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Parana » Uno
Fecha: 28/07/2025 14:12
La Terra Preta, el libro reciente del fecundo autor entrerriano Elbio Woeffray, con datos de la historia y la ecología sobre los saberes ancestrales aplicados El corazón de la Amazonia ha guardado suelos de tierra negra por muchos años, conocidos como ‘tierra negra indígena’, que cuentan una historia fascinante y reflejan una profunda conexión entre las personas y su entorno, dice el ingeniero Elbio Miguel Woeffray, nacido en Colón y radicado al lado, en San José. Estos suelos amazónicos esconden secretos que han capturado la atención de científicos, agrónomos y ecologistas, indica, y uno de ellos es él mismo. Woeffray lamenta, de entrada, que la colonización borrara con sus incursiones el patrimonio natural y las prácticas culturales. En Entre Ríos hay sólo 18.000 trabajadores rurales registrados y más del 60% en la informalidad Viajes de Orellana “La Terra Preta”, una obra de 158 páginas publicada por El Miércoles, contiene capítulos sobre los primeros europeos en atravesar el continente, por la cuenca del Amazonas, y sobre los investigadores que dieron cuenta de esta riqueza inusual, debida no sólo a las condiciones de la naturaleza del lugar sino a la mano de la mujer y el hombre. Las expediciones de Francisco de Orellana desde 1541 se llevan buenas páginas, con sus encuentros y desencuentros con los pueblos nativos, y sus abusos de la hospitalidad de esas comunidades. Orellana y Gonzalo Pizarro realizaron viajes en busca de riquezas, encontraron personas y comunidades amistosas, y otras hostiles, como un grupo de esbeltas y fibrosas amazonas, según los relatos de entonces. Con un sinfín de peripecias, Orellana navegó con su gente miles de kilómetros por el Amazonas y sus afluentes. Y llevó noticias a Europa. Décadas después se realizaron otros viajes en busca de riquezas, sea en especies o en metales, por el Amazonas, y dieron con algo inesperado: la tierra negra, elaborada por las comunidades. Respeto y equilibrio “Los sitios arqueológicos con Terra Preta se ubican comúnmente a lo largo de ríos e interfluvios, ocupando llanuras aluviales, elevaciones marginales adyacentes y tierras secas”, explica el autor, que antes de “la Terra Preta publicó “El Río de los Jesuitas”, “El Supremo y la república federal entrerriana”, “Santo Domingo Soriano, el misterio de su fundación”, y “Entre Ríos, el Estado al que le robaron la luz”, entre otras obras. “La Terra Preta es un complejo cultural en el que el hombre y la naturaleza se entrelazan para proveer un recurso finito. Es el legado vivo de una antigua relación de respeto y equilibrio entre el ser humano y la tierra, que podría alimentar al mundo por miles de años”, asegura Woeffray. Esas comunidades ancestrales del Abya yala (América), “lejos de ser poblaciones incivilizadas, dominaban conocimientos que aún nos resulta difícil comprender y poner en práctica, como son las tierras negras”, apunta. Luego explica: “Las actividades de las personas que vivía en el bosque antes y después de la llegada de los europeos llevaron a una acumulación de residuos de plantas, animales, grandes cantidades de carbón vegetal y varios elementos químicos que restauraron el suelo a conveniencia del hombre y su supervivencia”. “Por mucho tiempo se llegó a debatir el origen que daba paso a la formación de este tipo de estructuras, montículos, cerros, lomas o cualquier otro nombre con el que lo describieron tiempo atrás. Finalmente, la mayor parte de investigadores y las evidencias descritas anteriormente corroboran que son de origen antropogénico, basado en las prácticas, cultura y tradiciones que las evidencias topográficas mostraban debido a los asentamientos ya sea cortos o prolongados”. Intervención humana El análisis de los suelos antropogénicos amazónicos indica que las alteraciones por acción humana, como la incorporación de residuos orgánicos y los efectos del fuego en el horizonte superficial “influyeron en algunas de las características químicas, físicas y biológicas”, para dar tierras feraces, notables en el mundo. “Algunas de las prácticas antiguas incluían la caza, la pesca y la recolección de muchos productos que luego se llevaban al lugar de habitación para su consumo directo como alimento o para su uso como materiales de construcción o combustible. Los subproductos como heces y orina, carbón, cenizas y otros materiales orgánicos se acumularon en el lugar de uso o se eliminaron en áreas de desechos específicas, que con el tiempo dieron paso a las Terras Pretas”, resume. Elbio Woeffray historiador (1) El historiador Elbio Woeffray nos revela un suelo hecho a medida El autor se detiene en cada uno de los aportes para la formación de este suelo, con técnicas hoy envidiables, cuando asistimos, al contrario, a su degradación. Desechos orgánicos, efectos del fuego, materia fecal, el carbón vegetal, las cenizas. Y en base a algunos estudios apunta que este suelo sería capaz de regenerarse. “En una finca de Brasil los campesinos extraen la tierra negra para venderla como abono a las explotaciones vecinas, pero se han dado cuenta de que, si dejan una capa de unos 20 centímetros en el suelo, al cabo de 20 años el estrato de la Terra Preta vuelve a alcanzar su espesor inicial”. Algunos autores creen que este fenómeno podría ser debido a los microorganismos que habitan en la Terra Preta. Sin embargo, admite Woeffray, esta supuesta capacidad auto regenerativa no ha sido confirmada de momento por otras observaciones. Biochar y pirólisis En la actualidad, uno de los conceptos que más se asemeja a las propiedades de Terras Pretas son los de nominados ‘biochar’, dice el autor, en referencia a un carbón vegetal que se obtiene de restos vegetales y residuos de biomasa. El biochar no se usa como combustible, no se quema sino que se aplica al suelo para mejorar sus propiedades. “Los suelos donde se ha aplicado el biocarbón en combinación con fertilizantes, la producción vegetal incrementa y estimula la actividad microbiana. Y mejora sus propiedades físicas y químicas. El biochar se puede obtener a partir de residuos agrícolas, forestales e, incluso, residuos urbanos. Algunos residuos que no podrían ser aplicados en los cultivos por su toxicidad en el suelo, sí podrían pasar por el proceso de pirólisis -como tratamiento de saneamiento- y ser aprovechados para la obtención de biochar”, indica. Woefray destina capítulos finales a mostrar algunos pueblos antiguos del sur entrerriano que construían montículos, con incidencia en el suelo de esos predios; y a la aplicación de saberes antiguos con modelos modernos en Entre Ríos, como el uso de chip de madera de eucaliptus para fabricar tierra vegetal en conjunto con guano de gallina. Además muestra un ejemplo de “comprensión del equilibrio natural” en el establecimiento “Tranqueras de Colón”, en San José. Para conocer.
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