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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/07/2025 04:54
Katherine Bowes - Lyon nació hace 99 años fue miembro de la realeza -sobrina de Isabel, la Reina madre y prima de Isabel II- y permaneció encerrada y oculta en un psiquiátrico toda su vida “Ni, a pesar de su riqueza fabulosa, sus 60 criados y sus botellas de champagne de 300, nunca les brindó a sus sobrinas los artículos más básicos. Hasta 2002, la familia real ni siquiera le proveyó a Katherine su propia ropa interior”, escribió Norman Baker en su libro sobre la familia real británica titulado And What Do You Do? (¿Y usted a qué se dedica?). La historia de las primas ocultas de la Reina Isabel II —Nerissa y Katherine Bowes-Lyon—, internadas en un hospital psiquiátrico y dadas por muertas en los registros oficiales, salió a la luz en 1987, cuando la prensa sensacionalista británica denunció el caso y mostró el lado más oscuro de la monarquía. Nerissa Bowes - Lyon En 1987, The Sun tituló en la portada: “Prima de la Reina encerrada en un manicomio”, junto a la fotografía de una anciana desaliñada, Katherine. El tabloide reveló que ambas mujeres, primas hermanas de la Reina Isabel II, figuraban desde hacía muchos años como fallecidas en el libro Burke’s Peerage, la referencia genealógica de la aristocracia británica e irlandesa desde 1826. Sin embargo, la realidad era distinta: Nerissa había muerto en 1986 - apenas un año antes de la publicación-, mientras que Katherine seguía viva y lo estaría hasta 2014. El escándalo se agravó al conocerse que las hermanas habían sido internadas en 1941 en el Hospital Real de Earlswood para personas con discapacidad intelectual, y que, según la prensa, vivieron en condiciones precarias, sin visitas ni regalos de cumpleaños o Navidad. El silencio del palacio de Buckingham alimentó la sospecha de que la familia real había ocultado a las primas para impedir cualquier asociación entre la nobleza y la enfermedad mental. Las hermanas eran hijas de John Herbert Bowes-Lyon, hermano de la Reina Madre, Isabel Bowes-Lyon, quien se convirtió en reina consorte tras la abdicación de Eduardo VIII en 1936. John Herbert se casó con Fenella Hepburn-Stuart-Forbes-Trefusis, y se sospecha que por la rama materna existía un factor genético que afectó la salud de sus hijas, ya que la hermana de Fenella, Harriet, también tuvo tres hijas con discapacidades similares. En todos los enlaces importantes de la familia real las primas de la Reina Isabel II fueron las grandes ausentes como si no existieran La primogénita de John y Fenella, Patricia (1916-1917), falleció antes de cumplir un año; después nacieron Anne (1917-1980), Nerissa (1919-1986), Diana (1923-1986) y Katherine (1926-2014). Mientras Anne y Diana llevaron vida de aristócratas, Nerissa fue marginada desde la infancia: no fue invitada siquiera a la boda de su tía Isabel (1923) con el príncipe Alberto, duque de York, futuro Jorge VI, pese a tener ya cuatro años. Katherine, la menor, nació pocos meses después que su prima, la futura Isabel II. Ambas compartían abuelos: Claude y Nina Bowes-Lyon, condes de Strathmore y Kinghorne. El libro de Norman Baker, ex miembro de la Cámara de los Comunes y del Consejo Privado de la reina, que documenta el drama vivido por Nerissa y Katherine, asegura que las chicas “fueron despachadas un día oscuro de 1941 a un asilo para personas con dificultades de aprendizaje, un establecimiento lúgubre que había abierto en 1853 como el Asilo Nacional para Idiotas”, según la terminología de la época. El autor subrayó que nunca se explicó por qué ni por orden de quién se decidió internar a las hermanas, de 22 y 15 años, en ese momento y lugar. Burke’s Peerage consignó la muerte de Nerissa en 1940, antes de que ingresara en el hospital, y la de Katherine en 1961, aunque ambas fechas eran falsas. El escándalo de 1987 llevó a Lord Clinton a defender a su tía Fenella, sugiriendo que los errores en los formularios de Burke’s Peerage podían deberse a imprecisiones de ella, no a una intención deliberada de ocultar a las hijas. Baker, tras consultar a uno de los editores, Harold Brooks-Baker, explicó: “Cualquier información que nos da la familia real se acepta, aun si tenemos pruebas de lo contrario”. En 1996, Katherine y su prima Idonea —hija de Harriet y también internada en Earlswood—, únicas sobrevivientes de la familia real en la institución, fueron trasladadas al hospicio Ketwin House, también en Surrey, que cerró en 2001, lo que motivó un nuevo traslado. El antiguo edificio de Earlswood se transformó en apartamentos de lujo. Foto del casamiento de la Isabel, la Reina Madre, en 1923. Nerissa ya tenía 4 años y no fue invitada La muerte de Nerissa en 1986, a los 66 años, fue seguida de un funeral para indigentes, según denunció The Sun y confirmó en 2011 el documental de Channel 4, The Queen’s Hidden Cousins. Baker añadió: “Su tumba en el cementerio municipal de Redhill solo se podía identificar por tiras de plástico [con su apellido] y un número de serie”. Tras el escándalo, una persona anónima donó una lápida para Nerissa. En 1996, la Reina Madre declaró al Daily Express que solo se enteró del encierro de sus sobrinas en 1982, cuando los Amigos del Hospital le escribieron. Baker cuestionó esa versión: “Sin embargo, ella debe de haber conocido perfectamente el destino de sus sobrinas cuando fueron fletadas en 1941, y bien podría haber sido parte del proceso de decisión”. En ese momento, la Reina Madre era la esposa de Jorge VI y reina de Inglaterra, lo que hacía improbable que su cuñada —cuyo esposo había muerto en 1930— tomara sola una decisión que pudiera afectar a la Corona. Baker se preguntó: “Y si en efecto no estuvo involucrada, ¿no advirtió que de pronto no estaban más, no preguntó qué había sucedido con ellas? Aun si solo la alertaron sobre esto en 1982, ¿no la impactó el destino de sus sobrinas, no actuó para remediarlo? No. No hizo nada”. La Reina Isabel II junto a la Reina Madre quienes guardaron un secreto familiar que salió a la luz a fines de los ochentas por una publicación de The Sun (AP Photo / Roberta Parkin) La Reina Madre era patrocinadora de Mencap, organización benéfica para personas con dificultades de aprendizaje, pero el documental de 2011 destacó que “durante su estadía en el hospital no existen registros de que las hermanas recibieran visitas de algún miembro de la familia Bowes-Lyon o de la familia real”. El personal de Earlswood entrevistado en la película afirmó que el palacio de Buckingham nunca envió ni siquiera una tarjeta de Navidad. Lady Elizabeth Anson, otra prima de la reina, consideró que el programa “hería” a la monarca y lo calificó de “invasión a la privacidad”, acusando a los autores de “capitalizar la conexión real e ignorar los hechos, porque la familia siempre cuidó a las hermanas”. Una sobrina de Nerissa y Katherine, hija de Anne —quien se casó y se convirtió en la princesa Ana de Dinamarca—, relató a la prensa que su madre solía visitar a sus hermanas y mandarle regalos, aunque ellas no la reconocían y tenían dificultades para hablar y comprender los lazos familiares. La única persona a la que sí reconocían era a su madre, Fenella, quien las visitó regularmente hasta su muerte en 1966. El documental presentó testimonios del personal del hospital, como Onelle Braithwaite: “Si la Reina o la Reina Madre salían en televisión, ellas hacían una reverencia, muy majestuosa, muy abajo. Evidentemente tenían alguna clase de recuerdos. Era muy triste. ¡La vida que podrían haber tenido! Eran dos hermanas encantadoras. No hablaban, pero señalaban y hacían sonidos, y cuando uno llegaba a conocerlas podía entender lo que trataban de decir. Hoy probablemente hubieran recibido terapia para comunicarse mejor. Entendían más de lo que parecía”. Baker insistió en la falta de implicación de la Reina Madre, quien, según él, ni siquiera tras enterarse del encierro de sus sobrinas en 1982, las visitó. Hasta 2002, la familia real no proporcionó a Katherine su propia ropa; la institución la vestía con prendas del municipio. Según el Daily Mirror, la Reina Madre “envió una cifra de dinero de cuatro dígitos” para que las mujeres recibieran regalos de cumpleaños y Navidad. Baker propuso que la omisión de Nerissa y Katherine respondía a la persistencia de actitudes victorianas en la familia real, que tendía a encerrar o excluir a los familiares incómodos y a no hacer preguntas. “Ojos que no ven, corazón que no siente. Quizá este enfoque le pareció natural a la familia en su momento. Era lo que se hacía en esas circunstancias”, escribió. También sugirió que pudo tratarse de una decisión consciente para preservar la imagen de una familia impecable, ya que “la base del principio hereditario es que invariablemente genera un linaje perfectamente formado para asumir los cargos máximos del país, una posición intelectual dudosa, en el mejor de los casos, o una que recuerda a la desagradable teoría de la pureza aria de la década de 1930”. Cuando cerró Earlswood y Katherine fue trasladada a otro centro, el Servicio de Salud Nacional (NHS) asumió los gastos, no así la familia real. El desinterés de los Windsor solo aumentó el interés de la prensa sensacionalista: un periodista de The Sun intentó entrar en el hospital con un ramo de flores para Katherine, y Geraldo Rivera viajó desde Estados Unidos para filmarla en secreto con una cámara oculta.
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