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  • El 54% de los alumnos se distrae con el celular: prohibir o usarlo con objetivo pedagógico

    Parana » Uno

    Fecha: 27/07/2025 11:52

    Andrea Goldin, investigadora del Conicet y una de las elaboradoras del informe habló sobre las vías posibles de solución, el rol de alumnos y familias. Los resultados de las pruebas PISA 2022, que evaluaron a adolescentes en matemáticas en una muestra representativa de Argentina y 80 países, revelan que el 54% de los estudiantes argentinos declara distraerse con dispositivos digitales propios, como celulares, aplicaciones o sitios web. Adicionalmente, el 46% afirma distraerse por el uso que hacen otros compañeros en las clases de matemáticas. Ambos porcentajes son los más altos entre todas las naciones participantes. “Son datos de 2022, es esperable que en la voragine que se vive en la realidad actual, esos datos sean aún peores”, aclaró Andrea Goldin en diálogo con La Mañana de la Radio (88.7 La Red Paraná). En la misma línea estuvieron Uruguay (52%) y Chile (51%), que después de la Argentina tienen los niveles más altos de distracción y desempeños relativamente bajos, mientras que Japón (5%) y Corea del Sur (9%) presentan baja distracción y altos puntajes en matemática. celulares aulas Goldín es investigadora del Conicet y del laboratorio de neurociencia de la Universidad Di Tella, y colaboró en la elaboración de este informe junto con el Observatorio Argentinos por la Educación, Para ella es el resultado más alarmante es que "todos los chicos que llevan el celular y usan el celular en el aula, se distraen con el celular". ESCUCHÁ LA ENTREVISTA COMPLETA >>>>> ANDREA GOLDIN Frente a la situación la entrevistada planteó dos vías posibles de solución: Por un lado está la prohibición total, y en esto aclaró que algunos países ya optaron por prohibir los dispositivos, aunque varios, como en Australia y Oceanía, retrocedieron en esta medida o la ajustaron para permitir un uso pedagógico específico. “La prohibición total enfrenta desafíos logísticos y de responsabilidad, ya que surge la pregunta de quién se hace cargo de los teléfonos si se recolectan, y las familias esperan poder comunicarse con sus hijos, especialmente al salir de la escuela”, explicó Goldin. La otra opción es la integración pedagógica; un camino que propone incorporar los dispositivos como una herramienta educativa, enseñando a los estudiantes a utilizarlos con un espíritu crítico. La entrevistada consideró más apropiada ésta opción, y se justificó en que los dispositivos son una constante en la vida actual y por eso fundamental enseñar a usarlos como un insumo pedagógico, aún con los "tremendos desafíos que ello conlleva”. Hay que aclarar que incluso si un estudiante decide no usar su propio celular, la distracción persiste: un 46% de los chicos que no llevan celular igual se distrae por el uso del aparato de un compañero. Esto afecta la dinámica del curso, la interacción social y el aprendizaje. “Los chicos no viven en un repollo. La verdad es que hoy estamos todos con el teléfono en la mano todo el tiempo. No concebimos el mundo de otra forma. Los niños y adolescentes de antes teníamos menos ansiedad por, por ejemplo los puntos de encuentro, quedábamos a las 17 y si no llegábamos, ya estaba. Ahora son mensajes cada 50 metros, que ya voy llegando, etc, y eso moldea la manera en que esperamos interactuar con el resto”, dijo y reflexionó: “Si uno quisiera prohibirlos, incluso, no sería sencillo, porque los padres necesitan comunicarse con los chicos a la salida del colegio o por demás cuestiones en varios momentos del día. Por eso considero que no hay que prohibirlos sino usarlos con fines pedagógicos". Por otra parte: “Hay soluciones intermedias que se plantearon, que para mí son muy valiosas, por ejemplo prohibirlos en los recreos. Comentarios de directivos y docentes indican que los chicos interactúan mucho más entre ellos, comienzan a tener mejores relaciones sociales, incluso baja el nivel de violencia y bullying”, sostuvo la entrevistada. goldin celulares aulas Cerebros flexibles La especialista habló sobre la adaptabilidad a los cambios: “Nuestro cerebro está preparado para los cambios. Es flexible y se acostumbra a los cambios, dentro de ciertos límites. El uso de pantallas y el consumo de redes sociales están cambiando nuestro cerebro. Pero, también, esto significa que nuestro cerebro puede volver a cambiar si abandonamos esos comportamientos. Se han hecho estudios que muestran que las personas que bajaron la cantidad de tiempo frente a la exposición de redes sociales pudieron disminuir su ansiedad y síntomas depresivos”, sostuvo. La familia y sociedad La investigadora explicó que las aplicaciones de los celulares están diseñadas para absorber la atención, aprovechando cómo funciona nuestro cerebro para detectar movimiento, sonido y rostros. Este diseño busca ser adictivo, activando redes neuronales similares a las de las drogas de abuso, aunque no al mismo nivel. Los adolescentes, con un control de impulsos aún en desarrollo, son especialmente vulnerables a esto. La conciencia sobre este fenómeno es clave: "lo que es imprescindible es tomar conciencia de esto y por lo menos empezar a pensarlo en mi propia realidad, ¿qué me está pasando? ¿Qué decido yo? Y qué me decide el celu". No hay una única solución universal, ya que las dinámicas sociales y los contextos familiares varían significativamente entre, por ejemplo, una gran ciudad y un pueblo pequeño. La decisión final sobre cómo gestionar el uso del celular en casa o en la escuela debe recaer en cada familia y cada comunidad, buscando un equilibrio que permita aprovechar lo bueno de la tecnología sin caer en sus aspectos perjudiciales. "Tenemos que reeducarnos como sociedad para volver a disfrutar de esos momentos en que no estamos hiperconectados, tendríamos que empezar a dejar de lado una parte de esa interacción, que si bien tiene que ver con el trabajo, con el ocio, en muchos casos es adictiva. Hay que educarnos para cortar con ello y educar a las generaciones más jóvenes. Nuestros adolescentes siguen formando su cerebro y tienen control de impulso más bajo que los adultos. Esa capacidad que tienen los celulares de absorber la atención, no es azarosa, tiene que ver con como nos funciona la cabeza y con como las sorpresas que fabrican las aplicaciones están pensadas para eso. Es imposible que no lo miren, el cerebro está cableado para mirar al instante. Tenemos que entender como funciona", concluyó.

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