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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/07/2025 22:40
El caso involucra a una menor de 9 años y hechos ocurridos en Trenque Lauquen entre 2012 y 2013 (EFE/Aitor Pereira) A Lorena se le quiebra la voz cuando habla del caso de su hija, una joven oriunda de Trenque Lauquen que cuando tenía solo 9 años fue abusada sexualmente por su propio primo. Ocurrió entre 2012 y 2013. Ella era una niña. Él, un chico de 21 años, quien luego fue denunciado y enfrentó un juicio por abuso sexual simple donde lo condenaron a un año y dos meses de prisión. Sin embargo, poco después de la sentencia, un tribunal de apelación de la provincia de Buenos Aires resolvió absolverlo. Y finalmente, quedó libre. En su relato a Infobae, la madre de la víctima denota desde su angustia por recordar aquel hecho que cambió para siempre la infancia de su hija, hasta la impotencia por no haber podido prevenirlo. Es que nunca llegó siquiera a imaginar que la casa de un familiar podría ser un peligro para la integridad física de la entonces niña. “Sucedió en un contexto que se suponía que era seguro. Nosotros hemos mirado noticias que tenían que ver con hechos de abuso sexual entre familiares y siempre decíamos: ’Qué locura, ¿no?’. Jamás imaginamos tener que estar atravesando una situación así. Nosotros iniciamos un proceso totalmente doloroso, no solamente por lo que nuestra hija menor había tenido que atravesar, sino por quién era el perpetrador de ese hecho”, remarcó Lorena en diálogo con este medio. Más allá de la inevitable tristeza al revivir lo que ocurrió, la congoja de la mujer del otro lado del teléfono también transmite emoción por la noticia que recibió inesperadamente la semana pasada. Es que después de tanto tiempo luchando sin parar para encontrar Justicia, la Corte Suprema de la Nación ordenó reabrir la causa. El fallo llegó en un contexto donde para Lorena -que habla en representación de la víctima-y para su familia ya no había nada más por hacer. “Pensamos que ya no se podía hacer más nada, que ya estaba. Entendimos que la vida a veces es injusta”, admitió la mujer. Se entiende; en todo este tiempo, la suerte todavía nunca había estado de su lado: el abusador había sido investigado, fue a juicio y lo condenaron a solo un año y dos meses de prisión. Luego la defensa apeló esa resolución, la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal dio lugar al recurso, revocó la sentencia y absolvió al imputado. Los familiares, sin abogado y solo representados por el Ministerio Público Fiscal, presentaron un recurso extraordinario ante la Suprema Corte bonaerense. El caso se llegó a analizar, pero fue otra decepción: dos jueces votaron en contra de la absolución, pero los otros cuatro a favor. Por mayoría, todo siguió igual. La Corte Suprema de Justicia de la Nación era la última instancia que tenían, el último halo de esperanza. “En todo este tiempo nosotros fuimos sanando. Principalmente, mi hija como víctima fue sanando y fue teniendo que soltar ese veredicto de su recorrido. Entender que a veces la vida es injusta y muchas veces hay impunidad, pero que eso no va a sacar nunca la verdad y nunca iba a quitar que el hecho había ocurrido y que había sido condenado. Y que en realidad la absolución no tenía que ver con su inocencia, sino con esta posibilidad que encontró el defensor en recurrir a ese artículo del Código Procesal Penal”, reflexionó Lorena al respecto. Ellos se habían quedado con eso. Intentaron seguir con su vida a pesar del dolor y la impotencia de tener un capítulo sin cerrar en su historia. Hasta buscaron transformarlo en un impulso para ayudar a otras familias víctimas de hechos similares, a quienes aún acompañan en sus procesos. Sin embargo, en todo este contexto, la Justicia les abrió una nueva ventana que les permite soñar. O, mejor dicho, aprovechar la oportunidad para pedirle a los jueces que evalúen bien el caso, sabiendo que marcará un precedente para estos delitos y sus víctimas. “Esta noticia, la novedad de este fallo de la semana pasada, por supuesto que es absolutamente bienvenido y movilizante. Con este fallo de la Corte Suprema ya hay jueces de la Nación que le están diciendo a los jueces de la Suprema Corte de la provincia que por favor analicen este caso como corresponde. Por eso esto no es cualquier caso. Ojalá que esto no quede impune, pero no únicamente por mi hija, sino porque si esto se hace Justicia, marca un antes y un después.”, señala Lorena. Y concluye: “Además, tiene que ver con la urgencia de que el Estado argentino analice este tipo de delitos con las perspectivas que se merecen, con las perspectivas que la situación amerita. No es lo mismo un delito de robo que un delito contra la integridad sexual y mucho menos de una persona menor de edad. Yo tengo que volver a confiar, porque estamos totalmente desconfiando de todo. Pero tenemos que volver a confiar, hay una luz de esperanza y por eso es tan importante que este caso se haya visibilizado". El hecho El caso se originó a partir de una denuncia por hechos ocurridos entre 2012 y 2013, cuando la menor de edad, de unos 9 años al momento del episodio, se encontraba alojada en la vivienda de su tía en la localidad de Trenque Lauquen. Según el relato de la denunciante, compartía habitación con sus primos. Entre ellos, con el acusado, identificado como L.D.O.. En el marco de esas noches, el hombre habría ingresado a la cama en la que dormía la menor, se habría acostado detrás de ella y le habría tocado sus partes íntimas, además de apoyarle sus genitales. Así, reiteradas veces. La causa fue elevada a juicio. En esa instancia, se incorporó por lectura el testimonio que la víctima había prestado en la fiscalía de instrucción, lo que motivó la oposición de la defensa. No obstante, el Juzgado en lo Correccional Nº1 del Departamento Judicial de Trenque Lauquen condenó al imputado a un año y dos meses de prisión de efectivo cumplimiento como autor del delito de abuso sexual simple. Posteriormente, la defensa apeló esa resolución. La Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal dio lugar al recurso, revocó la sentencia y absolvió al imputado. El fundamento central de la decisión fue la objeción a la incorporación por lectura del testimonio de la menor. Ahora, años después del hecho y con un extenso y agotador proceso judicial mediante, la víctima y su familia esperan que el nuevo capítulo que abrió la Corte Suprema les dé el final que quieren: una condena justa.
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