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Concordia » Hora Digital
Fecha: 14/07/2025 07:30
Charla con José María “Pechito” López A los 42 años, uno podría creer que un piloto ya está pensando más en colgar los guantes o en correr sin tanta presión. Pero ese no es el caso de José María López, que asegura que se “sigue calentando igual que antes” porque lo da todo, el 110 por ciento, fiel al estilo que lo catapultó a ser uno de los mejores pilotos de la historia argentina. Con una trayectoria internacional impresionante, ganó cinco títulos mundiales: tres en el desaparecido WTCC (Campeonato Mundial de Autos de Turismos) y dos en la categoría principal, la Hypercar, del Campeonato Mundial de Endurance (WEC). En 2021 también se quedó con las 24 Horas de Le Mans. Actualmente sigue compitiendo en la categoría top de las carreras de resistencia y este domingo consiguió su primera victoria en la divisional más chica, la LMGT3, al mando de un Lexus, ya que sigue en el equipo Toyota. El triunfo fue en las 6 Horas de San Pablo, en el Autódromo José Carlos Pace de Interlagos, donde no le extrañó la gran cantidad de argentinos presentes, porque “estamos muy cerca y el que le gusta el automovilismo y puede, se da una vuelta”. Hace más de veinte años empezó su trayectoria afuera, cuando lo llamó Renault F1 para su programa de pibes. Anduvo miles de kilómetros en los autos que Fernando Alonso manejó para ser bicampeón mundial en 2005 y 2006. El de Río Tercero conoce a fondo el ambiente y es amigo de Franco Colapinto, a quien bancó y también se refirió a Flavio Briatore, a quien conoce de cuando estaba en la misma estructura de Enstone, que ahora es Alpine. El cordobés se siente más que vigente, y por eso sigue corriendo a nivel internacional. Descartó los rumores sobre un posible retorno al Turismo Carretera el año que viene. Algún día seguramente irá por esa corona que se le escurrió el 20 de diciembre de 2009, cuando una mancha de aceite lo dejó sin el título en el Autódromo de Buenos Aires. Fue en la época en que había vuelto a correr a nivel nacional, donde salió tricampeón del TC 2000 y también se llevó un título en el Top Race. En Interlagos, con la buena onda de siempre, aceptó charlar mano a mano con Infobae y no se guardó nada. -¿Cómo es darle a fondo tanto tiempo, más allá de que se turnan? -Hoy en las carreras de resistencia los autos están preparados para ir a fondo toda la carrera. Obviamente, el desgaste físico y mental es importante, pero tenés momentos para descansar y seis horas no es un problema tan grande, porque al final hacés dos o tres stints (tramos de carrera) a lo sumo. Pero está bueno y los autos mejoraron un montón en ese aspecto. -¿Qué onda el WEC? ¿Por qué pegó ese estirón en los últimos años? -Por varias razones: hay un reglamento que le permite a las marcas participar en un campeonato mundial sin gastar una fortuna. Claro, los cambios que le metieron al reglamento para los Hypercar hicieron que muchas marcas se prendieran. Y obviamente los GT3, que siempre fueron los caballitos de batalla. Hay muchísimos autos por todos lados. Hoy los GT3 son los que más se usan a nivel global: en el DTM europeo, en el World Challenge, en el WEC. Se usan un montón. Hay un parque automotor importante. Hoy, dejando de lado la Fórmula 1, es sin dudas una de las mejores categorías. -¿Qué onda con tu futuro? ¿Seguís por acá? -Sí, sigo con Toyota, metido en este proyecto. Ahora están laburando en un auto nuevo, aunque no sabemos bien cuándo va a debutar, pero esperando con muchas ganas el auto nuevo, porque el Lexus ya tiene sus años en pista, quedó medio viejo en un montón de cosas. Así que creo que cuando lo tengamos, vamos a dar mucha más guerra. -Corre un rumor sobre una posible vuelta al Turismo Carretera el año que viene… -No, no, por ahora no. -¿Cómo lo viste a Franco Colapinto? –Para mí, no se le puede pedir más. Obvio que la situación es distinta a la del año pasado, cuando el Williams andaba mejor y parecía más fácil de llevar. Pero hoy le tocó estar en un Alpine que, hoy por hoy, es un auto también bastante jodido de manejar. Los errores que tuvo, lamentablemente, a veces uno no elige el lugar y fueron en lugares que lo complicaron. Pero si uno ve que Gasly en Austria hizo un trompo de 360 grados en la última curva y quedó en pista. En las pruebas de Silverstone, también antes de la clasificación, hizo un 360 en Copse y quedó en pista. Y estamos hablando de un piloto recontra experimentado. Pero bueno, es complicado, obvio. Ojalá el auto mejore, pero creo que él está haciendo todo lo que está a su alcance. No es joda, está en la F1 donde hay muchísimas presiones. Y tiene que tratar de llevarla lo mejor posible, pero sin dejar de disfrutar el momento, porque está en un lugar de privilegio, también. -Vos laburaste con Briatore, ¿cómo es el Flavio? –No es un tipo fácil. Es más de negocios que de automovilismo en sí, por los antecedentes que tuvo antes de todo esto. No te sabría decir después de tanto tiempo, y más que nada por no haber estado ahí, pero bueno, los directores de equipo tampoco es que tengan muchas opciones. Algunos hacen cambios rápidos y otros no, pero también por ese lado debe haber mucha presión por conseguir resultados. Y lamentablemente, es como en el fútbol: muchas veces el técnico es el que paga el pato, porque obvio es uno solo y no son los 22 jugadores del plantel. En la F1 pasa lo mismo: o es el piloto o el director del equipo, porque obvio no podés cambiar a las 1.500 personas que laburan para hacer un F1. -Volviendo al WEC, el CEO de la categoría (Frédéric Lequien) tiró que hubo charlas por Argentina. ¿Te ves con una fecha en Buenos Aires? -Sí, sea en Buenos Aires o donde sea. Obvio que sería buenísimo venir con el WEC, más que nada con el fanatismo que tienen los argentinos. Seguro sería una locura. Ojalá se dé. -Acá en Argentina la gente está re enganchada con el WEC, ¿te llega esa onda, cómo lo ves? -Es una categoría muy copada. Son carreras de mucha duración, pero que dan mucha chapa a chapa en pista, mucha variedad. Entonces, bueno, obvio, creo que es muy buena. Obvio que no vas a ver la chapa a chapa por 12 o 24 horas de carrera, pero son carreras que enganchan. -¿Hoy corrés más para disfrutar o seguís metiéndote la misma presión de antes? -No, lo veo igual, con el mismo entusiasmo y ganas de siempre. Todavía tengo muchas ganas de manejar. Me encanta y me sigo calentando igual que antes, queriendo ganar lo mismo. Seguro estoy en otra etapa de mi vida, pero todavía con muchas ganas de seguir. No me pongo una fecha todavía para cuando pueda largar, más que nada porque me siento muy bien, físicamente estoy impecable y con muchas pilas. -A nivel internacional, ¿no hay un fin? -No, el límite me lo van a marcar los contratos. Pero personalmente, sigo pensando en un montón de años más. -¿Y alguna chance de correr en Hypercar de nuevo? -¿Y por qué no? Sigo siendo piloto de reserva, pero bueno, también aprendí a asimilar que ya no tengo 20 ni 30 años. O sea, soy de los más veteranos en el paddock. Y bueno, obvio que eso muchas veces se paga. Pero en cuanto a rendimiento, lo demostré el año pasado cuando me tuve que subir de nuevo, e incluso lo veo cuando me toca probar el Hypercar si les falta un piloto más. Pero bueno, la edad está, y vienen los pibes y hay que darles su lugar también. Es un ciclo natural de la vida y del deporte. Pero bueno, mientras siga viendo que soy competitivo y tenga ganas de seguir, sea en GT3 o en Hypercar, me cabe porque sigo corriendo. -Qué zarpada la carrera de Le Mans 2024, largaste último y terminaste segundo. ¿Cómo la recordás? -Fue especial porque, digamos, yo no estaba en el equipo, obvio que al principio fue un momento medio incómodo, porque se había lastimado un amigo, un hermano para mí como Mike (Conway). Pero después, llegar así, sin haber probado y terminar siendo el piloto más rápido del equipo, que me dieran las últimas cuatro horas cuando en realidad no tenía que haber estado arriba del auto, y ahí arriba peleando, remontando, achicando diferencias, sintiéndome fuerte, fue una belleza. Obvio que duele y quema un poco haber estado tan cerca y no haberlo podido conseguir. Pero bueno, cuando uno ve cómo fue la carrera, que sin dudas no éramos el auto más rápido ese año y haber largado último con todo lo que pasó, además de la carrera en sí con lluvia y un montón de cosas más, creo que fue una forma re linda mía de decir “acá estoy”. Y también, obvio, si era la última carrera, de irte con la frente bien alta.
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