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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 20/07/2025 20:39
Noemí Burella tenía 61 años Dos hombres serán juzgado desde el próximo martes en los tribunales santafesinos de Vera por haber participado del crimen de la costurera Noemí Burella, un episodio ocurrido tres años atrás que conmocionó a la pequeña ciudad de Calchaquí, a más de 200 kilómetros de la ciudad de Santa Fe. Uno de ellos es el principal sospechoso del asesinato; las pruebas de la investigación de los fiscales indican que fue quien abusó sexualmente, mató y robó a esta mujer de 61 años, que vivía sola. Se trata de Ulises Troncoso, el hombre que, se supone, entró la noche del 16 de agosto de 2022 a la casa de “Mimí” y podría ser condenado a prisión perpetua si el tribunal integrado por Natalia Palud, Claudia Bresán y Martín Gauna Chapero lo encuentran culpable. Se lo acusa de los delitos de homicidio calificado por alevosía (por ser cometido contra una mujer en un contexto de violencia de género y para ocultar y consumar el delito contra la integridad sexual y contra la propiedad) y abuso sexual con acceso carnal. Habrá dos banquillos para dos acusados. El otro es Jorge Zanel, apuntado como encubridor. En los hechos, es la punta del hilo del cual tiró el fiscal Leandro Mai para desatar el nudo del caso que conmocionó a Calchaquí. Es que el celular que el asesino se llevó de la casa de su víctima apareció en la vivienda de Zanel. El hombre fue detenido y rápidamente se quebró y señaló a Troncoso. La mujer vivía sola en Calchaquí, una ciudad de 12 mil habitantes al norte de la capital de Santa Fe No sólo contó que él le dio el aparato sino que además le había relatado cómo fue el robo y el ataque a Burella. “A sabiendas de su procedencia ilícita, guardó en su casa el celular de la víctima, con el objetivo de vender el dispositivo”, dicen los investigadores en el requerimiento de elevación a juicio del caso. Se cree que Troncoso entró entre las siete de la tarde y las once de la noche de aquel 18 de agosto a la vivienda de Mimí. Y que conociendo su estado de indefensión la atacó sexualmente y, según los fiscales, “a sabiendas”, le ocasionó la muerte al golpearla con un elemento contundente en la cabeza y en el rostro. Antes de irse robó dinero y se llevó el teléfono celular. También, tapó el cuerpo con un mantel. Fue así como la encontró, al día siguiente, una hija de la víctima, después de alarmarse porque su madre no le respondía los mensajes. Hay dos acusados por el crimen y el posterior encubrimiento de Noemí Burella “El hecho fue calificado como criminis causa porque el hombre le quitó la vida a la víctima con el objetivo de procurar su impunidad, tanto por el abuso sexual que había cometido, como para lograr el robo del teléfono celular de la mujer, que se llevó consigo”, aseguró Mai una semana después del hecho. Los investigadores llegaron hasta el celular de Burella apenas 24 horas después del crimen. El paso hacia Troncoso fue sencillo. Al principio, el sospechoso del asesinato confesó el crimen. Ambos quedaron detenidos y recién un año después, en su tercera declaración indagatoria, Zanel directamente apuntó contra Troncoso. Hasta ese momento él sostenía que había cambiado conseguido el teléfono al cambiarlo por drogas con un hombre desconocido pero en agosto de 2023 aseguró que llegó Troncoso y se lo dio. “Nunca imaginamos que se iba a quebrar”, dijo Rosana, la hija de Mimí. Zanel contó su versión: dijo que estaba en la casa de la abuela de su novia, que llegó Troncoso con dos cervezas y le mostró el celular. “Tengo esto, mirá”, le dijo según declaró el imputado, que agregó que hacía rato quería cambiar el celular pero no tenía dinero. En ese contexto, Troncoso le ofreció permutarlo por drogas. El juicio durará dos semanas También confesó que Troncoso le dijo que “se había mandado una cagada”, que había entrado a robar a una casa de una mujer, que la encontró en una pieza, que le pegó y la desmayó, que intentó abusarla desmayada y agarró 1.500 pesos y se fue. Le contó por donde escapó, esquivando lugares por donde podría haber policía y volvió a su barrio por una zona donde no circula tanta gente. “Yo quería contarlo desde el principio pero mi anterior abogado no me dejaba”, avisó, en referencia al defensor oficial, que es el mismo que representa a Troncoso. No obstante, dijo que Troncoso no sabía que la había matado, que se enteraron después. “Nosotros nos estábamos drogando todo el tiempo y él vivía drogado”, explicó, para justificar por qué, eventualmente, el acusado no percibió que había asesinado a Noemí. “El imputado sabía que la mujer –de 61 años– vivía sola, y se aprovechó de ese estado de indefensión, de una relación desigual de poder y de su mayor poderío físico para atacarla sexualmente”, remarcó el fiscal de la instrucción, quien en su momento ordenó pericias genéticas que no reportaron coincidencias entre ADN de Troncoso en la escena del crimen y en el cuerpo de la víctima. Es de lo único que se agarra el acusado. No fue suficiente para levantarle la prisión preventiva. Porque todo lo demás, parece condenarlo. Habrá que ver las pruebas de los fiscales para sostener la acusación.
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