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Fecha: 29/07/2025 10:36
El 18 de julio parecía ser una fecha clave para cientos de médicos de todo el país: ese día se conocieron los resultados del Examen Único Nacional, una instancia central para acceder a residencias en hospitales públicos. Para Joaquín Portillo , egresado de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), los números eran claros: sacó 86 puntos , una calificación que lo posicionaba bien para ir a especializarse en un hospital de Buenos Aires. Sin embargo, días después recibió una noticia inesperada: por decisión del Ministerio de Salud de la Nación, deberá volver a rendir el examen, junto a otros 268 postulantes, por sospechas de irregularidades. Portillo explicó que “se trata de un examen único, el mismo para todo el país y para todas las especialidades». En base a dicho examen, «después se arma un orden de mérito que combina la nota del examen con el promedio académico. Eso determina quién queda arriba de quién”, profundizó Portillo, quien se preparó durante meses para esa instancia. El problema surgió cuando desde Nación detectaron supuestos patrones “atípicos” en los resultados, como una concentración de altas calificaciones entre postulantes extranjeros. “Nuestro rol como estudiantes no es investigar si hubo o no fraude. No nos compete. Lo que sí creemos es que la forma de resolverlo no es meter a todos en la misma bolsa y hacernos pagar a todos por igual”, sostuvo el joven médico en declaraciones al programa «De 10», que se emite por «LT10». Decisiones que se desmoronan La medida afecta a cientos de aspirantes que ya habían tomado decisiones vitales en base al resultado original. “Muchos compañeros rindieron también el examen del Hospital Británico. Al comparar ambos puntajes, algunos dijeron sí o no a otras ofertas. Ahora, todo se va para atrás, con lo que eso implica”, señala. Portillo no oculta su desconcierto ante los criterios utilizados por la cartera sanitaria: “Pusieron como punto de corte una nota de 86. Te meten en una bolsa de sospechosos, pero si sacaste 85 o menos, quedás afuera de esa bolsa. Eso no nos parece justo ni correcto”. Cuando se le preguntó si siente que está bajo sospecha por haber tenido un buen desempeño, no duda: “Exactamente. Si me hubiera sacado 85, hoy no estaría en esta situación. Quedás en la nebulosa de la sospecha solo por sacar una buena nota”. “La vara ya no va a ser la misma” Uno de los principales cuestionamientos al nuevo examen, previsto para el 7 de agosto, es que romperá con la idea de igualdad que dio origen al sistema. “La idea del examen único era que todos rindamos en el mismo momento y bajo las mismas condiciones. Pero ahora, no importa si el nuevo examen es más fácil o más difícil: la vara ya no será la misma, y eso no es justo ni para los que rindan de nuevo ni para los que no”, advierte Portillo. Además del desgaste emocional, el cambio afecta la planificación personal y profesional de los aspirantes. “Concursé para irme a Buenos Aires. Todo estaba justo con los tiempos: entre la primera y la segunda semana de agosto, ya sabés dónde vas a hacer la residencia; y el 1° de septiembre arrancás. Si esto se retrasa, todo se vuelve caótico. Son cambios de vida muy importantes”, explica. Rumores, versiones y falta de certezas Consultado sobre las supuestas irregularidades, Portillo repite con cuidado que los estudiantes no están en condiciones de confirmar nada. “Lo que dijo el vocero (Manuel Adorni) fue que hubo personas, creo que de Ecuador, que históricamente no figuraban en los primeros puestos y ahora aparecían entre las notas más altas. Eso es lo que él dijo”, aclara. También reconoce que circularon otras versiones entre los grupos de postulantes: desde exámenes vendidos por sumas de hasta cinco mil dólares, hasta situaciones sospechosas en sedes del interior del país. “¿Es verdad o no? No lo sé. No acuso a nadie. Pero nosotros no tenemos herramientas para saber quién lo hizo o qué pasó”, insiste. Lo que sí tienen claro, afirma, es que “no es la forma de solucionar esto”.
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