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» Elterritorio
Fecha: 13/07/2025 11:56
La pista Erik Barney fue escenario de emociones y grandes marcas, pero también de historias que conmueven. Entre más de 150 atletas, Mía Galeano brilló en velocidad y compartió podio con su mamá, Yésica Ortiz, campeona en marcha atlética. domingo 13 de julio de 2025 | 8:30hs. Mía compartió la emoción del podio con su mamá Yesica. La pista del Cepard volvió a latir con fuerza. Desde temprano, el aire se llenó del sonido de los cronómetros, las zapatillas golpeando el tartán, y las voces de aliento entre atletas, entrenadores y familias. Se disputó una nueva edición del Campeonato Provincial de Atletismo sub 16, una jornada que reunió a 156 atletas de toda la provincia y algunas delegaciones invitadas, en una verdadera fiesta del deporte formativo. Las pruebas, organizadas por la Federación Misionera de Atletismo, se extendieron desde las 10 hasta las 17.30 y abarcaron disciplinas de pista y campo, con presencia de atletas desde los sub 12 hasta los Master +40. Pero entre tantas marcas, registros y tiempos, hubo una historia que se robó las miradas y los aplausos, la de Mía Galeano y su mamá, Yésica Ortiz, quienes compartieron no solo el día de competencia, sino también el amor profundo por el atletismo. Mía Galeano fue una de las figuras de la jornada y se llevó varias medallas para Eldorado. Fotos: Natalia Guerrero Mía Galeano, de 15 años y oriunda de Eldorado, fue una de las figuras del día. Con una sonrisa tímida pero segura, contó que se subió al primer puesto del podio en los 100 y 200 metros, una alegría que le costó meses de entrenamiento y superación personal. “Vengo entrenando desde principios de año. Fue duro, muchos nervios, pero valió la pena. Estoy muy feliz”, aseguró. Su vínculo con el atletismo comenzó a los ocho años con el profesor Vinicio, quien hoy reside en Ecuador. “Arranqué haciendo cosas más coordinativas, después pasé por marcha porque él profe era campeón en eso. Luego me fui metiendo en velocidad y vallas”, explicó la joven, que ya sueña con representar nuevamente a Misiones en torneos nacionales. Oluf Johansson voló en los 100 metros y busca clasificar a los Evita 2025. “Este año voy por velocidad y vallas. Ya tuve la experiencia de competir en 2023 y 2024 a nivel nacional , y ahora vamos de nuevo por más”, agregó. Pero lo que hace aún más especial su historia es que no corre sola. Su mamá, Yesica Ortiz, de 41 años, también fue protagonista en la pista. Practica marcha atlética desde hace tres años y ayer se colgó otra medalla, como ya lo hizo en la Copa Nacional donde fue campeona en los 10 kilómetros. “Es una bendición compartir esto con mi hija”, expresó Yésica. “Entrenamos juntas, nos acompañamos. Ella me graba, yo la aliento. Verla superarse me llena de orgullo. Me inspira. Cuando la veo en la pista, siento que si ella puede, yo también puedo”, confesó la madre. Alma se quedó con los 100 metros y salto en largo, continuando con el legado. Ambas se fueron del Cepard con medallas, pero sobre todo con algo más valioso, la certeza de que el deporte es un lenguaje que fortalece los vínculos y que las une más allá de la pista. “Ella empezó cuando yo arranqué también. Vinicio me invitó a probar marcha, al principio no quería, ahora no puedo parar. Me entusiasmé, empecé a ganar y hoy disfruto cada momento”, contó Yésica. “Mi mamá es una genia. Siempre la veo esforzarse. Me emociona que estemos en esto juntas. Nos apoyamos muchísimo”, dijo la joven velocista. Mientras las pruebas seguían su curso y otros atletas se preparaban para sus pruebas, más allá de los registros o las clasificaciones, su historia dejó una marca que no se mide con cronómetros, la del amor compartido, la del ejemplo, la de un legado que corre a toda velocidad hacia el futuro. Un ‘Descendiente’ que acelera Otra de las historias que dejó su huella en la jornada fue la de Oluf Johansen, también oriundo de Eldorado. Su nombre, tan particular como su historia, es un legado familiar, significa “el descendiente”, y lo heredó de su abuelo danés. Ayer ese nombre resonó fuerte en la pista del Cepard cuando cruzó primero la meta en los 100 metros sub 16. “Por suerte me fue bien, pude quedar primero, pero todos tienen mérito, todos los que corren”, dijo después de la carrera. Lejos de venir del atletismo desde chico, Oluf comenzó su vínculo con el deporte de manera reciente. “De chico jugaba al fútbol, pero hace dos o tres años comencé en esto. Y este año le estoy metiendo con todo”, contó. El año pasado logró clasificarse a los Juegos Nacionales Evita, donde viajó a Mar del Plata. “Ahora quiero mejorar mi marca personal para poder clasificar a los nacionales y tratar de alcanzar un podio”, afirmó. El amor por el deporte no es nuevo en su familia. Su hermana practicaba fondo y medio fondo, su papá fue maratonista. Hoy, tanto él como su mamá lo acompañan en esta nueva etapa de crecimiento. “Lo que más me gusta del atletismo es poder compartir con los demás chicos, hacer amistades. Lo importante no es ganar, aunque se disfruta”, aseguró. Alma de campeona Desde Posadas, otra joven que dejó su marca en la jornada fue Alma Osudar, de 15 años, quien tuvo una actuación impecable al quedarse con el primer puesto tanto en los 100 metros como en el salto en largo. Detrás de sus marcas hay una historia que conecta generaciones, pasión y mucho esfuerzo. “Mi papá fue atleta, tiene unrécord sudamericano, y desde ahí me inculcó el amor por este deporte”, explicó Alma. Su papá, Roberto Osudar, fue campeón sudamericano en 1992 en Viña del Mar, Chile, y hoy, junto a su mamá Clarisa De María, ambos profesores de educación física, acompañan cada paso de su hija en la pista. Aunque sus primeros pasos fueron en la gimnasia y la danza, hace dos años Alma se volcó de lleno al atletismo. Hoy, ya es una de las velocistas y saltadoras más prometedoras de su categoría. “Me encanta el deporte. El año pasado competí en los Juegos Evita y quedé cuarta en salto en largo. Este año ya estuve en otra competencia nacional, volví a quedar cuarta, pero mejoré muchísimo mi marca”, contó. Su proyección es clara, quiere volver a representar a Misiones a nivel nacional y esta vez subirse al podio. “Estoy muy cerca, la idea es seguir esforzándome al máximo y disfrutar”, afirmó. “El atletismo es complicado, pero con esfuerzo y disciplina, todos los sueños se pueden cumplir”, concluyó. Con una sonrisa tranquila y el aplauso de su familia, Alma dejó la pista sabiendo que no solo compitió, sino que honró un legado familiar. Como Mía y Oluf, es parte de una generación que demuestra que en cada salto, en cada zancada, se puede construir algo más que una marca, se puede construir una historia.
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