únicas opciones que han quedado en la ciudad” sumaron. Desde el conocido Conservatorio Clementi manifestaron que “los fines de ciclo se hacían ahí. Tocaban los alumnos, los profesores los acompañaban y el público escuchaba en silencio. Era un espacio con respeto, con clima de cultura. Hoy, sin el Auditorium, perdimos esa atmósfera. Lo reemplazamos, pero nunca se igualó”. “Los cierres de año de danza eran ahí, con más de 200 personas en escena. Ahora todo se redujo, tenemos que alquilar salones o usar el Odeón. No hay otro lugar así en Concordia. El Auditorium era como una gran aula, pero con aplausos”, recordó la directora de una academia artística. Estos testimonios, recogidos de distintas instituciones y profesionales, muestran un vacío que no se resuelve solo con abrir puertas: lo que se perdió fue también el sentido de pertenencia que construía comunidad artística y educativa. El presente: un teatro cerrado, un reclamo abierto El edificio, propiedad del Obispado de Concordia, fue cedido al municipio mediante un convenio que, según funcionarios, no se cumplió en términos de mantenimiento. Desde 2021 está clausurado por riesgo de derrumbe. Tiene el techo dañado, filtraciones, paredes húmedas, instalación eléctrica inoperativa y baños inutilizables. Las últimas gestiones municipales prometieron una recuperación en etapas, pero los avances han sido lentos. Recién en 2025 se reiniciaron las conversaciones con el Obispado para firmar un nuevo convenio que habilite la obra. La comunidad cultural, mientras tanto, espera hace más de tres años. ¿Por qué era importante? Porque “era un lugar donde convivían el arte, la educación, la expresión social y la diversidad cultural. No era solo para espectáculos profesionales: era el punto donde el arte llegaba a la gente, donde las instituciones podían mostrar lo que hacían, donde la cultura se democratizaba. Un espacio público que unía generaciones, géneros y géneros artísticos” destacaron desde el staff de profesoras de uno de los institutos de danza. “El Auditorium era un termómetro de la vida cultural de Concordia. Hoy, su silencio es también el de muchas voces que esperan ser escuchadas”. ¿Qué se necesita? Más que una obra edilicia, se necesita una decisión política y cultural. Restaurar el Auditorium no es solo reparar una estructura: es restituirle a la comunidad su escenario más simbólico. Es permitir que las instituciones, las escuelas, los artistas locales vuelvan a tener un lugar donde crecer, mostrar y compartir. El Auditorium está cerrado. Pero las instituciones siguen esperando, teniendo lugares donde ensayar, viendo salones prestados donde bailar, aulas donde cantar. Esperan volver, no por nostalgia, sino porque ese escenario fue parte de su identidad. Y porque saben que una ciudad sin cultura viva es una ciudad que se apaga lentamente. Fuente: Despertar Entrerriano
Ver noticia original