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» Diario Cordoba
Fecha: 14/07/2025 10:47
-¿Qué balance hace de su primer año en el cargo? -Muy positivo, aunque es cierto que hemos pasado por momentos difíciles. Hemos tenido que hacer recortes y tomar decisiones que no son fáciles. Al mismo tiempo, me siento orgulloso de que estamos ayudando a las personas sin hogar en la residencia. Aun así, existe una sensación de impotencia por no poder llegar a todo el mundo. -¿Cuáles son los principales retos que tiene Cáritas por delante? -Nuestra misión es luchar contra la pobreza, pero también necesitamos sensibilizar a la sociedad. Es importante que la gente sea consciente de que existe una realidad que no podemos asumir como inevitable. El mayor reto es implicar a toda la sociedad en la idea de que esta situación no debe normalizarse. -¿Y de manera tangible? -Este miércoles vamos a abrir el ala de la residencia para personas sin hogar, donde ofrecemos cama, cena y aseo. Contamos con 20 plazas que hasta ahora solo se habilitaban en invierno y ahora estarán disponibles todo el año. -Cáritas es inseparable de la Iglesia. ¿Qué le parece el nuevo obispo? -Bien. Con Demetrio Fernández siempre tuvimos su apoyo en todos los sentidos. Y con Jesús Fernández lo seguimos teniendo. Está muy interesado en la labor de Cáritas. -Ha dicho que no quiere que los cordobeses se resignen a la pobreza. ¿Cree que nos hemos insensibilizado ante ella? -Sí. La pobreza es algo incómodo, no sale en la televisión ni en los anuncios. Pero la realidad es muy distinta, y cada vez hay más trabajadores pobres que piden ayuda en Cáritas porque no pueden afrontar los gastos de vivienda o suministros. Hay un aumento claro de este tipo de perfil. -¿Está cambiando el perfil de quienes solicitan ayuda? -Sí. Cada vez es más común que sea una persona, digámoslo así, normalizada. Por ejemplo, jóvenes que no pueden acceder a una vivienda porque los precios han subido mucho y sus empleos son precarios. Tenemos más ayudas institucionales que nunca, pero aún así, muchas personas no consiguen llegar a fin de mes. El colectivo de mayores de 50 años también es muy vulnerable, los migrantes... Sigue habiendo de todo. -El año pasado la solidaridad se disparó con la dana de Valencia, pero han reportado un 13% menos de donaciones. ¿Qué está pasando? -De la dana recibimos 340.000 euros, destinados exclusivamente a esa emergencia. Sin embargo, al hacer balance general, vemos que las donaciones a Cáritas Diocesana han bajado. Los ciudadanos somos solidarios, pero necesitamos situaciones que nos conmuevan. Y, aunque es comprensible, no debemos olvidarnos de la pobreza cotidiana. -¿Entonces el descenso ha sido coyuntural? -Es verdad que incluso antes de la dana ya veníamos registrando una bajada. No hay que olvidar que hemos atravesado una crisis: los precios de alimentos y vivienda se han disparado, han cerrado negocios...Y cuando el cinturón aprieta, la gente recorta en lo que considera prescindible. Por eso trabajamos en sensibilizar, en hacer ver que esta es una realidad que puede afectar a todos. -¿A cuántas personas están atendiendo? -A 19.400 personas, de las cuales 1.077 son sin hogar. Además, más de un centenar están en lista de espera para acceder a la casa de acogida. -No son cifras récord. -No, esas se dieron durante la pandemia. Además, hemos pasado de atender a 22.000 personas el año anterior a 19.400. Esto se debe a que no contamos con tantos recursos. -Córdoba tiene tres de los barrios más pobres de España. ¿Qué está haciendo Cáritas allí? -Nuestra principal fuerza en esas zonas son las parroquias. Son las que más actividad tienen de la ciudad y las que están verdaderamente presentes en el territorio. -Uno de los principales problemas es que los jóvenes de esas zonas entran en un círculo vicioso que les impide salir del barrio. ¿Se está trabajando en eso? -Sí. Uno de nuestros objetivos no es solo cubrir necesidades básicas, sino también acompañar procesos de desarrollo personal. Ese es el sentido de Solemccor, donde damos empleo y formación para impulsar a las personas. Este enfoque lo llevamos a todos nuestros programas, incluido el de atención a personas sin hogar. -¿Echa en falta más apoyo de la administración? -La administración dispone de recursos muy superiores a los nuestros. Sin embargo, cuando una persona vive en la calle, parece que es responsabilidad exclusiva del tercer sector. Y no es así: es un problema de toda la sociedad, del que la administración también debe hacerse cargo, igual que lo hace cuando una persona delinque o enferma. Para muchas realidades no existe esa implicación pública, y la sociedad tiende a pensar que algo habrá hecho. Con la salud y la educación sí se asume responsabilidad, pero en otros casos no. -¿Cuáles son los principales proyectos en los que están trabajando? -Por un lado, Entidades con Corazón, que busca implicar a la sociedad en su conjunto, no solo económicamente, sino también en aspectos como la inserción laboral. Por otro, el problema de la soledad no deseada, especialmente entre las personas mayores, que es una realidad en auge y a la que debemos saber responder. -Para terminar, ¿qué ha aprendido durante este año? -(Piensa). Antes mi relación con Cáritas era más superficial. Ahora pongo cara y nombre a las personas sin hogar, y eso me ha hecho crecer mucho. Por eso invito a todo el mundo a colaborar. Esta experiencia me ha cambiado la visión que tengo de la ciudad. Suscríbete para seguir leyendo
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