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  • Napenay en movimiento: agua potable, energía y caminos para un pueblo que despierta

    » Primerochaco

    Fecha: 30/07/2025 01:19

    En el corazón del Chaco profundo, a 186 kilómetros al oeste de Resistencia por la Ruta Nacional 16, Napenay avanza con paso firme. Lejos de los grandes centros urbanos, esta localidad de tercera categoría, de apenas unos pocos miles de habitantes, está viviendo una transformación que, aunque silenciosa, es profunda. Y al frente de ese proceso está Javier Ayala, un joven intendente que asumió la conducción del municipio hace poco más de un año y medio con un objetivo claro: devolverle a su pueblo la dignidad de los servicios básicos. «Recibimos un municipio bastante complicado», dice Ayala sin rodeos. «El parque automotor estaba destruido, las calles abandonadas y, lo más grave, muchas familias no tenían acceso a agua potable». Sin embargo, en estos meses de gestión, Napenay comenzó a cambiar su paisaje cotidiano. Y aunque la transformación es paulatina, es tangible: calles asfaltadas, nuevas luminarias, obras de infraestructura eléctrica y la esperada llegada del agua a sectores que la esperaban hace décadas. Agua: el recurso más básico, el sueño más postergado En julio de 2025, la noticia que movilizó a todo el pueblo fue la concreción de una obra esperada por generaciones: la conexión de agua potable para más de 70 familias del barrio sur. “Con esto logramos que todo el sector sur del pueblo tenga agua potable. Para nosotros esto no tiene precio”, afirma el intendente, visiblemente emocionado. La importancia del agua excede lo práctico. En un pueblo que supera los 100 años de historia, había aún instituciones públicas esenciales, como el centro de salud local, que funcionaban sin acceso a agua potable. “Ahora el centro de salud ya tiene agua. Y estamos gestionando para que también llegue a la escuela primaria del norte, donde asisten más de 700 chicos”, detalla. La esperanza ahora está puesta en la concreción del segundo acueducto del interior, una obra que beneficiará a 24 localidades chaqueñas, entre ellas Napenay. “El plazo de obra es de dos años. Ojalá se cumpla. Para nosotros sería una revolución sanitaria y social”, dice Ayala. Energía para el desarrollo El agua no es el único desafío estructural. La energía eléctrica también fue una deuda histórica. En el sector noroeste del pueblo, ubicado detrás del cementerio, unas 70 familias vivían desde hace más de cinco años sin luz eléctrica. «Ya iniciamos la obra de alta tensión. Los postes están colocados, y en breve comenzaremos con el tendido de cables. Después, entramos al barrio», explica. A la instalación eléctrica se le sumará enripiado de calles, en una clara intención de no dejar ningún aspecto librado al azar. “Queremos que esas familias vivan mejor. Sabemos que no es fácil, pero estamos haciendo todo lo posible para que la calidad de vida mejore en todos los frentes”, afirma el jefe comunal. Asfalto, luces y una nueva imagen Otra de las grandes obras que Napenay celebra son las 12 cuadras de asfalto inauguradas en febrero en el sector norte. A eso se le suman alrededor de 80 luminarias LED colocadas en las dos entradas al pueblo y en distintos barrios. «La iluminación es seguridad, es pertenencia. Es un mensaje de que estamos presentes», sostiene Ayala. Los desafíos siguen: rutas, producción y obras Más allá de los avances, Ayala sabe que queda mucho por hacer. La prioridad inmediata es llevar el agua potable al sector norte del pueblo, donde se concentra la mayor cantidad de vecinos. “Si no lo logramos antes del verano, va a ser muy difícil. Hoy no damos abasto con los camiones y tractores municipales para abastecer de agua. También atendemos a las zonas rurales”, explica. La situación de las rutas también es crítica. La Ruta Nacional 16 y la Ruta Provincial 89 están deterioradas al extremo. “Más que pozos, hay cráteres. Hacemos lo que podemos desde el municipio: señalizar, tapar un poco. Pero necesitamos una solución definitiva”, reclama. Las rutas no solo son necesarias para la conectividad, también lo son para la producción: Napenay es parte de una región agrícola que depende del buen estado vial para su desarrollo. Los productores, por su parte, aún sufren las secuelas de la sequía. “La seca hizo estragos. Hablé con varios productores, y si bien la disminución de las retenciones no resuelve todo, ayuda”, destaca. Cultura del trabajo, paciencia y gestión En un contexto donde la ansiedad social es comprensible tras años de promesas incumplidas, Ayala apuesta a una gestión de cercanía, con diálogo y presencia constante. “Hay vecinos que entienden que vamos paso a paso. Otros están más apurados, sobre todo con el tema del agua. Pero todos ven que trabajamos con compromiso y que las obras empiezan a llegar”. Con apenas año y medio de gestión, el joven intendente no se victimiza. Sabe que el municipio tiene recursos limitados, pero se apoya en la articulación con la Provincia y en una visión de mediano plazo: mejorar la calidad de vida, sentar bases duraderas y no gobernar a fuerza de parches. “Queremos cambiar la realidad de Napenay. Lo estamos haciendo, y lo vamos a seguir haciendo”.

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