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  • Ni jacarandás para admirar ni plátanos para esquivar: los árboles que los porteños más buscan en la Ciudad

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 27/07/2025 12:37

    El jacarandá, una postal de cada primavera en Buenos Aires. Foto: Reuters Buenos Aires. Octubre o, mejor aún, noviembre de cada año. El puente que cruza la avenida Figueroa Alcorta casi a la altura de la Facultad de Derecho se puebla de porteños -y posiblemente de turistas, aunque su cantidad esté sujeta al mercado cambiario-. Quieren una postal: la de ese techo lila hecho de jacarandás que le crece a la Ciudad cada vez que la primavera está a sus anchas por estas latitudes. Buenos Aires. Fin de agosto, septiembre y también octubre. Un sinfín de porteños andan por la calle, en el colectivo e incluso dentro de sus casas con un paquete de pañuelitos de papel siempre cerca. Tienen los ojos irritados y estornudan. Sufren. Saben de quién es la culpa: del plátano, ese árbol alto, proveedor de buenas sombras y de buena regulación térmica, pero también de un fruto del que se desprenden unas pequeñas espinillas polvorientas que son la kryptonita de tantos alérgicos que maldicen el árbol cada año y que se toman el trabajo de buscar rutas por las que caminar los exponga un poco menos. Por su belleza o por sus “efectos adversos”, el jacarandá y el plátano son dos de los árboles más instalados en el inconsciente colectivo de los nacidos, criados o afincados en Buenos Aires. También los tilos, por ese aroma inconfundible, los lapachos, por sus flores rosadas o blancas y esa especie de “spoiler” de que justo después de esas flores aparecerán las del jacarandá, y las tipas, altísimas, siempre listas para ofrecer una sombra impagable. El lapacho florece justo antes que el jacarandá. Foto: GCBA Y sin embargo, ni el jacarandá, ni el plátano, ni el lapacho, ni las tipas, ni los tilos son los árboles más rastreados por quienes pasan sus días en la Ciudad. “Lo más buscado son los árboles de los que obtener algún fruto comestible. En primer lugar, el árbol de palta. Y después, según la temporada, las moreras y los árboles cítricos como los naranjos o los mandarinos. Seis de cada diez búsquedas son para encontrar árboles de palta, de moras o de frutas cítricas”. Martín Simonyan es licenciado en Planificación y Diseño del Paisaje y es el creador de Arbolado Urbano, un mapa disponible en la web desde hace diez años y, desde hace apenas algunos días, a través de una app, que permite ver qué especies de árboles habitan la Ciudad de Buenos Aires, cuadra por cuadra y plaza por plaza. El proyecto nació de la combinación de dos pasiones de su creador: el diseño web, rubro en el que trabajó a lo largo de varios años, y el desarrollo del paisaje urbano, para el que se formó en la Universidad de Buenos Aires. Y de una nueva norma establecida por el Gobierno de la Ciudad para regular las podas del arbolado urbano. Desde hace algunos años, cada vez que se poda un árbol debe haber un inspector que supervise técnicamente el trabajo, decidiendo qué ramas y morfología deben conservarse, y a la vez, censando ese árbol para mantener actualizada la información sobre los ejemplares porteños. La web y la app Arbolado Urbano permiten buscar ejemplares según a qué especie pertenezcan. “En 2011 se hizo un censo de arbolado y esa es la fuente principal del mapa disponible en la web, que se reproduce ahora en la app. El mapa agrupa el censo de árboles de alineación, que son los que están en las planteras de las veredas, y los que hay en plazas, parques y distintos espacios verdes de la ciudad”, describe Simonyan, que tiene 43 años. Según el último censo de arbolado de la ciudad disponible, finalizado en 2018, en territorio porteño hay 431.326 ejemplares. Sus copas cubren de sombra el 30% de la superficie de la ciudad. El mapa desarrollado por Arbolado Urbano se centra especialmente en Buenos Aires, pero también da cuenta de ejemplares en Rosario, La Plata, Montevideo, Bariloche e incluso alguna localidad de Colombia. “Es que una vez que se armó el primer mapa con los resultados de los censos de alineación y espacios verdes, el mapa se volvió algo colaborativo. Cualquiera puede cargar un árbol que encuentra en su caminata y sumarlo al mapa”, cuenta su creador. Tanto la web actual como la app fueron desarrolladas por Fermín Ares, un programador que se acercó al proyecto hace algunos años, según cuenta Simonyan. “Por el trabajo de Fermín ahora vos podés encontrar un árbol que querés sumar al mapa, sacás la foto, te geolocaliza y te conecta con la app PlantNet, que automáticamente identifica la especie”, describe. Abrir el mapa equivale a sumergirse en cada calle de la ciudad: alcanza con hacer zoom sobre cada cuadra para ver qué ejemplares hay. Pero además, se puede buscar por especie, con el nombre científico o con el nombre popular. Así, quien busca por ejemplo naranjos puede ver dónde encontrarlos. Quien busca fresnos o ceibos, también. Y quien quiere saber dónde están los plátanos, porque le gustan o porque prefiere tenerlos lejos, también puede encontrar esa información. Los árboles de palta son los más buscados en la plataforma que mapea los ejemplares porteños “Hay un usuario que sólo suma palmeras al mapa. Y hay otra que fue mapeando los ejemplares de toda la costanera de Vicente López”, cuenta Simonyan. Un tercer integrante del proyecto, Damián Pérez, que también es licenciado en Planificación y Diseño del Paisaje, está desarrollando formas de monetizar la plataforma. Por ejemplo, a través de censos y mapeados de arbolado que puedan ofrecerse a los municipios. “Además de los frutales, hay una búsqueda considerable de árboles nativos de la zona, como el tala o el aromito”, cuenta el creador de la plataforma. Los avezados en el tema o los curiosos que recién se inician o que, de repente, están frente a un árbol y quieren saber de qué especie se trata tienen una herramienta para resolver el enigma. A la vez, esa misma herramienta puede servirles para agregar información a un seguimiento que, aunque está sobre todo basado en un censo oficial, tiene su aspecto colaborativo. “Los barrios más beneficiados respecto de cantidad de ejemplares diría que son Palermo y Belgrano. A la vez, hay barrios cercanos a la General Paz como Saavedra, Coghlan, Villa Devoto o Villa Urquiza en los que se nota que los vecinos meten mano en el sentido de que están atentos a plantar un árbol si una cantera queda vacía, y tal vez eso da más variedad de especies que en otras zonas de la ciudad”, describe Simonyan. De la mano de enfrente, barrios como Villa Lugano, Villa Soldati o Villa Riachuelo están entre los que tienen menos acceso al arbolado. “Hay grandes espacios verdes, pero no están especialmente forestados con árboles y, por otro lado, no son especialmente accesibles para los vecinos. No es que vas caminando en tu vida diaria y tu cuadra está llena de árboles que te dan sombra”, cuenta el especialista en paisaje urbano. Los árboles frutales, una búsqueda habitual cuando es temporada de cada especie A la hora de pensar cómo es y cómo conviene que sea el arbolado de Buenos Aires, Simonyan asegura: “Es una ciudad que tiene una cobertura de sombra mucho mejor que otros municipios y localidades del país. Al compararla con otras ciudades grandes de la región, como Santiago de Chile o San Pablo, por ejemplo, puede decirse que está en un lugar de igualdad. Pero siempre se puede mejorar, por ejemplo, pensar en una ciudad con 50% de cobertura gracias a las copas de los árboles sería un gran objetivo”. Sabe que a los convencidos de que siempre es mejor sumar árboles no hace falta persuadirlos. Pero sí a los que no ven allí una cuestión de planeamiento importante. “Siempre se puede pensar en los servicios ecosistémicos que te presta un árbol: ¿cuánta agua ayuda a absorber? ¿de cuánta contaminación se ocupa? ¿cuánto aire acondicionado ahorra? Esas preguntas sirven para convencer al que no está convencido”, describe Simonyan. Hay más de 430.000 árboles en la ciudad de Buenos Aires. En total, contando los que mapea no sólo en ese territorio sino en otras localidades, Arbolado Urbano da cuenta de 440.000 ejemplares. Los jacarandás, los plátanos, los lapachos y los tilos están ahí, listos para salir en la postal porteña. Pero las calles también están hechas de talas, sauces nativos, moreras, naranjos y árboles de palta. Y muchos porteños lo saben, por eso buscan esos árboles en un mapa, para ir a bajar una fruta de un árbol en medio de la jungla de cemento.

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