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» Diario Cordoba
Fecha: 29/07/2025 10:37
Ha muerto Hulk Hogan, el quijote del ‘bourbon’ de Tennessee y el mostacho y el pañuelo en la cabeza que asocias con las ‘chopper’ de Easy Rider y la contracultura que la pegaba en la espinilla a la guerra de Vietnam. Hogan es el gladiador de los bíceps aceitados, que escucha a Dolly Parton y en lugar de degollar tracios en la arena, tritura latas de Budweiser. Hogan es el Zeus del ‘pressing catch’, la gallina y el huevo con la lucha libre mexicana, aunque los aztecas se llevan el pedigrí y la palma, mal que le pese a Trump. Hulk Hogan era un admirador del señor Zanahoria, un lunar sublimado por la grotesca imitación de Joaquín Reyes. Se ganaba la vida a base de peleas ficticias, pero veros trompazos. Porque aceptamos las reglas del juego de unos cuadriláteros de ‘fanzine’, donde no hay más tongo que el que le pongamos a nuestra imaginación. Todo lo contrario de lo que ocurre con esta cruzada particular que ha emprendido la clase política, acervada por los datos curriculares. Una afamada periodista puso el dedo en la llaga con el ‘affaire’ de Noelia Núñez, alentando lo que es un secreto a voces. Aunque es de necios generalizar, uno de los vicios actuales de la política es empollar la meritocracia del peloteo. Medrar es tan antiguo como el hilo negro, pero antes se acomplejaba ese salto si no iba acompañado de una sólida formación o el probo ejemplo de partir de una extracción humilde y acabar de catedrático merced a la imaginaria del tesón -presunciones de inocencia aparte, Cristóbal Montoro se despeja de esa referencia-. A los currículos del común de los mortales les ocurre como a las fichas de seguridad de los productos químicos, de los que se emiten versiones actualizadas mejorando las condiciones de seguridad o, en su caso, engordando las reseñas personales. Sin embargo, muchos políticos son salmones, y en lugar de acrecentar, encanijan con el paso del tiempo esos datos, evidencia de unos inicios tan fabularios como las trolas del barón de Munchausen. Cuando aparece en la hoja de servicios que hizo estudios de Derecho o de Ingeniería, desconfíen tanto como de esa proliferación de etiquetas eco biológicas. Para quitarse complejos, ahí tienen el ejemplo de Corcuera, que no dijo para chulo mi pirulo, pero con una maestría de FP llegó a ministro del Interior, con todas sus luces y sus sombras. Pero acaso el mejor consejo que se le puede dar a la señorita Núñez y a todo el corifeo de ninis mediáticos que le tocan las maracas a los líderes supremos, es el que expresó Cándido Méndez: que acabe su estudios. No me lloren con el mantra de agendas apretadas porque muchos españolitos han terminado su carrera sacando tiempo debajo de las piedras. Estudiar, suspender y finalmente aprobar es un magnífico elixir contra un huero endiosamiento, y poner en valor sin papanatismos la teoría del esfuerzo. *Licenciado en Derecho, graduado en Ciencias Ambientales y escritor
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