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Concordia » Cadena Entrerriana
Fecha: 21/07/2025 02:33
La provincia de Buenos Aires, y en particular su densa Tercera Sección Electoral, se erige como el último gran bastión del kirchnerismo, un espacio político cuyo futuro inmediato podría definirse en las urnas el próximo 7 de septiembre. Con una notable concentración de votantes y una historia de lealtad al kirchnerismo, los ojos de la política nacional están puestos en este territorio que podría marcar el rumbo de la polarización con el gobierno de Javier Milei. La Tercera Sección, que abarca municipios como La Matanza, Lomas de Zamora, Quilmes y Avellaneda, representa el corazón del voto peronista liderado por la condenada Cristina Kirchner. En las elecciones de 2023, mientras Javier Milei obtenía el 56% de los votos a nivel nacional, Sergio Massa (Unión por la Patria) lograba un contundente 58% en esta sección, triunfando en la mayoría de sus partidos. Esta disparidad subraya la singularidad de un distrito que históricamente ha sido un predictor clave para el resultado nacional, aunque en los últimos años la brecha se ha ampliado. Un resultado con eco nacional: lo que se juega el 7 de septiembre El resultado de las elecciones para legisladores provinciales y concejales municipales en la Tercera Sección, programadas para dentro de siete semanas, tendrá un impacto directo en el destino político de La Libertad Avanza (LLA) y el PRO. Un empate o, incluso, una victoria de la coalición de ultraderecha en este territorio podría allanar el camino de Milei hacia las elecciones de medio término del 26 de octubre, proyectando una imagen de fortaleza en el último reducto opositor. Por el contrario, un resultado desfavorable para Fuerza Patria (o la suma de sus partes en un contexto de negociaciones por la «unidad») en distritos clave como La Matanza y Lomas de Zamora podría significar un repliegue aún mayor del eje Instituto Patria-La Cámpora y el posible fin del proyecto presidencial de Axel Kicillof. En este escenario, los intendentes peronistas podrían desbandarse y el partido se atomizaría, abriendo la puerta a nuevos liderazgos, incluso algunos tentados a emular las ideas de Milei. La propia Cristina Kirchner, consciente de la relativa debilidad del kirchnerismo fuera de Buenos Aires, se ha visto obligada a elegir candidatos presidenciales que maticen su signo político. Sin embargo, un revés en su último bastión podría acelerar el fin de su liderazgo, poniendo en duda la efectividad de su «sacrificio» por la unidad y la victoria, y la lealtad que aún despierta. La otra cara de la moneda: el peronismo desafía a Milei La hipótesis contraria también está en juego: una victoria contundente del peronismo en la Tercera Sección, que sea proyectable a toda la provincia, demostraría una fuerte resistencia al gobierno de Milei. Un triunfo en este bastión no solo fortalecería al peronismo, sino que también posicionaría a Axel Kicillof en una situación de mayor poder para negociar en la primera liga de la política nacional. Un mal resultado para LLA en esta elección podría sacudir el sistema de poder, tanto político como financiero, agitando las aguas y modificando la perspectiva de un triunfo del oficialismo el 26 de octubre. Esto podría desencadenar una crisis en el «Mundo Milei», cuestionando sus métodos y sus políticas. La incertidumbre es mayor en los barrios más humildes del conurbano, tradicionalmente difíciles de medir en los sondeos, que en el pasado han dado sorpresas por sus vuelcos electorales y altos niveles de abstención. El «caso Monteverde»: una alternativa a la «letanía» kirchnerista En este complejo panorama, surgen voces que proponen una renovación. Juan Monteverde, recientemente ganador de la elección municipal en Rosario con una alianza entre su partido, Ciudad Futura (izquierda), y el peronismo, ofrece una perspectiva distinta. Monteverde no observa una resignación generalizada ni un apoyo mayoritario a Milei, sino más bien una «desafección» de la ciudadanía con la dirigencia política. Para el concejal rosarino, es crucial evitar dos extremos: derechizar la propuesta para sintonizar con discursos mediáticos, o «empantanarse en la misma forma y discurso, refugiarse en identidades, a la espera de que la gente recapacite y sienta en carne propia las consecuencias de lo que votó». Monteverde vislumbra una «alternativa» que va más allá de ser mera oposición, buscando sintonizar con una mayoría social que emerge «de abajo hacia arriba y de la periferia al centro». Esta alternativa, según él, implica sostener proyectos concretos que construyan un horizonte, demostrando cómo la política puede mejorar aspectos como el transporte, el acceso a los alimentos y la seguridad. El «ensimismamiento» del cristinismo y la interna con Kicillof Mientras tanto, el eje La Cámpora-Patria ha logrado imponer en el debate interno del peronismo la idea de que Cristina Kirchner no tuvo responsabilidad alguna en el fracaso del gobierno del Frente de Todos, atribuyendo la culpa a «delegados incapaces, mezquinos o traidores» y a no haber sido escuchada en sus advertencias. Esta postura se mantiene inamovible, incluso frente a episodios como el rechazo al acuerdo de pago de la deuda con el FMI, que muchos consideran un punto de inflexión en la crisis económica. La «letanía del cristinismo ortodoxo» no logra interpelar a una sociedad que padece años de economía inestable. La situación se complica con la pugna interna entre los Kirchner y Axel Kicillof. Aunque el gobernador bonaerense intentó esbozar «nuevas melodías» hace un año, el eje La Cámpora-Patria ha dedicado su energía a la confrontación, dejando a Kicillof enfocado en forjar un «escudo y una red de protección» ante los ataques de Milei, e intentando un armado electoral que le permita sobrevivir a la influencia de los Kirchner. La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, cercana a Cristina y Máximo, incluso ha expresado sentirse más «convocada por Guillermo Moreno para volver a enamorar» que por Kicillof, evidenciando la profundidad de la división. El destino político de la provincia de Buenos Aires, y en particular de la Tercera Sección, se presenta como un punto de inflexión para el peronismo y un termómetro clave para el gobierno de Milei. La voz de los votantes, especialmente de los barrios más humildes del conurbano, definirá si el cristinismo logra mantener su último bastión o si se abre paso a una nueva etapa de la política argentina, con informacion de El Diario compartir
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