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Crespo » Paralelo 32
Fecha: 27/07/2025 16:24
Crespo- Durante el invierno se intensifica el uso de estufas y calefactores. Y si son utilizados incorrectamente, aumenta el riesgo de intoxicaciones con monóxido de carbono, gas inodoro e incoloro que puede enfermar y hasta provocar la muerte. “Es importante que un profesional revise instalaciones y controle su funcionamiento. También es necesario mantener la ventilación adecuada. Todo ambiente que tiene calefacción sin salida, calefactor convencional, cocina, tiene que estar ventilado, porque todo lo que es llama genera monóxido. Por eso están las rejillas de ventilación inferior y superior, que no se tienen que tapar nunca. Aunque entre frío, insectos, tiene que ser permanente su uso, porque asegura el ambiente que está calefaccionado en invierno o cuando estás cocinando, todo el año. Con los calefones y termotanques también, hay que tener cuidado con el tiraje, debe ser el adecuado, con trabajos hechos a través de profesionales”, dijo Sergio Folmer (Matrícula Gas Profesional N° 120, Primera Categoría), a Paralelo 32. En el rubro desde 1996, reconoce que “Cuando apareció GasNea y la red de gas natural hubo mucho de aprendizaje, capacitaciones, consultas a inspectores, en mi caso leyendo el reglamento que ampara este trabajo, que, si bien no fue cambiando tanto, exige estar atento a cosas que se van anexando. Actualmente somos alrededor de 16 los matriculados en Crespo. Con muchos estamos en contacto, hay buena predisposición para ayudarnos”, dijo. Tips útiles Explicó que revisar la llama, controlar la ventilación y verificar el estado de los artefactos evita intoxicacionespor monóxido de carbono. Y detalló cuidados para un uso seguro. “Es importante asesorar, más que nada con los últimos casos que hubo en el país. Hay gente que no toma conciencia de la importancia de un correcto funcionamiento”, advirtió. Para Folmer es clave una revisión anual antes de poner en funcionamiento calefactores: “Siempre se recomienda esto. Hay que prestar atención a la llama en el gas, que tiene que ser azul. Cuando es amarilla produce monóxido y es una llama incompleta. Ahí hay que hacerlo revisar, llamar a un especialista. Así como controlamos el aire acondicionado en verano, debemos controlar los aparatos del invierno”, enfatizó. Subrayó la importancia de contar con personal habilitado para la función: “Siempre se recomienda un gasista matriculado, que tiene la responsabilidad civil de darle seguridad al usuario, y que lleva normas vigentes: que estén colocadas las rejillas de ventilación superior e inferior en el caso de un convector sin salida y que las llamas estén bien. Nos guiamos por lo que rige a través del ente regulador, en nuestro caso GasNea. Hacemos la inspección final, controlando que todo funciona y haciendo recomendaciones pertinentes, poniendo énfasis en las rejillas de ventilación inferior -la de entrada de aire- y superior -la que saca el monóxido cuando hay algún artefacto que pierde- garantizando ventilación permanente. En invierno cerramos persianas y ventanas, por eso la importancia de las rejillas. Y siempre hay que utilizar artefactos aprobados por Energas”. Sumó que “Mucha gente por ahorrar dinero plantea el ‘lo voy a hacer yo’. Ponen cualquier caño, sin la inclinación correcta. Todo tiene que ejecutarse correctamente, incluso para ampliar la vida útil de artefactos. Hay que verlo como inversión, no como gasto. Cuando hablamos de calefacción y gas, el problema pasa por el tiempo que tenés de un invierno al otro. En el medio entran pelusas, cae algún elemento, algún pequeño papel en el artefacto, y es perjudicial. A veces abro calefactores y están llenos de telarañas, tierra. Se va oxidando el material, se pega y genera humedad”. Aclaraciones Folmer explicó que incluso cuando la combustión es correcta se producen gases: “La combustión, aunque tenga llama azul, produce dióxido de carbono, que no es tan tóxico como el monóxido, pero en altas proporciones intoxica y elimina oxígeno de la sangre. Por eso se exige la ventilación, para que haya ‘barrido’ del ambiente. Es importante tener calefactor adecuado y calor adecuado para cada ambiente. Es erróneo el concepto de generar calor excesivo. Si en un ambiente lo recomendable es un calefactor de 3.000 calorías y ponés uno de 5.000, es malo. Consume mucho oxígeno. Otro error es usar el horno para calefaccionar, porque es monóxido puro. Y en relación a las chimeneas de los calefones, deben estar en buen estado para que tengan buena ejecución, con salida hacia afuera y no hacia el ambiente. Deben estar bien colocadas y selladas, pero también tienen vida útil. Hay artefactos que quedan obsoletos y hay que darles de baja, no se puede seguir dándoles funcionamiento porque uno tenga frío. En tiempos relativos, lo ideal es cambiar la cocina cada 5 o 6 años y el termotanque cada 3 o 4”. Precisó que “Las normativas exigen rejillas específicas. No ‘corre’ una hendija o ventana. Siempre son rejillas de ventilación superior e inferior en el caso de un artefacto de cámara abierta”. Además, recomendó apagar calefactores cuando la vivienda queda vacía: “Lo ideal es apagarlos porque es una calefacción que se está perdiendo. Aunque tengan válvulas de seguridad, si se puede evitar, mejor”. Y reconoció que “El gas es más peligroso que la electricidad, porque no lo sentís. No hay que saturar ambientes. No lo ves, pero puede matar”. En cuanto a sistemas de calefacción eléctricos, si bien no producen monóxido de carbono, es necesario tener recaudos, controlando que los enchufes estén en buen estado y sin sobrecargados, para que no produzcan cortocircuitos. Y es importante mantener distancia segura entre el artefacto y cualquier objeto inflamable como cortinas y muebles. También evitar contacto o cercanía con la ‘superficie radiante’, que pueda producir algún tipo de quemadura, sobre todo en niños pequeños.
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