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  • Javier Milei bajó las retenciones, «pero el poncho no aparece»

    Parana » NSA

    Fecha: 27/07/2025 14:20

    La reducción de los derechos de exportación anunciada por el presidente Javier Milei al inaugurar la Exposición Rural de Palermo fue bien recibida por las huestes del campo. Muchos se mostraron sorprendidos, ya que desde el Gobierno se había trabajado mucho para desalentar expectativas mayores. Lo concreto es que las retenciones se reducen un 20%, y con carácter de permanente. Esto último no es un hecho menor: disipa el temor de un esquema de retenciones móviles, como el que de hecho se venía implementando. Las reducciones temporarias con fecha de vencimiento, y el regreso a alícuotas más altas según las necesidades de ingreso de divisas y otras manipulaciones, no solo alteraban los ánimos sino que introducían fuertes distorsiones en los mercados. Para el Gobierno, el “sacrificio fiscal” es importante. Si se esperaba una recaudación de 10.000 millones de dólares por derechos de exportación aplicados los productos agrícolas, ahora habría que calcular unos 2.000 millones menos de recaudación, lo que –como contraparte– queda en el agro. No es poca cosa. Los precios internacionales están en niveles muy bajos y la rentabilidad está muy comprometida. Así que este alivio es bienvenido. Pero queda el regusto amargo de la continuidad de una gabela que el propio presidente considera “un robo”. Ya no serán 10 mil millones, sino 8 mil. Somos todos muy honrados, pero el poncho no aparece. Y no aparecerá hasta que el equilibrio fiscal permita su definitiva eliminación. Más allá de que el campo acompañe pacientemente y privilegie el proceso político de la era libertaria por sobre todas las cosas, el debate de fondo es lo que sucedería si se eliminara rápidamente esta exacción. La Fundación FADA elaboró hace ya un tiempo un documento en el que demuestra que dejar este ingreso en donde se genera, implicaría crear rápidamente 50 mil puestos de trabajo en el interior. Creando empresas que agreguen valor a los productos básicos, incrementando la oferta de productos de mayor valor agregado para exportación, como está sucediendo en los países vecinos con el fenomenal ejemplo de Brasil. El asunto es compatibilizar esta perspectiva con las necesidades fiscales. Trascendió que en el Gobierno se evaluó la posibilidad de implementar un mecanismo de compensación de los derechos de exportación por medio de bonos BOPREAL, como el que se implementó para solucionar el grave problema que encontró Javier Milei con las deudas por importaciones. Un mecanismo como este modificaría el modelo actual de una quita sin retorno, convirtiéndolo en un préstamo forzoso. El productor recibiría una promesa de pago, en lugar de una exacción sin anestesia. Las autoridades económicas, que no estaban muy convencidas de asumir el riesgo de una mayor deuda futura, vieron que la idea no contaba con mucho consenso en la dirigencia ruralista. Temen que implementar el pago con bonos conlleva el riesgo de que los derechos de exportación se perpetúen. En las redes sociales proliferaron comentarios negativos y la idea se cajoneó, al menos para anunciarla en Palermo. Caputo no iba a hacer someter a Milei al riesgo de un rechazo estentóreo en la delicada tribuna de Palermo. La dirigencia parece jugada al “todo o nada”. Eliminación lisa y llana de las retenciones y lo antes posible. Cualquier alternativa que implique “the second best” (la segunda mejor opción) es percibida como una claudicación. Y no como un puente al futuro. Quizá este sábado, en Palermo, se haya dejado pasar la oportunidad de generar mecanismos de reactivación compatibles con las restricciones impuestas por la realidad económica. Y afloran dislates como los RIGI para el viejo negocio de la energía fósil, mientras el mundo de lo renovable, como es la agroindustria, sigue sometido a los derechos de exportación.

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