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» Elterritorio
Fecha: 31/07/2025 03:45
Una investigación pionera encabezada por la Dra. Natasha Schvezov, investigadora del CONICET y docente de la UNaM, confirmó la presencia de microplásticos en múltiples puntos del Alto Paraná, incluso en zonas sin actividad humana aparente. La amenaza silenciosa se expande y preocupa a la comunidad científica por su impacto en el ambiente y la salud humana. miércoles 30 de julio de 2025 | 17:00hs. Imagen referencial. La presencia de microplásticos en el río Paraná ya no es una hipótesis: una investigación desarrollada en la provincia de Misiones confirmó su existencia en distintas zonas del Alto Paraná. El estudio, liderado por la Dra. Natasha Schvezov, investigadora del CONICET y docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), relevó muestras en el agua y avanza ahora sobre tejidos de peces y ranas. “Los microplásticos, partículas de plástico menores a 5 milímetros, están en todos lados”, afirmó Schvezov en diálogo con Radio Universidad. La investigadora detalló que los primeros análisis fueron realizados en Posadas, Garupá, Candelaria y Corpus. “Incluso en Corpus, donde hay muy poca actividad humana, encontramos una cantidad considerable”, señaló. La investigación comenzó a raíz del interés de Schvezov por este tipo de contaminación. “Cuando volví a Misiones, quise estudiar el río Paraná, que usamos todos: como fuente de agua, para pesca, recreación o incluso con fines comerciales. En esta zona no había estudios previos”, explicó. En Posadas se tomaron muestras en diversos puntos con distinto grado de intervención humana: desde sitios recreativos como la playita de Villa Cabello o Costa Sur, hasta áreas naturales como la Reserva Itá. En todas ellas se detectó microplástico. “Lo preocupante es que independientemente del uso del sitio, los plásticos están presentes”, advirtió en diálogo con FM Universidad 98.7. La científica también mencionó los efectos perjudiciales de estas partículas: “Los microplásticos ya se encontraron en humanos, animales y plantas. Afectan los sistemas fisiológicos, inmunológicos y endocrinos, entre otros”. Además, alertó sobre la proliferación de floraciones algales que se adhieren a estas partículas, agravando el problema ecológico. Actualmente, Schvezov trabaja en el análisis de tejidos animales y busca financiamiento para continuar la investigación. “Hoy estamos haciendo lo que podemos con lo que hay. La falta de recursos es una barrera constante”, lamentó, y agregó que está presentando proyectos tanto en la UNaM como en otras entidades científicas. La docente forma parte del Laboratorio de Genética Evolutiva del Instituto de Biología Subtropical (IBS), y colabora con equipos como el de Biología Pesquera, dirigido por Lali Berrido, y otros investigadores como Diego Baldo. Además, cuenta con la asistencia de estudiantes que se están formando en la investigación científica. Sobre la posibilidad de divulgar estos conocimientos y generar conciencia social, Schvezov expresó que tiene en mente proyectos con escuelas. “Quiero que los chicos aprendan qué es la ciencia y el impacto del uso del plástico. Eso todavía está en etapa de planificación, pero es una prioridad”, señaló. Para la investigadora, conocer el sistema es el primer paso para poder cuidarlo. “Aunque los niveles encontrados no sean tan altos como en grandes ciudades, son comparables a los de Córdoba, lo cual es llamativo dado que tenemos una población mucho menor”, dijo. Finalmente, subrayó: “Este pequeño número de partículas debe alertarnos. Estamos generando una contaminación de la que muchas veces ni siquiera somos conscientes”.
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