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Parana » Informe Digital
Fecha: 14/07/2025 07:25
CÓRDOBA.- Paola Carreño, experta en agronegocios, se dedica a “conectar” el potencial de la producción ganadera argentina con exigentes mercados globales, “generando valor a través de la estrategia, la exportación y la sustentabilidad”. Colabora con diversas empresas y asociaciones del sector cárnico premium, empleando una estrategia única: “ir desde la demanda hacia atrás”. A partir de estos diagnósticos, buscan diferenciarse mediante la calidad, trazabilidad, responsabilidad social y la percepción del consumidor. Magíster en Agronegocios y exdirectora de dicha carrera en la Universidad Siglo 21, decidió enfocarse en productores o grupos con “potencial real de exportación”. Desde esa base, explica: “Consideramos la demanda y, a partir de ahí, retrocedemos. Organizamos qué producir para cada nicho de venta. Un frigorífico puede clasificar en la mesa de desposte, pero en el campo -aplicando mayor inteligencia productiva- también se puede segregar con el animal vivo y lograr consistencia en las operaciones.” En diálogo con LA NACION, reconoce que colabora con empresas que presentan “un perfil diferente; son abiertas a la propuesta, son ejecutivos que observan el mercado. Debe existir inteligencia comercial; se trata de unir las partes de manera inversa, donde el primer eslabón es el cliente.” Carreño enfatiza su firme creencia en “la innovación, la excelencia y la construcción de marcas que cuenten historias reales, con un impacto económico, social y ambiental.” Al compartir experiencias, selecciona un grupo que posee campos de cría en Santiago del Estero y una cabaña en Corrientes, dedicándose a la cría de Braford y Angus, que operan con “trazabilidad y blockchain”. Este sistema está integrado; la cadena comienza en la genética y su elemento distintivo del trazado radica en el blockchain. El cliente puede escanear la etiqueta y seguir el recorrido de la carne, desde el animal en pie. El grupo exporta a países árabes, a la Unión Europea y en menor medida a Estados Unidos. Carreño señala que los últimos meses han sido “difíciles” y han llevado a cabo una reestructuración debido a la presión de los costos. Venden a importadores que distribuyen en diversos canales, incluidos restaurantes. La experta sostiene que Argentina está “bien posicionada en lo productivo y en lo tecnológico”, pero queda “mucho por hacer en materia de costos para ganar competitividad”, así como en lo relacionado con el Estado y la firma de acuerdos comerciales. “Una vez que se ingresa a un mercado, es fundamental ser consistentes; de lo contrario, se pierden los clientes específicos. Es muy difícil ‘descomoditizar’ y, una vez logrado, hay que mantenerlo”, subraya. Añade que existe una demanda creciente interesada en conocer la procedencia de los alimentos. “Hay mediciones que lo evidencian y la avidez no solamente radica en conocer el origen, sino también en cómo fue producida la carne y la responsabilidad social de la empresa. Sin embargo, lo primordial sigue siendo la calidad, y luego aparece la ‘calidad social’”, aclara. En cuanto a los precios, comenta que esta carne no resulta más cara que la que carece de trazabilidad. “Deben pasar meses suficientes para intentar fijar un precio diferente”, agrega. Con otro grupo de productores de Buenos Aires y Santiago del Estero, están preparando la primera exportación de carne Wagyu bajo su propia marca. Carreño especifica que es un proceso complicado, debido a que “la clasificación se realiza según la escala internacional. Hay que seguir esos parámetros para formular el pedido.” La Wagyu tiene precios “notablemente diferentes, más altos y un tamaño de porción más pequeño”. El grupo faena en un frigorífico de Córdoba y exporta vía aérea a Estados Unidos, España y Brasil. “En Kobe hay mucho por hacer; certificar es clave y en Argentina no existe el protocolo. Esa es una herramienta sumamente importante”, añade Carreño. Asimismo, trabaja con la Asociación Argentina de Braford: “Hay que hacer mucho tranqueras adentro, pero pensando en el exterior. Es necesario medir y medir para saber qué se envía al frigorífico; a veces un productor cree que tiene el mejor animal, pero no lo conoce desvestido. Es una tarea intensa que rinde frutos.”
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