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» El Ciudadano
Fecha: 12/07/2025 21:09
Miguel Passarini La presente edición del Festival de Teatro de Rafaela (FTR) que finaliza este domingo luego de seis jornadas de una profusa programación y actividades especiales, sin lugar a duda, no será una más. En principio, porque este encuentro, el más importante en su tipo del país, está cumpliendo veinte años, dos décadas en las que experimentó, creció y se instaló de forma definitiva en el imaginario de la escena nacional, pero sobre todo, en el de su valiosa comunidad que lo elige, lo apoya y garantiza cada año su continuidad. Más allá de este aniversario, las funciones del FTR, que ofrece en seis jornadas una programación con 30 espectáculos de distintos puntos del país, estuvieron teñidas de la preocupación y el reclamo de un sector de la cultura nacional que, como otros, ve peligrar su continuidad de cara al desmantelamiento del Instituto Nacional del Teatro (INT) en la era de los recortes a la cultura que lleva adelante el gobierno de Milei, habiendo sido el mismo INT el que creó las bases de este encuentro, dado que surgió en 2005 a partir de la Fiesta Nacional del Teatro que se hizo en la ciudad un año antes, y que ahora continúa con la cogestión del municipio local y el Ministerio de Cultura de la provincia de Santa Fe, además de apoyos de empresas privadas, con un presupuesto acotado pero con gran capacidad de gestión. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Diario El Ciudadano (@diarioelciudadano) Pero además, como siempre, el teatro es una caja de resonancia de las problemáticas que lo rodean y tanto por acción como por omision, siempre es un acontecimiento político, que más allá de todo adquiere nuevas resonancias en los contextos donde se produce. Es por eso que cada obra dialoga desde su poética, en una búsqueda de sentido, con una idea que se completa con la mirada de un público. Pero además, en cada función, detrás de los aplausos, se sumaron los pedidos de las y los artistas que de forma unánime dicen no a la desaparición del INT que desde 1997 a la fecha, a partir de la Ley 24.800, cambió la historia del teatro independiente en el país. En el mismo sentido, las y los periodistas y/o críticos de teatro que participan de la presente edición también manifestaron su apoyo a la continuidad del INT tal como fue concebido, en un momento en el que además desaparecieron las distintas instancias de lo que decanta en la Fiesta Nacional del Teatro de cada año, que se realiza en diferentes puntos del país y de la que no hay noticias para este 2025, entre muchos otros recortes. Cabe recordar que en mayo pasado, el Gobierno nacional publicó el Decreto 345/2025, que dispone la reestructuración del INT que entre muchas otras cosas pierde su autarquía y su conducción federal y por lo tanto se centraliza. La decisión generó una enorme preocupación en el sector que entre más comenzó a denunciar en redes el vaciamiento, en un momento de altísima complejidad económica, donde entre tantas otras cosas, ven peligrar la continuidad de las salas independientes que en muchos casos dependían de subsidios que ya no llegan. Las reuniones de estos días en todo el país del sector del teatro independiente gestaron una serie de comunicados donde se le pide a las y los legisladores la derogación del decreto 345 en medio de la renuncia del último director del INT, Mariano Stolkiner, que se concretó esta misma semana, lo que deja entrever que los cambios son inminentes. Es momento de recordar, como los hicieron las y los teatristas que pasaron por el FTR, que el INT fue creado por ley con el objetivo de fomentar, proteger y desarrollar la actividad teatral en todo el territorio argentino, de una gran vastedad y enorme diversidad. También se dijo en varias oportunidades en los cierres de funciones y espacios de devoluciones, que el desfinanciamiento es injusto por muchos motivos pero particularmente porque se trata de un organismo autárquico y descentralizado que no le quita fondos a otra áreas, sino que siempre se manejó con fondos propios que le corresponden por ley. El INT se financiaba casi en su totalidad con recursos muy específicos, a partir de un porcentaje del producido de los juegos de azar administrados por Lotería Nacional, entre más, y de un porcentaje de lo recaudado por el Enacom, lo que le permitía tener autonomía económica sin depender del presupuesto general del Estado. También se denuncia el cierre de las delegaciones provinciales, espacios de gestión y apoyo de proyectos teatrales, lugares de cercanía para la creación y el mantenimiento de salas y la realización de encuentros y festivales, como pasó hasta hace un tiempo con el de Rafaela, hoy convertido en un verdadero faro de las escénicas del país en el que todos quieren estar y que a pesar de todo, mira al futuro sabiendo que la comunidad local, de ser necesario, reclamará por su presencia.
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