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  • En honor al 50° aniversario del santuario de La Loma se bendijo su cinerario : Paraná hacia el Mundo

    Parana » Parana Hacia el Mundo

    Fecha: 17/07/2025 01:51

    Un cinerario es un lugar consagrado para el reposo final de las cenizas de los difuntos, en tierra bendita. Muchas parroquias ofrecen espacios dignos dentro o frente a los templos para estas cenizas, como el cementerio “Hacia el Padre” de los padres de Schoenstatt en Florencio Varela. “Esta tierra tiene tres tesoros: el Santuario, lugar misterioso donde la pobreza de mi vida se une a la potencia de una Señora a la cual Dios le ha dicho “Evangeliza”; el segundo tesoro es la familia… eso tenemos que llevar al mundo: llevar familia. El entendimiento del hombre con el hombre, de un ciudadano con otro ciudadano… unir lo diverso, en Ella no hay rengos ni chuecos, EN ELLA TODOS SOMOS AMADOS. Y el tercer tesoro: un lugar donde se van a colocar las cenizas de los difuntos. Yo quiero que mis cenizas estén ahí, y también las cenizas de todos ustedes, y que en el paquetito que se ponga diga: HE CUMPLIDO MI MISIÓN”. Con estas palabras, cerraba Quitito Asencio, uno de los fundadores de Schoenstatt en Paraná, los festejos por los primeros 50 años de nuestro Santuario de La Loma. Un fin de semana de fiesta. Una verdadera fiesta familiar, donde volvieron a flamear las banderas de todas las generaciones. Una fiesta de los vínculos, del reencuentro con el hermano, de recibir al peregrino que llega desde cualquier parte a compartir nuestra alegría. Una fiesta de canciones. El encuentro con el hogar, el Santuario, hermosamente preparado para la ocasión. “La alianza de amor es eterna” Y en medio de tanta fiesta, de tantos rostros, de tanta oración, de tantos abrazos… se bendijo un lugar sagrado: el Cinerario de La Loma. Un lugar que se gestó en el silencio y la entrega de la familia y que se construyó a partir de la nada, solo gracias a la entrega silenciosa al capital de gracias y a la confianza de cientos de personas que fueron capaces de aportar su granito de arena para que se lograra el milagro. Bendición del cinerario La motivación primera, del grupo de schoenstattianos que se dedicó a su realización, fue regalar a la Familia de la Providencia un lugar donde puedan descansar las cenizas de nuestros seres queridos, en esta amada tierra de María. Siempre guiados por una “idea-predilecta”, la idea que dio sentido y fuerzas durante los años de construcción: “La alianza de amor es eterna” y en esta bendita tierra mariana, tierra de alianza, podrán descansar todos los que aman a María y a su santuario. Encontrar un lugar A partir de las actividades que se generan en el predio del Santuario, el lugar para el Cinerario está ubicado en el camino que conecta el Ranchito y el santuario, en la transición del bosque cerrado al campo abierto. Este lugar propicia un espacio de recogimiento y cobijo por la copa de los árboles, por su lejanía a las fuentes de ruido y por un contacto vital con dos elementos esenciales: el Santuario (lugar de cobijo, transformación y envío) y el Ranchito (como símbolo de los inicios de la familia de Schoenstatt en Paraná). Momentos de la construcción del cinerario Entendimos que, ante esa conexión, el tercer símbolo debía manifestarse en un vínculo estrecho entre estos dos, conformando así los tres puntos de contacto, lo más original de la vida del movimiento: vínculo con el Padre Kentenich. vínculo con la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt vínculo con el Santuario Para la construcción, que estuvo a cargo de los proyectistas Arq. Matías Acosta y Julia Deharbe, también se tuvieron en cuenta los lineamientos orientativos de la Delegación para los Bienes Culturales de la Iglesia de la Arquidiócesis de Paraná. Algunos de ellos son: Debe estar separado de la zona de culto, fácilmente identificable por la gente como lugar destinado a los difuntos. Ser un lugar de recogimiento, respeto y silencio, con la Cruz del Señor como signo. De fácil acceso, en un área que no sea lugar de paso, con una entrada amplia. Ser lugar de permanencia y oración, con disposición de bancos. Tener signos y ornamentos que transmitan un mensaje de fe, esperanza y consuelo. “He cumplido mi misión” Llegó el 31 de mayo y la familia de La Loma se reunió en torno al Cinerario para vivir este momento de eternidad. Brillaba el sol del mediodía y su tibieza nos envolvió a todos en una atmósfera de calidez. Luego siguieron los festejos… pero la Mater nos tenía preparado un regalo inesperado: al día siguiente, de manos de nuestro querido Quitito Asencio, recibimos la frase que resume no solo su anhelo, sino el sentido más pleno de la vida de todas y cada una de las personas que han de descansar allí: “He cumplido mi misión”. También resume el sentir de esta Comisión, que vivió como misión llevar adelante la construcción del Cinerario: un anhelo de muchos. Las primeras cenizas Quince días después, el lunes 16 de junio, se depositaron las primeras cenizas, en una ceremonia emotiva y profunda. A partir de ahora, los primeros domingos de cada mes, se celebrará una Misa por todos los difuntos y se depositarán cenizas. Sin dudas, este cinerario de La Loma se comienza a transformar en un lugar santo, de consuelo y esperanza en este año jubilar.

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