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Fecha: 31/07/2025 20:38
De los de 3 millones de jubilados con cuentas en el Banco Nación, alrededor de 700.000 utilizan tarjeta de crédito del BNA con saldo y más de 365.000 tienen un préstamo personal vigente. En un escenario marcado por el deterioro de los haberes y el congelamiento del bono, los jubilados se convirtieron en uno de los segmentos que más préstamos para consumo han solicitado en los últimos meses, a pesar de los elevados costos financieros asociados. Estos créditos, con tasas de interés que pueden superar el 300% anual, se están convirtiendo en una salida cada vez más común para afrontar los gastos cotidianos. En contraste, la inflación prevista para los próximos 12 meses es del 21%, lo que pone en evidencia la creciente brecha entre ingresos y costos. De los 3 millones de jubilados con cuentas en el Banco Nación, alrededor de 700.000 utilizan tarjeta de crédito del banco con saldo, y más de 365.000 tienen un préstamo personal vigente. En lo que va del año, se financiaron montos promedio de $1,6 millones, con una tasa nominal anual (TNA) de 44% y una tasa efectiva anual (TEA) de 54%. Según fuentes del Banco Nación, “los saldos financiados a jubilados para consumo, tanto mediante préstamos personales como tarjetas de crédito, registraron un fuerte impulso en los primeros meses de 2025 y continúan mostrando un crecimiento, alcanzando un aumento mensual promedio del 11% durante los primeros cinco meses del año”. La crisis de los jubilados: endeudamiento como última opción El crédito al consumo en general comenzó a desacelerarse desde octubre de 2024 debido al estancamiento de los ingresos. Sin embargo, algunos especialistas observan que, en el caso de los jubilados, el endeudamiento se convirtió en una solución ante la desaparición de los créditos subsidiados por ANSES, que anteriormente ofrecían tasas más bajas que la inflación. “Los que cobran menos son los que siguen endeudándose, y como hay mucha economía informal, algunos piden créditos para dárselo a sus hijos”, comentó el abogado previsionalista Adrián Troccoli. En su opinión, esta situación refleja un problema estructural no resuelto por el gobierno: “Otros gobiernos recurrieron al FGS para prestarles dinero en vez de corregir la cuestión de fondo, y ahora nada”. Un claro ejemplo de este endeudamiento se dio en un caso reciente donde un jubilado que cobra la mínima de $379.294,79 (incluido el bono de $70.000) tomó un préstamo de $700.000 para llegar a fin de mes. Pero al no poder pagarlo, optó por un nuevo crédito de $1.200.000 a 36 cuotas con una Tasa Efectiva Mensual Fija (TEM) del 11%, TNA de 135% y un CFTEA con IVA de 285%. “El contrato prevé una cuota mensual de $160.000, equivalente al 40% de su haber”, pero el sistema de amortización francés hace que el monto total a pagar, al final de las 36 cuotas, sea de $5.760.000, con una tasa efectiva superior al 360%. Crédito caro y tasas inalcanzables El crédito para consumo sigue siendo caro, especialmente para los jubilados, quienes recurren a estas líneas financieras para cubrir sus necesidades más básicas. En Banco Piano, uno de los primeros en ofrecer préstamos a jubilados tras la crisis de 2001, las tasas de interés continúan siendo elevadas. Según el banco, se ofrecen préstamos con Tasa Nominal Anual entre 45% y 80%, lo que genera un Costo Financiero Total Efectivo Anual (CFTEA) que oscila entre 69,25% y 150,79%. Este alto costo financiero se debe a que, en el contexto actual, las tasas no dependen solo de la inflación, sino de la escasez de pesos en el mercado. Como explicaron desde el banco, “por la misma razón que baja la inflación, suben las tasas: al no emitir, escasean los pesos, lo que hace que baje la inflación y suban las tasas”. Esta tendencia se refleja en el comportamiento del crédito personal en general, que en enero de 2024 alcanzó 144% de TNA debido al impacto de la devaluación y los altos niveles inflacionarios. Aunque las tasas han ido descendiendo, desde agosto de 2024 se han estabilizado en torno al 70% en promedio. Desde el punto de vista económico, los especialistas advierten que el ajuste a las jubilaciones continuará, especialmente si el veto al aumento propuesto por el Parlamento se mantiene. Según la consultora C-P, “quienes cobran el haber mínimo perderán en términos reales por el congelamiento del bono”, lo que afectará aún más la capacidad de consumo de los jubilados y, por ende, su necesidad de endeudarse. (Con información de diario Clarín)
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