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Parana » Informe Digital
Fecha: 14/07/2025 18:30
EL CALAFATE.- Los productores de carne ovina han manifestado su preocupación por el creciente riesgo que enfrenta el mercado con Israel debido a la flexibilización de la barrera sanitaria en la Patagonia. “Se hará insostenible el mercado con Israel si no se revierte esta situación”, advirtió Enrique Jamieson, presidente de la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz (FIAS). Desde el sector, afirmaron que esta flexibilización amenaza el mercado que demanda carne kosher, que en la última faena alcanzó un volumen equivalente a 500 toneladas. La resolución 460/25 del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), que modificó las condiciones sanitarias para facilitar el ingreso de cortes con hueso plano, como el asado, y material genético a la Patagonia, libre de aftosa sin vacunación, ha puesto en alerta a los productores patagónicos, quienes ven amenazados sus mercados de exportación. “Las dos plantas frigoríficas habilitadas en Río Gallegos han faenado [el equivalente a] 500 toneladas de kosher, lo que genera a su vez 600 toneladas de cuartos traseros que es imprescindible exportar al mercado europeo. Si este se cierra, también perderemos un mercado tan valioso como el de Israel, que nos costó mucho abrir”, explicó Jamieson en diálogo con LA NACION. La producción se hace en duras condicionesSRRG “En la última década, hemos invertido considerablemente en este mercado, y con la buena aceptación de la carne, esperábamos que en la próxima faena pudiéramos duplicar la producción de kosher, lo que implicaría alcanzar 1000 toneladas de kosher y unas 1200 toneladas de cuartos traseros, que sin el mercado europeo no podremos faenar”, detalló el productor santacruceño. Aunque el mercado israelí no se ve afectado directamente por esta medida, la producción kosher solo incluye la parte delantera del animal. “Sin la capacidad de colocar los traseros en el mercado europeo, se pone en jaque toda la producción”, enfatizó Jamieson. La faena kosher en Argentina se realiza bajo estrictas normas religiosas y sanitarias. Este proceso requiere la supervisión y ejecución del sacrificio por parte de rabinos especializados, quienes se rigen por las leyes del kashrut. Los rabinos, que generalmente llegan desde Israel, se instalan durante varias semanas en Río Gallegos, contratan empresas locales para su asistencia y llevan a cabo el corte ritual con un cuchillo especial en una única incisión, asegurando así que el animal no sufra. Asimismo, se inspeccionan los órganos internos para garantizar que el animal esté completamente sano, y se lleva a cabo un proceso de salado para eliminar toda la sangre, conforme a la tradición judía. La carne que se exporta corresponde a la parte delantera hasta el diafragma, lo que representa el 45% del animal, mientras que el resto, los cuartos traseros, se destina a otros mercados. Senasa flexibilizó la barrera sanitaria La faena kosher continúa siendo una vía esencial para acceder a mercados premium como el israelí, que valora tanto la calidad de la carne argentina como el cumplimiento de sus normas religiosas. “En función de este mercado que ahora enfrenta un riesgo, se han modificado hasta las modalidades de producción en los establecimientos para producir corderos más pesados y aptos”, describió el presidente de la FIAS. En Argentina, varios frigoríficos están habilitados para realizar esta faena, siendo Faimali y Montecarlo los más destacados en Río Gallegos. Ambas plantas cuentan con certificaciones para exportar a mercados exigentes, como la Unión Europea, Japón e Israel, lo que incluye la posibilidad de llevar a cabo faena kosher. La infraestructura de los frigoríficos ha sido adaptada para cumplir con los requisitos religiosos y sanitarios necesarios, lo que representa una oportunidad estratégica para los productores patagónicos de carne ovina, quienes faenan corderos de Santa Cruz, Chubut y Tierra del Fuego bajo esta modalidad.
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