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» Voxpopuli
Fecha: 17/07/2025 21:38
La cruda realidad fue expuesta en diálogo con el Diario Primera Edición y nta directamente a las políticas económicas de la actual administración nacional. Salarios de miseria: la condena del «techo paritario» La voz de la UATRE es clara y contundente: los salarios de los tareferos son de «hambre». La principal espada de Damocles es el «techo paritario» del 1% mensual impuesto desde Nación. Una cifra irrisoria que, en un contexto de inflación galopante, condena a los trabajadores a perder poder adquisitivo día tras día. «Eso impide que uno pueda discutir una paritaria justa. Desde el comienzo ya estás en desventaja, porque la Comisión Nacional te marca la cancha. Son instrucciones del Gobierno nacional», lamentó Rojas. Esta imposición no solo estrangula la capacidad de negociación de los gremios, sino que refleja una política deliberada de contención salarial que prioriza la estabilidad macroeconómica por encima de las necesidades básicas de miles de familias. La desregulación: un golpe letal que desnuda al tarefero Si el «techo paritario» es un cepo, la desregulación del mercado yerbatero ha sido un golpe demoledor. La eliminación de los precios de referencia ha entregado el destino de los tareferos a la «voluntad del empleador», generando un escenario de total desprotección. «Estamos complicados en líneas generales con el tema, principalmente por el techo paritario, y en mayor medida por la desregulación de la yerba, donde vino a impactar negativamente para los productores y más aún para los trabajadores de la yerba mate», detalló Rojas. Lo que se ha visto es el «incumplimiento de los valores acordados», dejando «indefenso a todo el sector de la producción». La crítica del subdelegado de UATRE es lapidaria: la desregulación «golpeó más al tarefero que al productor». La justificación es simple y dramática: «El trabajador no tiene otro sustento. Si no le cumplen con su ingreso, no tiene espalda para sostenerse. Queda a la deriva. A veces se somete porque no le queda otra que aceptar un valor menor». Un panorama que retrata la brutal asimetría de poder y la vulnerabilidad extrema del eslabón más débil de la cadena productiva. Rojas también advirtió sobre la peligrosa concentración económica que se gesta con la desaparición de la regulación estatal. «Todo ese dinero que se pierde y que queda en algunos poderes económicos concentrados no le llega al trabajador, no le llega al comercio, no llega a ninguna parte de la sociedad», sentenció, señalando cómo la riqueza se acumula en pocas manos mientras la base productiva se empobrece. Incumplimientos, desinterés y un éxodo silencioso Aunque los reclamos formales sean escasos —una realidad comprensible cuando los trabajadores están enfocados en la supervivencia familiar durante la zafra—, Rojas confirmó la existencia de «empleadores inescrupulosos». Si en épocas de bonanza ya se registraban incumplimientos y resistencia a las inspecciones, «imaginate ahora que tienen el argumento de que bajaron los precios y que el margen de ganancia es menor», ironizó el dirigente. A la asfixiante situación económica se suman otras preocupaciones. El decreto que permite compatibilizar el empleo formal con programas sociales como el Interzafra, vital para muchos, tiene fecha de vencimiento en septiembre. La UATRE ya reclama su prórroga a nivel nacional, advirtiendo: «Si le quitás esa posibilidad al trabajador de hacer una changuita sin perder el beneficio, lo vas a golpear más, lo vas a hambrear más de lo que ya está hambreado». Mientras tanto, la desesperación empuja a muchos a buscar sustento más allá de las fronteras. El dirigente gremico confirmó que la migración de tareferos a Brasil continúa. «Hay zonas de Misiones donde faltan tareferos porque muchos no volvieron de Brasil y siguen trabajando allá, por la diferencia que representa», afirmó Rojas, confirmando un éxodo silencioso pero demoledor para la economía regional. Dilatación burocrática: una paritaria que nunca llega Como si la desregulación y los salarios de hambre no fueran suficientes, el camino hacia una negociación paritaria justa se topa con la «demora deliberada» de la Comisión Nacional de Trabajo Agrario. Según Rojas, esta comisión «retrasar la decisión, complicándonos más aún» cuando no hay acuerdo. «Entonces, después de meses nos devuelven el expediente para que sigamos discutiendo y entonces perdemos todo ese tiempo donde la paritaria estuvo parada porque no es algo retroactivo», lamentó, denunciando una táctica dilatoria que castiga aún más a los trabajadores. La reciente firma de un acuerdo paritario para los trabajadores rurales, con vigencia de julio a marzo de 2026, llega con este lastre. La situación de los tareferos en Misiones no es solo una preocupación local; es un reflejo brutal de cómo las políticas de desregulación y ajuste impactan directamente en la vida de los trabajadores más vulnerables, empujándolos a la precariedad y al abandono de su tierra en busca de un futuro que hoy, en Argentina, se les niega.
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